Ahtisaari: "No somos una red social, vamos a contracorriente"
Dopplr, la herramienta social para compartir viajes, arrasa entre los directivos - Con 150.000 registros, ser¨¢ rentable en 2010, dice su fundador
Es dif¨ªcil sacar a Marko Ahtisaari de sus casillas. Este finland¨¦s de 40 a?os, licenciado en m¨²sica y filosof¨ªa, y ex compositor profesional, habla con calculada pasividad n¨®rdica. Hasta que se le pregunta por la moda de revelar al mundo lo que hacemos a cada segundo. Salta como un resorte.
"?Qu¨¦ es eso de 'perdona, no puedo hablar contigo ahora, tengo que twittear'? ?Saquemos la tecnolog¨ªa de en medio!", dice nervioso, a la vez que suelta el primer taco y se revuelve en la silla.
Nadie dir¨ªa que Ahtisaari es cofundador de una de las aplicaciones que m¨¢s inter¨¦s despiertan en la Red: Dopplr, un h¨ªbrido de comunidad virtual y gu¨ªa online de viajes que permite revelar a un reducido grupo de personas y con antelaci¨®n nuestras pr¨®ximas escapadas. "Quer¨ªamos sustituir las noches solitarias de hotel con cenas entre antiguos compa?eros de trabajo o amigos. As¨ª naci¨® todo".
Apenas a?o y medio despu¨¦s del lanzamiento, Dopplr se ha hecho un selecto hueco entre la ¨¦lite de directivos que viven de avi¨®n en avi¨®n. Arrasa entre empleados de Nokia, IBM o Sun Microsystems, y cuenta con 150.000 miembros. El 80% viaja por trabajo unas 15 veces al a?o y casi un tercio gana m¨¢s de 70.000 euros al a?o. Pesos pesados como Reid Hoffman, consejero delegado de LinkedIn, y Thomas Glocer, m¨¢ximo responsable de Thomson Reuters, han invertido en la idea.
"Dise?amos el servicio para ser privado y educado", explica Ahtisaari. Y tal vez ah¨ª radique el acierto. Frente al delirio de las grandes redes, al exhibicionismo de fotos y constante flujo de actualizaciones, Dopplr apuesta por todo lo contrario: intimidad y privacidad a fuego lento. "Es una herramienta elegante y cuidada. Piensa en el mill¨®n y medio de personas que leen The Economist y aprecian la calidad. ?se es nuestro objetivo".
En las cifras, Dopplr no es tan diferente. No da beneficios, aunque esperan cubrir gastos el a?o que viene. Para ello conf¨ªan en dos aspectos diferenciales. Por una parte, un crecimiento mensual del 34% en el n¨²mero de visitantes. Por otra, m¨¢s interesante, su modelo de negocio. Nada de publicidad. "Con nuestra audiencia no ser¨ªa lo adecuado. Y para Facebook y compa?¨ªa, los n¨²meros hablan por s¨ª solos". Y los n¨²meros, efectivamente, hablan de ¨ªnfimas ratios de clic en banners del 0,04%.
Ahtisaari cree que el camino pasa por la generaci¨®n de transacciones. Sus miembros recomiendan los hoteles m¨¢s originales, los eventos con aut¨¦ntico sabor local, los restaurantes escondidos... Si alguien acaba reserv¨¢ndolos por Internet, Dopplr se lleva un ingreso por haber generado la compra. Planean, adem¨¢s, crear gu¨ªas de papel, online y de m¨®vil.
"Disponemos de los consejos de viajeros experimentados. Son datos por los que muchos pagar¨ªan". Para hacer ruido, se han abierto a los buscadores, indexando esas recomendaciones de tesoros por descubrir. La idea es convertirse en una fuente ¨²nica de informaci¨®n sobre viajes, accesible a cualquiera a la vez que selecta para los miembros registrados. Un complicado balance. "Si no hay conflicto, no hay inter¨¦s", recuerda Ahtisaari.
Calcula que la crisis reducir¨¢ el 10% el n¨²mero de viajes, pero no le preocupa el futuro ni el hecho de que a sus colegas americanos les cueste comprender el concepto que intenta implantar.
"Dopplr no es una red social, vamos a contracorriente. No hablamos de amigos, sino de compartir tus datos de viajes. Es pura informaci¨®n. A esto algunos norteamericanos lo llaman 'falsa amistad'. ?Pero qu¨¦ diablos es eso!". Su flema finlandesa se vuelve a esfumar al pronunciar el t¨¦rmino anglosaj¨®n, aunque se controla. "En definitiva somos una aplicaci¨®n muy europea, privada y discreta". A contracorriente.
Negocio de masas o de selectos
El empacho de redes sociales es s¨®lo equiparable a anteriores empachos de Internet: el de los portales puntocom. Al final se llega a un punto en el que la mayor¨ªa desaparece y otros se especializan. Ocurri¨® con los portales y ya est¨¢ ocurriendo con la Web 2.0. Tener amigos por alcanzar un r¨¦cord deja de ser ¨²til en el mismo momento en que se alcanza el r¨¦cord y la ef¨ªmera fama. De las cenizas, renacen la tecnolog¨ªa que la hace posible (interactividad, mezcla de herramientas) y un servicio pensado para un sector concreto y no tanto de masas. Las nuevas redes son para profesiones o inquietudes concretas. Tampoco queda claro el rendimiento de la publicidad entre audiencias masificadas.
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