Europa como pretexto
Tal vez no era necesario esperar tanto; pero, con la llegada de la campa?a electoral europea a su ecuador, estamos ya en condiciones objetivas de analizar cu¨¢les est¨¢n siendo sus contenidos b¨¢sicos, qu¨¦ mensajes vertebran el discurso de los principales partidos concurrentes, qu¨¦ esperan extraer de las urnas nuestros pol¨ªticos el pr¨®ximo 7 de junio. Ve¨¢moslo.
Los socialistas buscan en los inminentes comicios una demostraci¨®n aritm¨¦tica irrefutable de que la crisis econ¨®mica y sus efectos laborales no est¨¢n erosionando demasiado el apoyo social y electoral a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Para el PSOE las europeas se han convertido en una especie de segunda vuelta o ratificaci¨®n de la vigencia de su triunfo el 9 de marzo de 2008; una rev¨¢lida que ser¨ªa superflua en circunstancias normales -la legislatura espa?ola apenas ha cumplido un a?o-, pero que resulta casi imprescindible bajo los embates de un paro desbocado, en el cual hurga inmisericorde la oposici¨®n. De ah¨ª que el presidente del Gobierno plantee las elecciones al Parlamento de Bruselas en clave absolutamente interna y de acuerdo con su recetario m¨¢s cl¨¢sico: promesa taumat¨²rgica nada menos que de un cambio de modelo productivo -la futura Ley de Econom¨ªa Sostenible-, mimos al principal granero de votos del PSOE -la avanzadilla del nuevo modelo ser¨¢ el Programa Andaluc¨ªa Sostenible- y le?a al PP a prop¨®sito del caso G¨¹rtel. Como ven, un men¨² rabiosamente europeo...
Habr¨¢ que ir a votar aunque los partidos hayan convertido la bandera europea en un mero taparrabos de ambiciones
No le anda a la zaga la campa?a del Partido Popular. ?ste, en perfecta simetr¨ªa con el PSOE, aspira a que el escrutinio del 7 de junio sea un plebiscito sobre la gesti¨®n del Gobierno de Zapatero. Un plebiscito perdido, claro est¨¢, del cual el Ejecutivo socialista salga mermado, deslegitimado, y los de Rajoy lo bastante crecidos para empezar a exigir, desde el d¨ªa 8, un adelanto de las elecciones generales. Al mismo tiempo, la c¨²pula del PP pretende -otro objetivo muy europe¨ªsta...- hacer de las elecciones a la Euroc¨¢mara un Jord¨¢n que limpie y absuelva de toda responsabilidad pol¨ªtica a sus pr¨®ceres implicados o sospechosos en asuntos de corrupci¨®n (los Camps, Costa, Fabra, B¨¢rcenas, etc¨¦tera).
Y adem¨¢s, siendo los se?ores Mayor Oreja y Vidal-Quadras las cabezas visibles de la candidatura popular, presiden sus comparecencias de campa?a los ataques contra la inmersi¨®n escolar en catal¨¢n, las denuncias del "nacionalismo rabioso" -el de los dem¨¢s, off course-, las tesis del tipo "es imprescindible fortalecer la naci¨®n en ¨¢reas tan importantes como la educaci¨®n, la lengua o el mercado ¨²nico"; asuntos, todos, de exclusiva competencia de la UE, como es bien sabido.
?Y qu¨¦ decir de los dos special guest stars de la campa?a, los ex presidentes Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar? Pues que, a pesar de la amplia experiencia internacional que ambos acumulan, sus intervenciones no han versado precisamente sobre los problemas de Europa. Uno sigue sediento de venganza por el bofet¨®n que recibi¨® en la cara de Rajoy, en marzo de 2004; el otro se muestra condescendiente y gru?¨®n hacia su postsucesor, Zapatero, y ambos, atenci¨®n al dato, coinciden en una sola cosa: en reclamar la recentralizaci¨®n del Estado, porque con las ¨²ltimas reformas estatutarias se ha ido demasiado lejos.
Si a ello le a?adimos que Converg¨¨ncia i Uni¨® enfoca el 7 de junio a modo de unas primarias -o de un macrosondeo- donde ver ratificada la tendencia al alza que le atribuyen las encuestas de cara al oto?o de 2010 y que Esquerra, pendiente de la misma meta, busca los votos apelando a su labor de gobierno en la Generalitat, convendremos que ¨¦stas son las europeas menos europeas desde 1987. Pese a lo cual habr¨¢ que ir a votar, claro; aunque los partidos hayan convertido la bandera europea en un mero taparrabos de ambiciones, verg¨¹enzas y miserias.
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