El oficio de repensar la ciudad
Se le agolpan las subordinadas hasta tal punto que, a menudo, te hace perder el hilo del discurso. Y, sin embargo, tienes en todo momento la sensaci¨®n de que ¨¦l no lo ha perdido, sino que busca y rebusca entre los matices para que la reflexi¨®n resulte lo m¨¢s completa posible. "Reflexi¨®n": ¨¦sa es la palabra clave que Jordi Hereu (Barcelona, barrio de Sant Gervasi, 14 de junio de 1965) repite una y otra vez.
El alcalde, que acaba de cruzar el ecuador del mandato, se encarama esta tarde de viernes al mirador del bufete Cuatrecases sobre la plaza del llapis, otrora cinc d'oros, en cualquier caso nunca plaza de Joan Carles I, como oficialmente se llama (?hay que ver la aversi¨®n de la Diagonal a la oficialidad!). M¨¢s que posar para la foto, Hereu se queda absorto, como si visualizara c¨®mo puede ser esa arteria tras la "reflexi¨®n ciudadana" abierta para reformarla. "La Diagonal tiene que ser la nueva calle mayor de la Barcelona metropolitana. Pacificado el portal de l'?ngel, origen de Barnacentre, ahora es cuesti¨®n de ampliar la red hacia nuevos ejes c¨ªvicos", dice tras las fotos.
Aparte de las infraestructuras, ahora tambi¨¦n toca "recoser" Barcelona
El alcalde ve la Diagonal como una calle mayor, para pacificar la ciudad
"Pacificar" es otra de las palabras que agradan al alcalde y que cuadran con su personalidad. Sus amigos le pintan en efecto como un tipo pac¨ªfico, de vida privada sencilla, incluso espartana en alg¨²n punto: mira que le tienen dicho que jubile de una vez el Ibiza con el que viaja con la familia, las contadas veces que sus compromisos p¨²blicos se lo permiten (por Sant Joan, fijo, tiene cita en Menorca). Pues nada, ¨¦l erre que erre. Acaso porque el coche privado, para un usuario de la ciudad a tiempo pleno, pierde sentido. Hereu no tiene segunda residencia: los fines de semana se queda en la ciudad, acompa?ando a los hijos (dos) a la colla de diables o a las actividades deportivas. Cada ma?ana les lleva al colegio. Ya se ha dicho: es un usuario activo de la ciudad.
Es un hombre tranquilo, bienhumorado, "rialler", coinciden en destacar los amigos consultados, todos empleados del Ayuntamiento. Dicen que se cabrea raramente y que siempre tiene a punto su perfil m¨¢s tronchante: el de imitador de personajes conocidos. ?l ha sido muy imitado, especialmente en lo concerniente a sus c¨¦lebres descontroles de fiato, que producen efectos de emisi¨®n harto chocantes: te grita -sin re?irte- incluso cuando te tiene a medio metro. Pero en su cole, el Sant Gregori, no era un jaimito, sino un chaval "popular sin ser l¨ªder", notable en lo acad¨¦mico, sin nada que permitiera presagiar el futuro acceso al excelent¨ªsimo. Por lo dem¨¢s, juega bien a ping-pong (Maragall tambi¨¦n fue c¨¦lebre por sus picadas). Empez¨® a militar en la socialdemocracia siendo a¨²n bachiller, en la agrupaci¨®n de Sarri¨¤, por donde tambi¨¦n pasaron varios de los amigos mencionados, quienes coinciden en destacar que "se cree la pol¨ªtica". Eso se percibe claramente cuando le tienes a medio metro, m¨¢s all¨¢ del l¨ªo de las subordinadas y los descontroles del fiato.
Pero hab¨ªamos dejado al alcalde mirando la Diagonal. Ahora la "reflexi¨®n" se hace interior, en una salita reservada de los abogados, de maderas claras.
"El problema de la Diagonal es c¨®mo mantener la tensi¨®n de una v¨ªa muy dividida en sectores. El hilo que nos ayuda es el transporte. Un transporte pacificado, con el tranv¨ªa como emblema de medio moderno, accesible y sostenible".
A Ildefons Cerd¨¤ le habr¨ªa gratificado el nuevo protagonismo ciudadano de los ra¨ªles -tranv¨ªa, metro, cercan¨ªas, AVE-, ¨¦l que los hizo tender de lado a lado pasando por la calle de Arag¨®. Precisamente el alcalde acaba de abrir el A?o Cerd¨¤. "Lo valoro como reivindicaci¨®n de su figura y obra, pero no de manera contemplativa, sino como acci¨®n. La Diagonal, que fue el s¨ªmbolo de su plan del Eixample, es hoy una nueva realidad. Junto al Bes¨°s, que hasta hace cuatro d¨ªas era un no espacio urbano, se vertebran hoy 60 proyectos. Ahora el redescubrimiento de la plaza de las Gl¨°ries sin el tambor descubre nuevos retos. Si en 1992 se tap¨® la v¨ªa, en cierto modo para aislar la ciudad de la no ciudad que hab¨ªa detr¨¢s, ahora nos toca recoserla, quitando los scalextrix, como tambi¨¦n estamos haciendo en la Ronda de Dalt. Es apasionante".
La reflexi¨®n le lleva lejos: hacia la "participaci¨®n ciudadana", marca registrada de legislatura. Incluso el tema del monumento que la ciudad debe a Cerd¨¤ en el Eixample es tema de reflexi¨®n sobre la reflexi¨®n. "A partir de las ideas que recibamos, decidiremos c¨®mo y d¨®nde lo colocamos".
Es un optimista nato. Cree que Barcelona saldr¨¢ reforzada de la crisis y lo har¨¢ bajo el estandarte de "la cohesi¨®n social". "Vivo este momento en plenitud. Tenemos un modelo social de ciudad que cree en el mercado sin idolatrarlo, pero que sobre todo cree en la pol¨ªtica". No es un gran momento para la pol¨ªtica, tras las ¨²ltimas elecciones, pero ¨¦l no parece descorazonado. "Hace poco visit¨¦ las obras de la desaladora. La aportaci¨®n de Bruselas es crucial. Probablemente no sabemos explicarlo". Problemas de comunicaci¨®n: sus amigos coinciden en ese punto d¨¦bil.
De vuelta a temas de ciudad, aparece en el horizonte el castillo de Montju?c y ah¨ª el discurso del alcalde se hace cada vez m¨¢s subordinado hasta desaparecer, como un calamar. Esto de un centro por la paz en un castillo de guerra, con el Ministerio de Defensa y las ONG sentadas en la misma mesa es un l¨ªo.
En cambio, al alcalde se le entiende todo cuando aborda la proximidad, con el ejemplo de La Rambla por delante. "A m¨ª que no me expliquen La Rambla de los 70, las cr¨®nicas que a m¨ª me valen son las que la gente que vive all¨ª me explica. Que nadie cuente sopars de duro. Que nadie insulte a la ciudad".
De golpe, las subordinadas han desaparecido. Se despide con la sonrisa recobrada. Hay un avi¨®n que le espera para llevarle a Madrid.
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