Des¨®rdenes ministeriales
Una sola empresa, que es la Administraci¨®n del Estado, presenta modos de gesti¨®n no s¨®lo diferentes, sino contradictorios. En el Ministerio de Industria ordena, decide y comparece el ministro, Miguel Sebasti¨¢n; ¨¦l se fotograf¨ªa p¨²blicamente con sus decisiones y dif¨ªcilmente podr¨¢ un ciudadano bien informado mencionar siquiera el nombre de los secretarios de Estado de su departamento, figuras mudas y opacas. Por el contrario, en el Ministerio de Econom¨ªa tienen gran relevancia los secretarios de Estado, siempre ministros en ciernes y con gran influencia pol¨ªtica. Caos corporativo es que la vicepresidenta del Gobierno se ocupe de la televisi¨®n p¨²blica o que La Moncloa dirija y organice el Plan de Ahorro Energ¨¦tico o lo que se tiene por tal. Cierto, dir¨¢ el pragm¨¢tico, cada ministerio tiene su propio peso administrativo y proximidad a La Moncloa; pero ?no ser¨ªa ¨²til unificar los criterios de gesti¨®n corporativa del Estado?
El nombramiento de Jos¨¦ Manuel Campa como nuevo secretario de Estado de Econom¨ªa insiste en estos signos de desorden pol¨ªtico. Y no por su perfil ideol¨®gico, puesto que nada aportar¨ªa la filiaci¨®n pol¨ªtica a un cargo que requiere saberes espec¨ªficos. Si se quiere, en nombre de la presidencia espa?ola de la UE en 2010, un experto en econom¨ªa internacional, Campa cumple el requisito. Pero sorprende el retraso en cubrir la vacante en la Secretar¨ªa de Estado; una indecisi¨®n reveladora y que nunca se permitir¨ªa un grupo empresarial de envergadura.
Dos meses de trabajo ha perdido Econom¨ªa en algo tan delicado como el diagn¨®stico y ajuste del sistema financiero -el Fondo de Consolidaci¨®n, la cirug¨ªa en bancos y cajas- o en la preparaci¨®n de la presidencia de la UE. S¨ª, est¨¢ fundada la acusaci¨®n de desorden. Porque en la misma Administraci¨®n se producen casos laudables, como el del nuevo ministro de Fomento, que toma posesi¨®n con su equipo nombrado y listo para trabajar. Si se admiten sugerencias, que Zapatero mande a los ministros a un curso de organizaci¨®n de empresas; y que no sea del IESE, que de ah¨ª viene Campa y habr¨ªa sospechas de colusi¨®n.
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