El toro, una especie en extinci¨®n
Un esc¨¢ndalo; un gran esc¨¢ndalo... La corrida de ayer fue otra vergonzosa estampa del toro tullido, amuermado, enfermo, borracho, o vaya usted a saber qu¨¦, que con tanta y desgraciada frecuencia aparece en los ruedos. Toros imposibles, incluso, para el toreo de cursis bailarines en el que se ha convertido la fiesta en la actualidad.
Los toros -con perd¨®n para los toros bravos- de Pe?ajara fueron pura escoria, rodaron sin descaro por la arena y ofrecieron un lamentabil¨ªsimo espect¨¢culo. Pero as¨ª est¨¢ la fiesta llamada eufem¨ªsticamente de toros, cuando ya no hay toros bravos, ha desaparecido la especie, y lo que se cr¨ªa es un raro animal, resultado de una mutaci¨®n gen¨¦tica que, m¨¢s pronto que tarde, pondr¨¢ punto y final a una tradici¨®n ancestral de este pa¨ªs. Y se acabar¨¢ por obra y gracia, exclusivamente, de quienes tienen la obligaci¨®n de cuidarla y velar por su integridad y pureza.
PE?AJARA / ABELL?N, MAR?N, EL PAYO
Toros de Pe?ajara -primero, tercero y sexto, devueltos-, correctos de presentaci¨®n, muy inv¨¢lidos y absolutamente tullidos. Primer sobrero, de Hermanos Torres Gallego, manso y bronco; segundo, de Mar¨ªa Casc¨®n, de casta agresiva; el tercero, de P¨ªo Tabernero, grand¨®n y descastado.
Miguel Abell¨¢n: pinchazo y sartenazo (silencio); casi entera baja (silencio).
Seraf¨ªn Mar¨ªn: pinchazo, bajonazo -aviso- y tres descabellos (silencio); estocada (silencio).
El Payo, que confim¨® la alternativa: dos pinchazos -aviso- y estocada (silencio); estocada (vuelta al ruedo).
Plaza de Las Ventas. 17 de mayo. Decimocuarta corrida de feria. Lleno.
Cada a?o vuelven los mismos, los m¨¢s inv¨¢lidos y descastados Est¨¢n acabando con este espect¨¢culo que alguna vez fue maravilloso
Como es l¨®gico, la gente se enfad¨® mucho con la autoridad y algunos se acordaron de la familia del presidente. Pero quede claro que ¨¦l no es el ¨²nico responsable. Debieran compartir banquillo los toreros, en primer lugar, los ganaderos y los empresarios. Hace mucho tiempo que se sabe que la caba?a brava sufre una enfermedad terminal, pero nadie quiere poner remedio. Y no lo hacen porque, desaparecido el aficionado sabio y exigente de anta?o, no tienen quienes les presionen para que, sencillamente, cumplan con su obligaci¨®n. Cada a?o vuelven los mismos toros, los m¨¢s inv¨¢lidos y descastados, porque ¨¦sos son los que exigen las figuritas de la modernidad; y los ganaderos los cr¨ªan porque, de lo contrario, se les acaba el negocio; y los empresarios los compran porque nos les importa el p¨²blico; porque saben que esta fiesta ya no es m¨¢s que un acto social, y que cada vez hay m¨¢s abonos en manos de empresas e instituciones que utilizan las entradas para agasajar a sus clientes. Un acto social en el que se bebe mucho, much¨ªsimo, y se fuman unos puros enormes que deben costar, en el estanco que ha habilitado la propia plaza, una barbaridad de euros. Protestan los del tendido siete y algunos que se unen por imitaci¨®n, pero a los invitados, que parecen mayor¨ªa, les trae al fresco lo que ocurra. Por eso, los taurinos -las figuras, los primeros, que no se olvide nunca- enga?an y manipulan, y est¨¢n acabando con este espect¨¢culo que alguna vez fue maravilloso.
Pero algo se puede salvar del desastre. Primero, el torero mexicano El Payo, que sorprendi¨® a todos con su arrojo, valent¨ªa, disposici¨®n e inteligencia. Mat¨® dos sobreros; al primero, un toro bronco que lanzaba ga?afones al final de cada muletazo, lo someti¨® con gran pundonor y le rob¨® un par de tandas muy meritorias. El sexto era un soso zambombo con el que estuvo hecho un t¨ªo, un torero de los pies a la cabeza, y traz¨® muletazos hondos por ambas manos, aunque sin la necesaria continuidad. Tiene pinta de torero este mexicano. Ser¨¢ lo que tenga que ser, pero su forma de estar en la plaza y su disposici¨®n le auguran un futuro prometedor. Que no se olvide el tercio de quites que ¨¦l y Abell¨¢n protagonizaron en el primero. Hasta cinco quites entre ambos: El Payo, por gaoneras, chicuelinas y delantales, y Abell¨¢n, por ver¨®nicas y delantales. No fue un tercio grandioso, pero s¨ª alegre, emotivo y novedoso en tiempos de tanta uniformidad.
Dispuesto se mostr¨® en todo momento Abell¨¢n con dos muertos en vida, y Mar¨ªn hizo un tit¨¢nico esfuerzo con el agresivo y violento segundo, ante el que le aguant¨® con gallard¨ªa un par de estimables tandas, pero le falt¨® coraz¨®n.
La corrida de hoy
- Toros de Juan Pedro Domecq. Ojal¨¢ no se caigan, porque, desde el martes, la cosa est¨¢ ya muy caliente.
- Morante de la Puebla. El otro d¨ªa, ante un lote imposible, la c¨¢tedra reconoci¨® que puso todo de su parte
y dej¨® su personal¨ªsimo sello en algunos pases hondos, aunque el p¨²blico acogiera su labor con frialdad.
- Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares. Fue el triunfador oficial de la Feria de Abril, en donde dio buena muestra de la elegancia exquisita de su toreo.
- Rub¨¦n Pinar. Confirmaci¨®n de alternativa de lujo para quien ha sido, hasta hace poco, figura m¨¢xima de la noviller¨ªa. Poder¨ªo y firmeza son sus mayores virtudes.
La corrida se retransmite por Canal + Eventos.
Babelia
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