Trabajan para usted
Hace unas semanas, al calor de las noticias sobre el r¨¦gimen de dedicaci¨®n de nuestros diputados nacionales, Juan Jos¨¦ Mill¨¢s public¨® en este peri¨®dico una tribuna titulada "A trabajar, c... [me ahorro reproducir el exabrupto]", pregunt¨¢ndose si los 46 millones de ciudadanos que integran nuestra democracia no se merec¨ªan 350 diputados que trabajaran a tiempo completo. Por esas mismas fechas, Flavien Deltort, un antiguo asistente del eurodiputado italiano Marco Capatto, provoc¨® un enorme revuelo al abrir una web (www.parlorama.eu) en la que, bas¨¢ndose en datos como las asistencias al pleno, el n¨²mero de iniciativas presentadas o el trabajo en comisiones, se ofrec¨ªa una clasificaci¨®n (algo tosca metodol¨®gicamente, todo sea dicho) de los mejores y peores eurodiputados. Y en las ¨²ltimas semanas, la C¨¢mara de los Comunes se ve¨ªa sometida a un vendaval deslegitimador a costa del incomprensible sistema de gastos de los diputados brit¨¢nicos. Nunca sus se?or¨ªas estuvieron tan vigiladas.
Sin ejercer control sobre nuestros representantes, la democracia se vac¨ªa de todo contenido real
Algunos se quejan del efecto desmovilizador que este tipo de informaciones pueden tener (especialmente en un contexto electoral, como el europeo, ya de por s¨ª adverso). Sin embargo, la opacidad no es una opci¨®n. Como ha puesto de manifiesto el esc¨¢ndalo en torno al sistema de gastos de los diputados brit¨¢nicos, la transparencia es un elemento clave en todo sistema pol¨ªtico: sin la posibilidad de ejercer control prospectivo y retrospectivo sobre nuestros representantes, la democracia se vac¨ªa de todo contenido real. La transparencia no s¨®lo legitima las instituciones y beneficia a los ciudadanos, tambi¨¦n es positiva para los representantes que se toman en serio sus funciones porque ven su labor reconocida. Y afecta singularmente a los partidos pol¨ªticos, que cada vez tendr¨¢n m¨¢s dif¨ªcil enviar al Parlamento Europeo a quienes o no son capaces o no tienen la intenci¨®n de estar en primera fila de la brecha europea. Seguramente interesa saber a los ciudadanos italianos que nueve de los veinte peores eurodiputados que aparecen en esa p¨¢gina web son italianos. Y probablemente interese tambi¨¦n saber que euroesc¨¦pticos de post¨ªn como el italiano Umberto Bossi, el franc¨¦s Philippe de Villiers o el brit¨¢nico John Whittaker se encuentran entre los que con menos frecuencia acuden al Parlamento Europeo para defender sus postulados.
En honor a la verdad hay que decir que el Parlamento Europeo ha mejorado mucho en los ¨²ltimos a?os en lo que se refiere a la calidad de su vida democr¨¢tica. Gracias a las medidas impulsadas por Josep Borrell durante su presidencia del Parlamento, los eurodiputados de la legislatura 2009-2013 tendr¨¢n unas remuneraciones transparentes y m¨¢s racionales, y los chanchullos con las dietas, los viajes o los gastos se habr¨¢n acabado. Tambi¨¦n, gracias al trabajo de otro espa?ol, Jaume Duch, director de comunicaci¨®n de la Euroc¨¢mara, el Parlamento dispone de una p¨¢gina web (www.europarl.eu) con tal cantidad y calidad de informaci¨®n que hace palidecer a muchos parlamentos nacionales.
?Tiene curiosidad por saber a qu¨¦ se dedican exactamente sus eurodiputados? Sitios como www.votewatch.eu, elaborados con criterios m¨¢s cient¨ªficos, ofrecen un perfil complet¨ªsimo no s¨®lo de la intensidad del trabajo de cada uno de ellos, sino tambi¨¦n de la orientaci¨®n ideol¨®gica de cada uno de sus votos, de la frecuencia con la que rompen la disciplina de su partido o de su grupo y del contenido de sus iniciativas parlamentarias. Tambi¨¦n nos proporciona informaci¨®n detallada sobre c¨®mo votaron en casos concretos (la directiva de retorno, las 65 horas o la famosa directiva Bolkenstein).
Pero toda esa informaci¨®n es bastante in¨²til si no tiene un contexto. Entre la ausencia de medios de comunicaci¨®n verdaderamente europeos y la pobreza del debate nacional sobre Europa es f¨¢cil sentirse aislado. Afortunadamente, hay una gran conversaci¨®n europea discurriendo por Internet: www.cafebabel.com se publica simult¨¢neamente en seis idiomas, mientras que www.eurotopics.net y www.presseurop.eu nos resumen y traducen lo m¨¢s importante de la prensa europea para que estemos al tanto de lo que leen y debaten otros ciudadanos europeos.
A diferencia de muchos parlamentos nacionales, donde los diputados f¨¢cilmente podr¨ªan ser sustituidos por m¨¢quinas autom¨¢ticas de voto, la vida de un eurodiputado es notablemente complicada. Pese al descr¨¦dito de todo lo europeo, el trabajo de un (buen) parlamentario europeo es enormemente exigente: requiere trabajar intensamente dentro del grupo pol¨ªtico, presentar iniciativas y coordinar informes en el seno de los comit¨¦s, intentar influir en la Comisi¨®n y en los gobiernos, construir coaliciones y negociar a varias bandas, todo ello sin desatender la circunscripci¨®n nacional. Los mejores son enormemente influyentes, por eso es bueno que se sepa qui¨¦nes son y qu¨¦ hacen. Al fin y al cabo, trabajan para usted. [Por cierto, las primeras elecciones europeas se celebraron en 1979, no en 1974, como err¨®neamente escrib¨ª en mi columna de la semana pasada]. jitorreblanca@ecfr.eu
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