Guerra de agentes en la Liga

"Ens¨¦?ame la pasta", le gritaba Rod (Cuba Gooding Jr.), un jugador de f¨²tbol americano de segunda fila, a su representante, Jerry Maguire (Tom Cruise), en la pel¨ªcula de Cameron Crowe. Aquel filme, de 1996, descubri¨® las guerras entre agentes de deportistas. Pero hay casos en que la realidad supera la ficci¨®n.

"Ya liquidaremos, no te preocupes", le dec¨ªa Gin¨¦s Carvajal, representante de futbolistas, a su socio, Alberto Toldr¨¢. Este ¨²ltimo, que hab¨ªa introducido a finales de los noventa al agente de Ra¨²l en el mercado de los representantes de jugadores, not¨® que no le cuadraban las cuentas. Eran socios. Y se repart¨ªan a partes iguales las ganancias obtenidas por sus representados, Morientes, Ca?izares o Mendieta, por ejemplo. Pero llegaron las evasivas. Y de un d¨ªa para otro, sin mediar explicaci¨®n alguna, Carvajal "dej¨® de cogerle el tel¨¦fono" a Toldr¨¢, hoy retirado, seg¨²n explica el hijo de ¨¦ste.

El divorcio termin¨® en los tribunales. Y Carvajal deber¨¢ pagar a Toldr¨¢ 2.772.842 euros por liquidaci¨®n de la sociedad. Una cantidad que le corresponde por el periodo, entre 2003 y 2006, en que Carvajal no comparti¨® sus ganancias. ?ste afirma, por su parte, que nunca existi¨® sociedad alguna. S¨®lo colaboraban ocasionalmente. Sin embargo, los juzgados consienten que, como afirma la familia Toldr¨¢, ambos integraban una sociedad civil irregular, pactada verbalmente.

"No s¨¦ qu¨¦ reclamas"

Todo march¨® sobre ruedas hasta 2003. "Hubo una ¨¦poca dorada con los traspasos de Mendieta al Lazio y Farin¨®s al Inter", recuerda Alberto Toldr¨¢, hijo. Pero a su padre se le hab¨ªa diagnosticado una afecci¨®n leve de Parkinson en 2003. Argumenta Carvajal que ¨¦ste fue reduciendo su actividad por sus problemas de salud. A causa de la enfermedad, en ese periodo de tiempo, de 2003 a 2006, Toldr¨¢ ingres¨® 1,5 millones de euros aproximadamente. Carvajal ingres¨® cerca de 4,3 millones. Y no reparti¨®. Pero tampoco disolvi¨® la sociedad. Trat¨® de estafarle e intent¨® robarles los jugadores a los hijos de Toldr¨¢, que empezaban a llevar a futbolistas j¨®venes. Y dej¨® de cogerle el tel¨¦fono a su socio, que recibi¨® un escueto burofax: "No s¨¦ qu¨¦ me reclamas. Nunca hemos sido socios". La justicia no opina igual. Pese a todo, cabe recurso de apelaci¨®n. Pero los Toldr¨¢ avisan: "Si reclama, le vamos a embargar todas las cuentas con los jugadores".