Confianza y censura
Trece meses despu¨¦s de iniciada su segunda legislatura, el Gobierno de Zapatero ha respetado el uso pol¨ªtico de pedir al Congreso la convocatoria del debate anual sobre el estado de la naci¨®n, inaugurado en 1984 a iniciativa de Felipe Gonz¨¢lez cuando los socialistas dispon¨ªan de una abrumadora mayor¨ªa en la C¨¢mara. La actual correlaci¨®n de fuerzas dentro del hemiciclo, sin embargo, imposibilitar¨¢ esta vez que el pleno del martes sea -como ocurri¨® hace 25 a?os- una tranquila sesi¨®n de di¨¢logo pol¨ªtico dominada por el presidente del Gobierno.
Durante las ¨²ltimas semanas, los 169 diputados socialistas han tenido problemas a la hora de reunir los apoyos necesarios que les permitieran alcanzar la mayor¨ªa absoluta de 176 esca?os o incluso la mayor¨ªa simple -por encima de los 152 diputados del PP y la suma de sus aliados- en votaciones ordinarias. Esa incertidumbre puede llegar a inculcarles el s¨ªndrome de la soledad y el aislamiento.
El Congreso celebrar¨¢ pasado ma?ana el debate de pol¨ªtica general sobre el estado de la naci¨®n
En cualquier caso, dos amenazas de distinto signo e improbable materializaci¨®n penden sobre la estabilidad del Congreso de aqu¨ª a 2012. La moci¨®n de censura, propuesta por 50 diputados de la oposici¨®n, y la cuesti¨®n de confianza, planteada por el Ejecutivo, son las dos herramientas parlamentarias previstas por la Constituci¨®n para derribar o confirmar al presidente del Gobierno. Aunque el PP gane batallas -ya lo ha hecho- en votaciones ordinarias, la moci¨®n de censura capaz de eliminar a Zapatero y de sustituirle por Rajoy como presidente exigir¨ªa mayor¨ªa absoluta: no resulta f¨¢cil imaginar cu¨¢l podr¨ªa ser la composici¨®n de esa coalici¨®n negativa. Tal vez por ese motivo los portavoces de la oposici¨®n incitan al presidente del Gobierno a plantear ante la C¨¢mara la cuesti¨®n de confianza: tampoco es concebible que Zapatero se meta en ese jard¨ªn sin tener bien amarrada la victoria.
La fecha de los debates sobre el estado de la naci¨®n, un uso pol¨ªtico de sabor presidencialista sin base reglamentaria, no est¨¢ fijada en el calendario del Congreso para una estaci¨®n o un mes determinados. Esta vez, el momento elegido para su convocatoria es sorprendente: celebrada el pasado 22 de abril la comparecencia de Zapatero ante la C¨¢mara, a fin de justificar la decepcionante remodelaci¨®n de su Gabinete y dar cuenta de las medidas contra el paro, los partidos est¨¢n ahora sumergidos en la campa?a de las europeas del 7-J. El hacinamiento temporal de dos plenos televisados con s¨®lo 20 d¨ªas de intervalo y temario solapado tal vez se explique por el deseo presidencial de transmitir optimismo con noticias sobre los brotes verdes de la econom¨ªa nacional e internacional.
En ¨²ltima instancia, corresponder¨¢ a los electores expresar su confianza o su censura respecto al Gobierno. Sin olvidar que la opini¨®n p¨²blica se muestra cada vez m¨¢s propensa a los cambios de humor y a la volatilidad de preferencias en funci¨®n de las predicciones incumplidas y las expectativas defraudadas sobre la crisis.
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