Unas palabras que la Iglesia no quiere recordar
Una buena parte de la Iglesia cat¨®lica, concretamente del clero, deja espantados y verdaderamente escandalizados a los fieles que a¨²n creen en dicha confesi¨®n religiosa, debido al n¨²mero cada d¨ªa mayor de abusos a ni?os y adolescentes por parte del clero.
Nunca la palabra esc¨¢ndalo ha sido mejor usada. Y lo curioso es que esa palabra fue la usada hace m¨¢s de 2.000 a?os por quien, seg¨²n la Iglesia, fue su fundador y maestro, Jes¨²s, el profeta de Nazareth. Y lo hizo para referirse a los abusos con los ni?os.
Los ex¨¦getas saben muy bien que es muy dif¨ªcil decidir cu¨¢les de las sentencias importantes que se ponen en boca de Jes¨²s son de su autor¨ªa o fueron creadas o manipuladas por los evangelistas.
En los 'Evangelios', Jes¨²s es tajante: pide la muerte para quien escandalice a un ni?o
Se multiplican las noticias sobre abusos contra ni?os por parte del clero
Suelen existir dos criterios para reconocer cu¨¢ndo unas palabras pueden ser o no literales, pronunciadas tal cual por Jes¨²s. El primero es que aparezca en m¨¢s de uno de los Evangelios considerados inspirados por la Iglesia. Si aparece en m¨¢s de dos, la credibilidad aumenta. Un segundo criterio es que se trate de una frase tan pl¨¢stica y original, a veces tan compleja o grave, que dif¨ªcilmente haya podido ser obra de la invenci¨®n de un evangelista.
Pues bien, existe un texto enormemente fuerte y eficaz de los Evangelios que habla precisamente del esc¨¢ndalo de abusar de los ni?os. Jes¨²s es tajante. Pide la pena de muerte para quien escandalice a un ni?o. ?Y qu¨¦ mayor esc¨¢ndalo para un ni?o que abusar de ¨¦l sexualmente?
El texto aparece nada menos que en los tres Evangelios llamados sin¨®pticos: Mateo 18,5; Marcos, 9,42 y Lucas, 9,46. La Biblia de Jerusal¨¦n, traducida directamente del original, le pone como t¨ªtulo al episodio en los tres Evangelios la palabra "esc¨¢ndalo".
En el Evangelio de Mateo, tras una discusi¨®n de los ap¨®stoles sobre problemas de jerarqu¨ªa, en la que le preguntan al maestro qui¨¦n ser¨¢ el "mayor" en el Reino de los Cielos, Jes¨²s desarma sus ambiciones, llama a un ni?o y les dice que si no cambian de mentalidad y no se hacen como los ni?os, "no entrar¨¢n en el nuevo Reino". Enseguida, Jes¨²s se identifica ¨¦l mismo con los ni?os: "Qui¨¦n recibe a un ni?o como ¨¦se en mi nombre, a m¨ª me recibe". Y enseguida pronuncia la gran sentencia: "Pero al que escandalice a uno de estos peque?os, m¨¢s le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar" (Mt, 18,6 ss). Jes¨²s contin¨²a diciendo que en el mundo siempre habr¨¢ esc¨¢ndalos, pero ?ay de aquel hombre por quien el esc¨¢ndalo viene!
La imagen gr¨¢fica de la rueda de molino alrededor del cuello de quien escandalice a un
ni?o, aparece exactamente igual en el Evangelio de Marcos y en el de Lucas, adem¨¢s de en el de Mateo. Lo que revela que deb¨ªa de haber creado gran impacto entre los primeros cristianos y que no fue posible silenciarla.
La imagen que sugiere Jes¨²s har¨ªa pensar que a quien escandaliza a un ni?o m¨¢s le valdr¨ªa suicidarse. Pero, los tres evangelistas hablan de pena de muerte. Son los otros quienes deben colgarle esa piedra de molino al cuello y arrojarle al mar. ?Cabe pena m¨¢s severa?
Ahora bien, ante todo lo que est¨¢ ocurriendo en la Iglesia, donde se multiplican las noticias sobre esc¨¢ndalos y abusos cometidos contra ni?os por una parte del clero, tanto bajo como alto, me pregunto por qu¨¦ el papa Benedicto XVI, los obispos, cardenales y prefectos de las congregaciones romanas, en vez de levantar discusiones bizantinas sobre si es peor la pederastia o el aborto, o intentar silenciar los esc¨¢ndalos, no han obligado a todos los p¨¢rrocos del mundo a leer en las iglesias y en los seminarios y en las curias episcopales la terrible condena del manso profeta de Nazareth contra quien abusa de un ni?o y lo escandaliza.
Deber¨ªan repartir pancartas con esa frase lapidaria de los Evangelios. Que se trate de suicidio o de pena de muerte no importa. Lo que Jes¨²s quiere decir es que ese individuo no merece seguir viviendo. ?Les parece esto muy fuerte? ?Pero no dicen que los Evangelios han sido inspirados por Dios?
Todo el resto es querer recoger agua en un tamiz, es tergiversar, enga?ar a los fieles sin tener el coraje de enfrentar a los culpables con las palabras de acero de Jes¨²s. Para ¨¦l el s¨ªmbolo del ni?o y de la infancia es una met¨¢fora de transformaci¨®n, de nueva vida.
Al intelectual fariseo Nicodemo, Jes¨²s le dice que tiene que volver a entrar en el vientre de su madre y renacer como ni?o para entrar en otra dimensi¨®n vital superior.
Todo atropello a un ni?o es un atropello a la vida misma, de ah¨ª que quien lo comete no merezca, seg¨²n Jes¨²s, seguir viviendo.
Y, a?ade, si tu mano o tus pies o tus ojos se convierten en objeto de esc¨¢ndalo, y m¨¢s si se escandaliza a un ni?o, es mejor automutilarse. Jes¨²s pronuncia esas palabras inmediatamente despu¨¦s de la imagen de la rueda de molino.
M¨¢s de una vez me han preguntado si cuando yo estudiaba en un colegio de religiosos exist¨ªan abusos con los adolescentes. No lo s¨¦. Lo que recuerdo es que despu¨¦s de haber tomado una ducha con agua helada en pleno invierno en la g¨¦lida ciudad de Logro?o, uno de los padres profesores obligaba a pasar uno por uno por su cuarto a los alumnos reci¨¦n duchados para darles, desnudos, friegas de alcohol que seg¨²n ¨¦l "revigorizaban el cuerpo". Por la noche, antes de dormir, en la capilla, nos dec¨ªan que la Virgen lloraba por nuestros "pecados solitarios". Los de ellos no eran pecados, eran simples masajes terap¨¦uticos de alcohol.
La Iglesia sigue queriendo minimizar los abusos de menores que ha consumado su clero. De nada va a servir.
Lo quieran o no, la rueda de molino de la que hablan los evangelistas, colocada sobre el cuello de cada cura pederasta, seguir¨¢ siendo la condena inapelable de los ciudadanos y de la sociedad al gran esc¨¢ndalo de abusar de un menor del que ellos deber¨ªan ser los mejores guardianes y defensores.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.