"No he tenido miedo ni lo tengo"
Severiano Ballesteros habla sobre sus cuatro operaciones cerebrales y su recuperaci¨®n
El 5 de octubre de 2008, en el aeropuerto de Barajas, una mujer rompi¨® a gritar al ver a un hombre desvanecerse entre convulsiones. La mujer ignoraba qui¨¦n era aquel hombre, que ingres¨® poco m¨¢s tarde en el Hospital de La Paz, de Madrid. Severiano Ballesteros permaneci¨® en ¨¦l 72 d¨ªas, en los que sufri¨® cuatro intervenciones cerebrales. El programa Informe Robinson, de Canal +, repasa esta noche su trayectoria, su enfermedad y su recuperaci¨®n.
Una aureola de inverosimilitud, de f¨¢bula, ha rodeado siempre la existencia de Ballesteros (Pedre?a, Cantabria; 1957), material perfecto para un gui¨®n cinematogr¨¢fico. Seve, como todos le llaman, le debe mucho a su genio, pero tambi¨¦n a la casualidad. A que la reina Victoria Eugenia promoviera en 1928 la compra de unas fincas en Pedre?a para construir un campo de golf en el que pudiera jugar su esposo, Alfonso XIII. A pocos metros de uno de los hoyos se levantaba la vivienda de un labrador llamado Baldomero Ballesteros.
"Es un hombre con una capacidad que poquitas veces vi", resalta su onc¨®logo
"Si no luchas, si no crees, no vas a ganar", concluye el genio del golf
"Me daba golpes con las esquinas y pensaba: 'La edad", dice de los s¨ªntomas
"Su tumor es del tama?o de entre una y dos pelotas de golf", le inform¨® el m¨¦dico
As¨ª se gest¨®, antes de que Seve naciera, el escenario para su ascenso a la cima del golf. ?l es el chico al que arresta la guardia civil por robar fresas en una finca, que a?os m¨¢s tarde comprar¨¢ para levantar en ella su casa; el caddie que se cuela en el campo de golf por las noches y el que, la semana anterior a presentar al mundo su innovador modo de entender el golf en el Open Brit¨¢nico de 1976, en el que queda segundo, ayuda a su padre en la siega. Despu¨¦s se suceden, entre otros triunfos, tres British (1979, 1984 y 1988) y dos Masters de Augusta (1980 y 1983).
Pero, a finales de los noventa, su juego sufre un profundo declive. Ballesteros se retira en 2007. Algunos de los doctores que le han atendido en La Paz especulan hoy sobre la influencia que pudo haber tenido un enorme tumor en su cerebro. "La media suele ser de nueve a?os hasta que da sintomatolog¨ªa", apunta el neurocirujano Marcelino P¨¦rez.
Seve echa la vista atr¨¢s cuando conversa ahora en su casa con su amigo Robinson. El tumor le hab¨ªa avisado, pero no cay¨® en la cuenta: "Me daba golpes con las esquinas con mi parte izquierda y me dec¨ªa: 'Es la edad".
Aquel 5 de octubre, despu¨¦s del desvanecimiento, se encuentra con su sobrino y representante, Iv¨¢n Ballesteros, y con su hijo Miguel. Al llegar a un restaurante, la escena se repite. A rega?adientes, Seve acaba en La Paz, el hospital m¨¢s cercano. Despu¨¦s de algunas pruebas, otro neurocirujano, Alberto Isla, confirma la existencia de un tumor en su cabeza. P¨¦rez es muy claro con ¨¦l: "Yo le pregunto sonriendo: '?Usted sabe cu¨¢l es el tama?o de una pelota de golf?' ?l me sonr¨ªe. 'Pues su tumor es del tama?o de entre una y dos pelotas de golf". Hay riesgos de hemiplejia y de una hemorragia durante la operaci¨®n o tras ella que podr¨ªa hacerle perder la vida: "Ah¨ª me llev¨¦ un susto. Pensar que voy a ir a un restaurante a comer un filete y te dicen que te van a tener que operar de la cabeza...".
El recuerdo de su padre, fallecido a causa del c¨¢ncer, pasea por su mente. Seve interroga a Isla. "Si hay mucho riesgo, prefiero dejarlo porque no quiero pasarlo tan mal como lo pas¨® ¨¦l", recuerda Seve. "Me dio dos palmadas en la espalda y me dijo: 'Va a salir bien". "Un neurocirujano pesimista es un desastre", sonr¨ªe Isla.
