Por Europa
Siempre pens¨¦ que el destino de Espa?a era integrarse en lo que hoy, tras el Tratado que negociamos hace 20 a?os, llamamos la Uni¨®n Europea. Era y soy un europeo europe¨ªsta, que es algo que trasciende a determinadas posiciones ideol¨®gicas, pero que impregna a la inmensa mayor¨ªa de la corriente socialdem¨®crata de Europa. Porque europeos somos todos, pero europe¨ªstas somos menos, incluso parece que cada vez menos.
Nosotros, los espa?oles, somos europeos con los mismos derechos y obligaciones que los dem¨¢s componentes de la Uni¨®n desde el 1 de enero de 1986, cuando nos integramos en la entonces Comunidad Europea. Dentro de nuestro pa¨ªs, el impulso integrador fue muy amplio, aunque parece que estemos perdi¨¦ndolo cuando m¨¢s lo necesitamos.
Se decide si la mayor¨ªa del Parlamento es europe¨ªsta o favorable a menos Uni¨®n y m¨¢s nacionalismo
?C¨®mo mantenemos la ceguera localista en el debate?
Europe¨ªstas son los europeos que creen en la Uni¨®n Europea como un espacio p¨²blico compartido por los pa¨ªses integrantes. Algo m¨¢s, con ser importante, que espacio de mercado ¨²nico o incluso que una moneda ¨²nica. Ese algo que nos permita avanzar hacia una forma de ciudadan¨ªa compartida, compatible con las de cada Estado-naci¨®n.
Si esto era as¨ª, cuando pugn¨¢bamos por dejar de ser los s¨²bditos de una dictadura que nos alejaba del destino com¨²n con la Europa de las libertades y de la justicia social, lo deber¨ªa ser m¨¢s ahora, contra la corriente de los nacionalismos conservadores y antieurope¨ªstas que parecen dominar el escenario, frenando la construcci¨®n de una Europa capaz de enfrentar unida los grandes desaf¨ªos de la globalizaci¨®n.
Por eso, el compromiso de entonces, que me llev¨® a luchar para romper las barreras que nos separaban y a ser de los m¨¢s activos en la construcci¨®n de una Europa m¨¢s integrada, m¨¢s solidaria, m¨¢s pol¨ªtica, m¨¢s relevante para sus ciudadanos y para el mundo, se ha reforzado hoy ante la crisis y la recesi¨®n mundial que estamos viviendo. Se ha reforzado desde el conocimiento racional de los desaf¨ªos globales que enfrentamos. Con Europa podemos hacer cosas relevantes, sin Europa seremos insignificantes en la situaci¨®n mundial. Esto vale para nosotros, pero tambi¨¦n para los dem¨¢s pa¨ªses de la Uni¨®n, grandes, medianos y peque?os.
Por eso participo en la campa?a electoral para el Parlamento Europeo, explicando su importancia, velada por un griter¨ªo sin sentido, cargado de lugares comunes y de demagogia localista.
Seguimos viendo a Europa como algo ajeno y distante, no como algo nuestro, que condiciona nuestro destino, para lo bueno si se hacen las cosas que deben hacerse, o para lo malo, si se renuncia a utilizar el ¨²nico gran
instrumento que tenemos frente a la crisis financiera global, frente a la recesi¨®n mundial, o ante los desaf¨ªos como la energ¨ªa y el cambio clim¨¢tico, como el paso de la sociedad industrial a la sociedad del conocimiento a la que tendr¨¢ que adaptarse nuestra cohesi¨®n social. O para afrontar problemas y necesidades como la regulaci¨®n de los flujos migratorios. O para enfrentarse al reto de la criminalidad organizada y del terrorismo internacional.
Domina la noticia de la quiebra de General Motors, icono norteamericano y mundial de la industria m¨¢s representativa de la era industrial. Vemos su repercusi¨®n europea y asistimos al problema como algo que nos afecta, pero sin relacionarlo con las elecciones del d¨ªa 7, con las posibilidades y las dificultades de Europa. ?C¨®mo mantenemos la ceguera local y localista en el debate? Miles de puestos de trabajo en juego, el futuro de una industria, que como otras, han sido la esencia del modelo europeo de desarrollo y bienestar como potencia industrial. Aqu¨ª discutimos las medidas de ayuda del Gobierno y dispersamos, en algunas comunidades aut¨®nomas, el esfuerzo necesario. Deber¨ªa ser europeo, pero no lo concebimos ni siquiera como nacional. ?Qu¨¦ absurda percepci¨®n de los problemas!
Como la americana, la industria europea del autom¨®vil se tendr¨¢ que plantear su capacidad para competir en ese escenario mundial, si no, las ayudas ser¨¢n pan para hoy y hambre para ma?ana, a costa del contribuyente. No es un desaf¨ªo al que pueda hacer frente Espa?a como pa¨ªs. Ni Francia o Alemania o Italia. Tiene que hacerlo Europa, como trata de hacerlo Estados Unidos. Del mismo modo hay que abordar la crisis financiera y las normas de control del sistema y de las entidades. Debe haber un marco regulatorio europeo, para unas entidades que trabajan en toda Europa, y en el mundo. Adem¨¢s, hay que negociar este marco regulatorio con los dem¨¢s: Estados Unidos, Jap¨®n, China, Brasil, M¨¦xico, etc¨¦tera. De lo contrario, tras esta crisis ya estaremos incubando la siguiente.
Europa depende de las energ¨ªas f¨®siles en porcentajes semejantes a EE UU y ha contribuido al cambio clim¨¢tico en correlaci¨®n a su uso y consumo. ?Es posible continuar cada pa¨ªs por su lado a la hora de elaborar una estrategia energ¨¦tica que sea respetada, que induzca a un nuevo modelo de producci¨®n y consumo, que nos d¨¦ ventajas en la lucha contra el cambio clim¨¢tico?
As¨ª podr¨ªamos seguir con todos los problemas, con todos los desaf¨ªos que debemos enfrentar y siempre nos encontraremos con el espacio europeo como necesario para articular estrategias exitosas: migraciones, seguridad, pol¨ªtica exterior...
El Parlamento Europeo colegisla para todos nosotros en el 70% de las normas que nos afectan. Ahora aumentar¨¢ su poder presupuestario y legislativo. Tenemos que decidir si las mayor¨ªas que lo integren estar¨¢n a favor de la Uni¨®n Europea con los objetivos que condicionar¨¢n nuestro futuro o estar¨¢n en contra, con pol¨ªticas de menos Europa y m¨¢s nacionalismo.
El voto importa, para enfocar la salida de la crisis, para conseguir un Parlamento capaz de hacer propuestas de di¨¢logo social, econ¨®mico y pol¨ªtico que nos acerquen a los pactos que necesitamos en las materias que he mencionado.
L¨¢stima que no seamos capaces de crear una conciencia ciudadana para que todo el mundo desee votar. ?Y decidir el destino de Europa que es el nuestro!
Felipe Gonz¨¢lez es ex presidente del Gobierno espa?ol.
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