Prensa y democracia
Momentos de crisis tan profunda como la actual deber¨ªan dar origen a grandes debates, amplificados y enriquecidos por los medios de comunicaci¨®n, a fin de que lleguen al mayor n¨²mero posible de ciudadanos. En algunos pa¨ªses es as¨ª y resulta realmente estimulante seguir la marcha de esas grandes pol¨¦micas que quiz¨¢ nos puedan ayudar a comprender lo que ocurre o incluso a iluminarnos.
Una de las grandes crisis del mundo globalizado es el futuro de la prensa impresa. No es algo que interese s¨®lo a los empresarios de medios de comunicaci¨®n, o a los periodistas que trabajamos en ellos, sino que implica al conjunto de la ciudadan¨ªa, porque, con matices, todos los que est¨¢n participando en esta pol¨¦mica creen que afecta tambi¨¦n, directamente, al car¨¢cter de la democracia. El periodismo realizado por la prensa escrita en el siglo XX ha ayudado a profundizar la democracia y se duda de que el periodismo ejercido en la web pueda generar recursos suficientes para financiar un trabajo profesional de ese nivel.
Para unos, los productos 'online' tienen mucha opini¨®n e informaciones planas. Para otros, cambiar¨¢n y mejorar¨¢n
Algunos defienden la f¨®rmula de 'The Guardian': una fundaci¨®n que financia periodismo de alto nivel
La revista brit¨¢nica Prospect Magazine (www.prospect-magazine.co.uk) es uno de los muchos escenarios en los que se alienta ese debate. En su ¨²ltimo n¨²mero plantea la cuesti¨®n en estos t¨¦rminos: "Est¨¢ claro que el periodismo, tal y como se conoci¨® en el siglo XX, est¨¢ en una crisis formidable (...). ?Pueden conservarse los mejores valores de ese tipo de periodismo en sistemas online?". La respuesta la dan Steven Johnson, que mantiene un novedoso blog llamado Outside.in, en el que intenta relacionar informaciones relativas a 16.000 peque?as ciudades norteamericanas, y Paul Starr, profesor de Asuntos P¨²blicos de la Universidad de Princeton.
Ninguno de los dos se atreve a predecir el futuro: "No s¨¦ si los peri¨®dicos van a desaparecer. Desde luego, no van a ser el objeto dominante en el mundo de la informaci¨®n", es lo m¨¢s lejos que llega Johnson. La pregunta, dice Johnson, es si va a surgir un nuevo modelo capaz de sostener un periodismo como bien p¨²blico, como el que sostuvieron los peri¨®dicos impresos. "Yo creo que hay buenas razones para creer que el sistema online est¨¢ evolucionando y ser¨¢ capaz, incluso, de mejorar el modelo del siglo pasado".
Starr no ve se?ales de que eso sea as¨ª: los productos online est¨¢n llenos de opini¨®n, de informaciones planas, rebotadas de unas a otras, de mucho testimonio y poca investigaci¨®n, y no son capaces de mantener el periodismo profesional a los niveles a los que ha llegado la prensa escrita, porque no generan el mismo volumen de recursos econ¨®micos, ni cumplen el papel de mediador exclusivo entre el mercado y el cliente que cumpl¨ªan los diarios.
El fin de la era de los peri¨®dicos implicar¨ªa as¨ª un cambio sustancial en el sistema pol¨ªtico, en el car¨¢cter de la democracia como se ha entendido desde finales del siglo XIX. La democracia, afirma, depende de la cobertura independiente de noticias en todos los niveles de gobierno. "Donde la informaci¨®n es d¨¦bil, la corrupci¨®n prevalece", anuncia Starr.
La publicidad, mantiene el profesor de Princeton, est¨¢ ahora mucho m¨¢s dispersa y no es capaz de ofrecer a los medios online dinero suficiente como para financiar niveles de periodismo como los alcanzados en el siglo XX. Por eso, afirma, est¨¢n surgiendo organizaciones filantr¨®picas que intentan remediar el problema financiando reportajes de investigaci¨®n. Por eso, algunos defienden el modelo del brit¨¢nico The Guardian, que depende de una fundaci¨®n que gana dinero con otras empresas, con el que financia el periodismo de alto nivel y las p¨¦rdidas del diario.
Starr es autor de un ensayo titulado Goodbye to the age of newspapers (Hello to a new era of corruption) -Adi¨®s a la ¨¦poca de los peri¨®dicos (hola a una nueva era de corrupci¨®n)-, publicado en marzo pasado (http://www.tnr.com), en el que mantiene que el cambio sustancial se ha producido ya. "Algunos peri¨®dicos", escribe, "un peque?o n¨²mero de los que existen hoy d¨ªa sobrevivir¨¢n a la transici¨®n a la web, pero probablemente no conservar¨¢n la centralidad, ni la voz autorizada que han tenido hasta ahora".
Johnson es menos pesimista: "Reconozco que va a exigir trabajo... Quiz¨¢ tendremos menos periodismo de investigaci¨®n, pero habr¨¢ m¨¢s 'ojos en la calle'... Usted ha hecho un gran trabajo describiendo lo que estamos en riesgo de perder con el fin del viejo modelo de peri¨®dico. ?Con qu¨¦ se le puede reemplazar, seg¨²n usted?" , interroga a su colega. "No con la web", responde Starr. "Los 'ojos en la calle' no reemplazan al periodismo independiente y profesional, sost¨¦n de la democracia, y ¨¦ste s¨®lo sobrevivir¨¢ si existen instituciones sin ¨¢nimo de lucro que lo apoyen". Un gran debate ciudadano, ?no?
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