El ciudadano Leo
El jueves, a eso de las doce, asist¨ª al bautizo civil del peque?o Leo, el hijo de Cayetana Guill¨¦n Cuervo y de Omar Ayyashi, en la Casa de la Panader¨ªa del Ayuntamiento de nuestra ciudad. Y al llegar a casa por la noche y enchufar la tele me encontr¨¦ con un programa de debate en que se estaba poniendo a caldo dicho acto. De todos modos, esa noche algunos tertulianos estaban especialmente faltones, despreciativos, insultones, tal vez era porque la proximidad de unas elecciones siempre agria el car¨¢cter. Es llamativo que en los programas de este tipo no haya nunca un contertulio que dude, que cambie de parecer, que se deje convencer por el rival, en definitiva, que escuche algo de lo que dicen los dem¨¢s. Ese ser imposible ser¨ªa tachado de ambiguo, escurridizo, poco claro; ese ser despistar¨ªa a la audiencia, que parece que no entiende nada si no se llama al pan, pan y al vino, vino a gritos.
S¨®lo hay que hablar con contundencia y un punto de prepotencia para que algo suene a verdad
No es un invento nuevo. En nuestro pa¨ªs se celebraron bautizos civiles durante la Segunda Rep¨²blica
La audiencia parece que tiene la mollera bastante dura. Aunque ojo, con la audiencia no hay que meterse. Al votante, al p¨²blico, al consumidor hay que darle coba constantemente y desde Larra (cuyo bicentenario celebramos este a?o) nadie ha vuelto a criticarlo por miedo a que nos apague, a que aparte su mirada de nosotros, a que no nos escuche, por miedo a su indiferencia, casi m¨¢s dolorosa que la de un amante. Larra incluso se atrevi¨® a cuestionarse su existencia en el m¨ªtico art¨ªculo ?Qui¨¦n es el p¨²blico y d¨®nde se encuentra? con un par de narices.
Ahora le podemos meter los dedos en los ojos a una pel¨ªcula, a un libro, a los pol¨ªticos, pero no a los que van a ver la pel¨ªcula, leen el libro o votan. En el fondo no nos creemos eso de que hayamos alcanzado la mayor¨ªa de edad, los consumidores no soportamos que se dude de nuestro gusto o de que estemos en posesi¨®n de la verdad.
La triste realidad es que s¨®lo hay que hablar con contundencia y un punto de prepotencia para que algo suene a verdad. Como titubeemos porque las cosas no nos parezcan tan claras, como nos dejemos dominar por la complejidad del mundo, por la relatividad, la f¨ªsica cu¨¢ntica y los oc¨¦anos de estrellas en los que vagamos sin rumbo estamos perdidos. Es mejor marcar posiciones firmes, a poder ser r¨ªgidas, no ponerse nunca en el lugar del otro y cargarse de raz¨®n como si se llenara el dep¨®sito de gasolina. ?C¨®metelos! y que sea lo que Dios quiera. El problema es que estos modos se trasladan a la calle, donde la vida no se juega como si fuese un partido de f¨²tbol. Por eso la literatura sigue siendo el lugar donde encuentran cobijo seres perplejos y llenos de incertidumbre que nadie soportar¨ªa en ninguna otra parte.
No s¨¦ a qui¨¦n se le ocurri¨® eso de "vive y deja vivir"; es un gran lema. Deja que los ni?os puedan ser bautizados de forma civil. ?Por qu¨¦ no? No solamente no perjudica, ni da?a, ni arrincona al bautismo religioso, sino que es necesario porque el bautismo civil, como las bodas civiles, son una manera de separar la Iglesia del Estado.
Esta ceremonia del hijo de Cayetana es ya la cuarta que se celebra en nuestro pa¨ªs; la primera se hizo en Rivas Vaciamadrid. Y seg¨²n el concejal Pedro Zerolo, hay muchas m¨¢s peticiones, por lo que ser¨ªa deseable un registro en que constase la bienvenida al mundo de quienes ponen por encima de cualquier otra consideraci¨®n su identidad como ciudadanos. Frente a la sumisi¨®n a un poder divino superior del bautismo religioso, la entrada en una sociedad con derechos y deberes de este otro bautizo laico. Y deja, por favor, que podamos llamar a este rito de iniciaci¨®n social bautizo. Nadie est¨¢ rob¨¢ndole esta palabra a la Iglesia. En el Diccionario de Seco tambi¨¦n se le atribuye el significado de "ceremonia de presentaci¨®n o de inauguraci¨®n de algo". Del mismo modo que en el Diccionario de la RAE se llama bautismo de fuego al hecho de entrar por primera vez en combate y bautismo de sangre al hecho de ser herido por primera vez en combate. Aparte de que la costumbre de purificarse con el agua es muy antigua y un ritual presente en muchas culturas y religiones.
Pero adem¨¢s no es un invento nuevo, pertenece a la tradici¨®n republicana francesa y tambi¨¦n en nuestro pa¨ªs se celebraron bautizos civiles durante la Segunda Rep¨²blica. Personalmente me sent¨ª liberada cuando dejaron de pedirme la partida de bautismo para cualquier cosa. De momento, prefiero figurar en un registro terrenal y dejar los cielos para m¨¢s adelante, cuando aqu¨ª ya no ocupe sitio.
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