La deriva centralista
Los electores han castigado este fin de semana a lo largo y ancho de la Uni¨®n Europea a unos Gobiernos y a otros no, aunque a grandes rasgos unos y otros est¨¢n aplicando similares pol¨ªticas ante la crisis econ¨®mica. En muchos pa¨ªses, la gran mayor¨ªa, y Espa?a entre ellos, han ganado partidos perfectamente identificados con el modelo econ¨®mico neoliberal que nos ha llevado a la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial. Si la elecci¨®n de Barack Obama como presidente de Estados Unidos se inser¨ªa en la l¨®gica de castigar al fundamentalismo de mercado, o por lo menos de poner fin a ocho a?os de barra libre para sus profetas, ?por qu¨¦ Europa se ha orientado este fin de semana en direcci¨®n contraria?
En Espa?a avanzan las fuerzas partidarias de recentralizar pol¨ªticas en torno al nacionalismo espa?olista
El empe?o de plantear las elecciones europeas en clave local y luego interpretar sus resultados en esa misma clave, tanto por los gobiernos como por los partidos que est¨¢n en la oposici¨®n, explica quiz¨¢ parte de las contradicciones surgidas de las urnas. Puede que unos comicios planteados por todos en clave europea hubieran dado otros resultados. Pero es imposible saberlo y especular sobre ello no sirve para nada. Puede que ese empecinamiento explique tambi¨¦n el aumento de la abstenci¨®n. Sea como sea, la l¨®gica pol¨ªtica local se ha impuesto y, en Catalu?a, ha dado una situaci¨®n que recuerda en parte al primer instante poselectoral de las auton¨®micas de 2003, cuando CiU celebraba equivocadamente su victoria sin darse cuenta de que hab¨ªa ganado la izquierda y tras 23 a?os de vivir en palacio iba a emprender la traves¨ªa del desierto en la que todav¨ªa est¨¢. En los resultados del domingo no hay base f¨¢ctica para que la presidenta del PP catal¨¢n diera por derrotado al tripartito presidido por Jos¨¦ Montilla.
Los resultados catalanes indican estabilidad electoral. Se mantiene la clara mayor¨ªa progresista y catalanista, con una izquierda con suave tendencia a la baja, pero todav¨ªa muy arriba, y una derecha con tendencia al alza tambi¨¦n muy suave, pero todav¨ªa bastante lejos de la mayor¨ªa. La derecha ha quedado a 10 puntos porcentuales de la izquierda. Es menos que en las anteriores europeas, pero no es poco. Es l¨®gico que a CiU le llene de satisfacci¨®n recuperar el segundo puesto en la clasificaci¨®n que el PP le arrebat¨® en 2004, porque para un partido que se considera la encarnaci¨®n pol¨ªtica de las esencias nacionales catalanas era muy duro estar por detr¨¢s de Alejo Vidal-Quadras.
Pero si alguna interpretaci¨®n puede hacerse de estos comicios en clave catalana es que el balance general espa?ol es negativo tanto para el federalismo como para el autonomismo, que son las dos opciones principales del catalanismo. La derrota del PSOE frente al PP es un reforzamiento del nacionalismo espa?olista tan bien representado por Jaime Mayor Oreja cuando se enorgullece de que su abuelo erradicara la lengua vasca de la mente de sus hijos en beneficio de la lengua castellana. El auge del partido de Rosa D¨ªez refuerza esa orientaci¨®n general del electorado en algunas zonas de Espa?a. Demuestra una vez m¨¢s que se puede obtener f¨¢cilmente muchos votos en Madrid y otras zonas de la Espa?a castellana si en ellas se predica que en Galicia, Euskadi, Catalu?a y Baleares se margina a los castellanohablantes, por mucho que eso no se corresponda con la realidad.
Estas posiciones han avanzado en la Espa?a central de la mano de estos partidos y la coalici¨®n medi¨¢tica que les a¨²pa. Van acompa?adas con la m¨²sica, que tambi¨¦n tocan instrumentistas tan calificados como los ex presidentes Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y Felipe Gonz¨¢lez, de que conviene recentralizar determinadas pol¨ªticas, como las culturales, econ¨®micas y de ense?anza, que se cedi¨® a las comunidades aut¨®nomas, incautamente seg¨²n ellos, en el momento de debilidad del espa?olismo tras la muerte de Franco.
Todo esto s¨ª es preocupante para la gobernante izquierda catalana y para CiU. Esta orientaci¨®n del electorado hacia el nacionalismo espa?olista pesa como una losa sobre el PSOE y sobre el Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y se suma a las dificultades de tipo territorial y hacend¨ªstico existentes para resolver lo que se ha venido en llamar los problemas de la carpeta catalana, en particular la financiaci¨®n de la Generalitat.
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