La primera operaci¨®n la llevan a cabo los doctores Isla y P¨¦rez. "Fui al quir¨®fano tranquilo, como el que va al campo de pr¨¢cticas. No tuve miedo ni tengo miedo hoy en d¨ªa", asegura Seve. Despu¨¦s de unas nueve horas, deciden parar. Han extirpado una gran parte del tumor, pero no todo. Iv¨¢n se emociona al recordar el despertar de su t¨ªo, a¨²n semiinconsciente. Tambi¨¦n Seve. "Seg¨²n ellos, dije: 'Yo siempre gano' y 'el British hay que ganarlo el s¨¢bado' (...). Lo que es el subconsciente". Se hab¨ªa acordado de su torneo m¨¢s querido, para el que consideraba crucial la tercera jornada, en s¨¢bado.
Pero falta lo peor. En las siguientes 24 horas el tumor sangra y aumenta la presi¨®n intracraneal. Seve entra de nuevo en el quir¨®fano para una "craneotom¨ªa descompresiva", en palabras del doctor Javier Heredero, que se unir¨¢ a P¨¦rez e Isla en el resto de las operaciones. Seve se encuentra en un coma inducido en el que permanecer¨¢ casi ocho semanas. Y no mejora: "El tumor sigui¨® sangrando y aument¨® el grado de edema, de hinchaz¨®n". Los doctores creen inevitable una tercera intervenci¨®n, m¨¢s agresiva, en la que la dificultad radica, seg¨²n Heredero, en "distinguir entre edema, tumor y cerebro". La familia sabe lo que hay en juego. "Era a vida o muerte", recuerda Iv¨¢n. El 24 de octubre, Seve es operado de nuevo. Como tras cada ocasi¨®n, es recibido en la UCI por la intensivista Mar¨ªa Antonia Arce, c¨¢ntabra como ¨¦l. Empieza a mejorar: "Est¨¢ conectado a un pulm¨®n artificial y no puede hablar, lo que dificulta m¨¢s a¨²n la comunicaci¨®n". El gesto de Seve se enturbia al recordar: "Cuando lo pasas verdaderamente mal es en el posoperatorio. Las noches eran tremendamente duras". Por fin, Seve puede expresarse y comenta a la doctora su deseo de pasear por la playa de Somo, cerca de Pedre?a.
Despu¨¦s de una cuarta intervenci¨®n en la que se le reconstruy¨® el hueso mediante una plastia, Seve, obsesionado por estar en casa con sus hijos, recibe el alta poco antes de Navidad. Y en Pedre?a demuestra su enorme disciplina. Cada d¨ªa es una r¨¦plica del anterior: se levanta pronto y desayuna. Luego, un rato de carrera alrededor de su piscina y dos horas en el gimnasio, donde mueve pesos y desarrollos al alcance s¨®lo de personas en gran estado f¨ªsico. Comida, algo de siesta y paseo de una hora y media por la playa. La de Somo. De regreso, tiempo para aprovechar en el jard¨ªn de su casa: "Ahora empiezo a ser consciente de mi verdadera situaci¨®n. De mis limitaciones, pero tambi¨¦n de mis mejor¨ªas (...). Ya subo y bajo solo las escaleras perfectamente".
El onc¨®logo Crist¨®bal Belda, que dirige en La Paz un programa de investigaci¨®n contra el c¨¢ncer, dise?¨® el tratamiento actual de Ballesteros, quimioterapia en forma de pastillas: "Hab¨ªa que calcular su reserva biol¨®gica y su capacidad de tolerancia". "El paciente delicado que march¨® no es el actual. Es un hombre recuperado, con una capacidad que yo hab¨ªa visto en muy poquitas ocasiones", a?ade.
Seve, cada vez con m¨¢s fuerzas, ha querido mostrar su experiencia, apoyado en Robinson. Ahora, es un tipo optimista, con tantas ganas de pelear contra el c¨¢ncer que ha creado una fundaci¨®n para combatirlo. Porque, m¨¢s que por un virtuoso, Seve se tiene a s¨ª mismo por un luchador: "Si no luchas, si no crees, no vas a ganar. Merece la pena luchar".
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