"Explicamos el mundo mirando nuestro ombligo"
David B. (Nimes, 1959) y Gian Alfonso Pacinotti (Pisa, 1963), m¨¢s conocido como Gipi, son dos de los autores de c¨®mic m¨¢s importantes de Europa. Y autor es la palabra clave en la frase precedente. Ambos se distinguen por dotar a la historieta de una profundidad que los emparenta con egregios oficiantes de artes como el cine, la poes¨ªa o la novela. Su trabajo frecuenta parecidos y descarnados caminos autobiogr¨¢ficos.
Sendas pruebas de sus capacidades llegan estos d¨ªas a las librer¨ªas de la mano de la editorial Sins Entido. Epil¨¦ptico es la recopilaci¨®n de las vi?etas en tupido blanco y negro con las que David B. viene tratando -en seis vol¨²menes- de explicarse su infancia y adolescencia, as¨ª como el devastador influjo que la enfermedad nerviosa tuvo en su hermano y en el ecosistema de una familia marcada por la guerra de Argelia. Gipi recoge en Mi vida mal dibujada sus devaneos con las drogas, esa pulsi¨®n autodestructiva que s¨®lo cargan en los genes y ciertos problemas con su miembro viril.
David B.: "El c¨®mic autobiogr¨¢fico se ha convertido en un clich¨¦"
"Cuando dibujo en ordenador me siento muerto", asegura Gipi
David B. y Gipi conversaron ayer sobre el c¨®mic, la vida y sus clich¨¦s para EL PA?S en italiano, franc¨¦s, espa?ol e ingl¨¦s. Se conocen bien desde aquel d¨ªa de hace cuatro a?os en que se vieron por primera vez en un festival italiano. Y es evidente que se respetan. Su presencia dej¨® un reguero de admiraci¨®n y dot¨® de envergadura a la inauguraci¨®n del Sal¨®n del C¨®mic de Barcelona, un lugar donde, sorpresa en estos tiempos, el aroma a papel lo inundaba todo ayer.
Pregunta. Ay¨²denme con mi trabajo. ?Qu¨¦ tienen en com¨²n?
Gipi. La falta absoluta de verg¨¹enza.
David B. Y, recuerda, tambi¨¦n que t¨² eres mi principal enemigo. Es una pregunta dif¨ªcil de contestar. Formamos parte de la generaci¨®n que introdujo en el c¨®mic asuntos que hasta nuestra llegada estaban ausentes. Las cosas de la vida y de la realidad, por feas que ¨¦stas fueran.
G. Empleamos nuestras vivencias para contar historias universales. Explicamos el mundo mirando nuestro ombligo.
P. ?Hicieron lo que la nouvelle vague con el cine?
D. B. En cierto modo. Cuando varios creamos L'Association
[una editorial iniciada por diversos dibujantes franceses a mediados de los a?os noventa], quer¨ªamos tocar los temas que nos daba la gana, emplear formatos nuevos, dibujar en blanco y negro... La industria no nos lo permit¨ªa.
G. En Italia todo es un poco menos grande. Pero s¨ª, Cocolino, donde yo publico, cumple esa funci¨®n. Al principio de mi carrera todo eran superh¨¦roes e historias poco reales.
P. ?Nunca leyeron c¨®mics de superh¨¦roes en la infancia?
G. S¨ª, claro. Mi favorito era, y esto me da un poco de verg¨¹enza, El Capit¨¢n Am¨¦rica.
D. B. Yo no. Empec¨¦ con los c¨®mics con una revista comunista para ni?os llamada Vaillant. Al menos hasta que mi padre me la prohibi¨®.
G. ?Ves por qu¨¦ somos enemigos? Yo, del Capit¨¢n Am¨¦rica y t¨², un comunista de mierda.
P. ?Qu¨¦ papel jug¨® Robert Crumb y el resto de los popes del c¨®mic underground confesional en su formaci¨®n?
D. B. Fue un completo shock. La primera vez que alguien hablaba de sus cosas en vi?etas.
G. Desde luego. Crumb fue fundamental. Me debi¨® influir a la vista de mi trabajo.
P. Cassavetes dec¨ªa que s¨®lo en la sinceridad reside el verdadero arte...
G. Pues yo soy un mentiroso. Hay mucho de mi vida en mi trabajo, claro. Pero tambi¨¦n hay sue?os, mundos irreales...
P. Cierto, pero su ¨²ltimo c¨®mic se abre con una experiencia propia; un m¨¦dico examina su pene al lado de una ventana...
G. Y hab¨ªa un mont¨®n de gente mirando al otro lado de la calle... Pens¨¦: "Si ¨¦stos me ven as¨ª, ?por qu¨¦ no el resto del mundo?". Lo importante no es lo que te sucede, sino el modo en la que lo procesas. Con todo, a m¨ª me interesa una realidad que comprende una parte incomprensible. Y ah¨ª entra la fantas¨ªa.
P. ?Qu¨¦ carga hay impl¨ªcita en el uso del blanco y negro o del color?
G. Empleo blanco y negro cuando quiero contar cosas con urgencia. El color requiere concentraci¨®n.
D. B. Dibuj¨¦ Epil¨¦ptico en blanco y negro porque la historia requer¨ªa crudeza. Cero adornos.
P. ?A¨²n se ven en la tesitura de defender el tebeo como una forma de expresi¨®n intelectual?
D. B. Fue dif¨ªcil hace tiempo, claro, pero ahora el reconocimiento lo hace m¨¢s f¨¢cil. El verdadero problema es que todo el mundo est¨¢ haciendo c¨®mic autobiogr¨¢fico. Y casi nunca resulta interesante. Se ha convertido en un clich¨¦ como lo era la supremac¨ªa de la ficci¨®n entonces. ?Dejen de contarnos su vida!
G. A m¨ª me molesta que me digan que escrib¨ª una autobiograf¨ªa, porque no respet¨¦ ninguna de las reglas del g¨¦nero.
P. Sea como sea, el tebeo de autor se ha convertido en un mercado m¨¢s all¨¢ del manga y de la invasi¨®n americana.
G. Claro, pero hay algo que no funciona cuando todas las multinacionales quieren su divisi¨®n de novela gr¨¢fica.
P. Al menos pueden optar al Pulitzer como Art Spiegelman.
D. B. ?S¨ª! O ingresar en la Academia.
G. ?La medalla del trabajo!
P. ?Hay vida para el c¨®mic en Internet?
D. B. No para m¨ª. Adoro los libros.
G. Hay cosas de artistas j¨®venes que funcionan bien con el sentido descendente de lectura de Internet. Yo cuando dibujo en ordenador me siento muerto. Y el trabajo se hace interminable. Te puedes pasar la vida mejorando un dibujo. Buscando el color id¨®neo. Cuando no existe. En cualquier caso, no le aconsejo hablar del futuro en estos momentos con un ilustrador.
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