Fathi al Jahmi, el m¨¢s c¨¦lebre disidente libio
C¨¢rceles y psiqui¨¢tricos del pa¨ªs acabaron con su salud
Fathi al Jahmi, de 68 a?os, pod¨ªa haber continuado tranquilamente su vida de alto funcionario que le llev¨® a ser, entre otras cosas, gobernador de una provincia de Libia. Pero en octubre de 2002, en una de las conferencias populares que acostumbra a organizar el r¨¦gimen del coronel Muhammar el Gaddafi, le dio por tomar la palabra y reivindicar elecciones democr¨¢ticas, libertad de prensa y la liberaci¨®n de los presos pol¨ªticos. Al Jahmi fue detenido poco despu¨¦s y condenado a cinco a?os. Desde entonces, la vida de este ingeniero transcurri¨® entre c¨¢rceles, hospitales y lugares de destierro, a los que la polic¨ªa envi¨® tambi¨¦n, a veces, a su esposa, Fauzia al Ghoka, y al mayor de sus hijos.
Llevaba Al Jahmi 17 meses detr¨¢s de los barrotes, a ratos en r¨¦gimen de incomunicaci¨®n, cuando el actual vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, entonces senador, fue recibido en Tr¨ªpoli por Gaddafi. Intercedi¨® por el disidente, y ¨¦ste fue excarcelado. La gesti¨®n de Biden fue la primera de una larga serie efectuada por parlamentarios y secretarios de Estado de EE UU, mientras que los europeos que pasaron por Tr¨ªpoli permanecieron silenciosos.
Al Jahmi no tard¨® en reincidir tras su excarcelaci¨®n. Lo hizo primero ante las c¨¢maras de la televisi¨®n Al Hurra, que financia el Departamento de Estado y que emite en ¨¢rabe. "Lo ¨²nico que le queda por hacer [a Gaddafi] es darnos una alfombra de oraci¨®n y pedirnos que nos postremos ante su retrato y le adoremos", declar¨®.
Esta vez la represi¨®n empez¨® por una paliza que le administr¨® la polic¨ªa y por el destierro, antes de que se le acusase de intentar derrocar al Gobierno e insultar a Gaddafi. Volvi¨® a la c¨¢rcel otros dos a?os hasta que el tribunal que le conden¨® estim¨® que estaba "mentalmente perturbado". Orden¨® su ingreso en un psiqui¨¢trico en septiembre de 2006, un m¨¦todo represivo muy frecuente en los ¨²ltimos tiempos de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Ingreso en el hospital
Permaneci¨® all¨ª diez meses porque el empeoramiento de su estado de salud oblig¨® a trasladarle en julio de 2007 a un centro m¨¦dico en Tr¨ªpoli. Ah¨ª pudo visitarle, a finales de abril, una delegaci¨®n de la ONG estadounidense Human Rights Watch (HRW). Le encontr¨® "d¨¦bil y demacrado", con dificultades para hablar. Cuando le preguntaron si era libre de marcharse del hospital, contest¨®: "No". Desminti¨® as¨ª la informaci¨®n facilitada por las autoridades libias sobre su libertad de movimiento.
El pasado 3 de mayo entr¨® en coma, y 48 horas despu¨¦s las autoridades libias le introdujeron en un avi¨®n que le traslad¨® a Amm¨¢n. Ingres¨® en el Centro M¨¦dico ?rabe, donde, seg¨²n su hermano Mohamed, segu¨ªa estando vigilado por agentes libios. All¨ª falleci¨® el pasado 21 de mayo. El hospital no precis¨® la causa de su muerte y tampoco se le ha practicado la autopsia. Envi¨¢ndolo a Jordania, Gaddafi ha querido, probablemente, eludir cualquier responsabilidad en el desenlace.
Las autoridades "libias tienen las manos manchadas con la sangre de Fathi", afirm¨® su hermano, residente en Boston. Sin llegar tan lejos, Susana Sorkin, vicedirectora de la ONG M¨¦dicos para los Derechos Humanos, que visit¨® a Al Jahmi en marzo de 2008, asegur¨® que el enfermo "no recibi¨® la atenci¨®n m¨¦dica que requer¨ªa". Sarah Leah Whitson, de HRW, resalt¨®, por su parte, la "extraordinaria valent¨ªa" del difunto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.