El futuro de Irak en juego
El pr¨®ximo martes, Irak se juega su futuro. Pero no s¨®lo Irak. Porque tambi¨¦n est¨¢ en juego en gran medida la credibilidad de Estados Unidos y de su presidente en Oriente Pr¨®ximo. Todo depender¨¢ de c¨®mo se desarrollen los acontecimientos en la vieja Mesopotamia a partir del 30 de junio. En esa fecha, y de acuerdo con las cl¨¢usulas del acuerdo de seguridad y cooperaci¨®n firmado a finales del pasado a?o entre los Gobiernos de Bagdad y Washington con la Administraci¨®n Bush todav¨ªa en el poder, las tropas de combate estadounidenses se retirar¨¢n de todas las ciudades iraqu¨ªes y ceder¨¢n el control del orden p¨²blico y la lucha contra los restos de la organizaci¨®n terrorista Al Qaeda en Mesopotamia a las fuerzas militares y de seguridad de Irak. La retirada fue confirmada por Barack Obama durante su, hasta ahora, ¨²nica visita a Bagdad el pasado abril y reiterada por el primer ministro Nuri al Maliki en repetidas ocasiones. Maliki, que ha incorporado a su t¨ªtulo de primer ministro el de comandante en jefe -algo no previsto en la Constituci¨®n vigente-, se refiri¨® la pasada semana al 30 de junio como "una fecha de unidad nacional y, al mismo tiempo, un gran reto nacional". Evidentemente es un gran reto porque, poco despu¨¦s de que el dirigente iraqu¨ª pronunciase esas palabras, un ataque suicida al sur de Kirkuk caus¨® la muerte de 72 civiles. La posici¨®n del Gobierno de Bagdad sobre la retirada de las fuerzas norteamericanas de los centros de poblaci¨®n iraqu¨ªes y su repliegue a sus bases parece inamovible. El propio Maliki manifest¨® despu¨¦s del atentado que los ataques "ni parar¨ªan ni retrasar¨ªan" la retirada.
Habr¨¢ que ver si las fuerzas iraqu¨ªes pueden afrontar sin EE UU el aumento de la violencia
Los iraqu¨ªes, seg¨²n se desprende de las entrevistas publicadas en los medios nacionales y extranjeros, consideran que la fecha marca la recuperaci¨®n plena de la soberan¨ªa nacional. Est¨¢n convencidos de que sus fuerzas de seguridad, con cerca de medio mill¨®n de efectivos, son capaces de controlar la situaci¨®n, a pesar de un incremento de los atentados en los ¨²ltimos meses, no s¨®lo en las conflictivas zonas de Mosul y Kirkuk, donde kurdos y turcomanos reclaman a Bagdad una mayor participaci¨®n en el reparto de la riqueza petrolera, sino tambi¨¦n en ciudades de la provincia sun¨ª de Anbar, como Faluya, consideradas hasta ahora como un oasis de paz. La inc¨®gnita est¨¢ en saber si, de verdad, las fuerzas iraqu¨ªes ser¨¢n capaces de hacer frente por s¨ª solas, sin el apoyo de las unidades estadounidenses, a un incremento de la violencia.
Aparte del terrorismo de la franquicia nacional de Al Qaeda, Irak se enfrenta a problemas gigantescos en todos los frentes, desde la reconciliaci¨®n nacional tras la dictadura sun¨ª de Sadam Husein a la reconstrucci¨®n de los servicios b¨¢sicos del pa¨ªs pasando por la corrupci¨®n, que, como un pulpo, se extiende por todos los ¨®rganos de la Administraci¨®n. El propio ministro del Interior, Jauad el Bolani, reconoc¨ªa, en un reciente art¨ªculo en The New York Times, que en su ministerio hab¨ªan sido expulsados por corruptos 62.000 funcionarios en los ¨²ltimos dos a?os. Pero, no todo es negativo en Irak. El pa¨ªs ha conseguido una estabilidad pol¨ªtica y un ¨ªndice de seguridad impensables hace poco m¨¢s de a?o y medio. Irak tiene un Gobierno constitucional elegido por el pueblo en unas elecciones libres certificadas por Naciones Unidas y la Uni¨®n Europea, algo singular en la regi¨®n. Sus servicios y empresas empiezan a funcionar, gracias al regreso gradual de los refugiados, en su mayor¨ªa sun¨ªes de clase media, y a la normalizaci¨®n de las exportaciones de crudo. Y la libertad de expresi¨®n de sus medios es superior a la de todos los pa¨ªses de su entorno. (Recu¨¦rdese los zapatazos a Bush durante una rueda de prensa con Maliki).
Estados Unidos y, especialmente, su presidente tambi¨¦n se juegan mucho en esta nueva andadura. Que Irak se convierta en un pa¨ªs medianamente estable y cuasi democr¨¢tico es vital para la credibilidad de Estados Unidos en la zona, donde incluso sus aliados sun¨ªes consideran la invasi¨®n como un fracaso. Obama no puede resolver sin el concurso de las partes interesadas conflictos como el palestino-israel¨ª o la carrera nuclear iran¨ª. S¨ª puede contribuir decisivamente a la estabilidad de Irak con ayuda econ¨®mica y asesoramiento de todo orden para la reconstrucci¨®n del pa¨ªs. Como escribe en Newsweek su director Fareed Zakaria, duro cr¨ªtico de la invasi¨®n: "C¨®mo llegamos [a Irak] es ya una cuesti¨®n para la historia. Pero el ideal democr¨¢tico es todav¨ªa alcanzable".
Si la precaria situaci¨®n en Afganist¨¢n y Pakist¨¢n y el desarrollo de los acontecimientos en Ir¨¢n no desv¨ªan su atenci¨®n de Irak, Obama quiz¨¢s pueda decir al final de su primer mandato, esta vez con toda justicia, aquella frase que Bush proclam¨® en mayo de 2003 a bordo del portaviones Abraham Lincoln: "Mission accomplished (Misi¨®n cumplida)".
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