"No sabes qui¨¦n te detiene"
Parte de los 627 arrestados est¨¢ en paradero desconocido
"Llevo desde la madrugada llamando a toda la gente que conozco en cargos p¨²blicos o relacionados con el poder para que me ayuden a encontrar a mi hijo", confiaba el martes por la ma?ana D. H. al borde de la desesperaci¨®n. Su hijo, un estudiante de la Universidad de Teher¨¢n de 24 a?os, hab¨ªa sido detenido la noche anterior en una de las protestas contra el resultado de las elecciones presidenciales del pasado d¨ªa 12. Se enter¨® por sus compa?eros, pero ninguno sab¨ªa ad¨®nde se lo hab¨ªan llevado.
Desde el inicio de las protestas, las m¨¢s graves que ha sufrido la Rep¨²blica Isl¨¢mica desde su fundaci¨®n en 1979, las autoridades han reconocido la detenci¨®n de 627 personas. El pasado mi¨¦rcoles la Campa?a Internacional por los Derechos Humanos en Ir¨¢n public¨® los nombres de 240 que hab¨ªa logrado identificar, entre ellos un centenar de figuras pol¨ªticas y 29 ya liberados. El hijo de D. H. no figuraba en esa relaci¨®n.
"Muchos agentes carecen de uniformes e identificaci¨®n", dice una madre
"Para empezar, no sabes qui¨¦n te detiene porque la mayor¨ªa de los agentes carece de uniformes y de identificaci¨®n", explica una madre de familia que por las noches no concilia el sue?o hasta que sus dos hijos han vuelto a casa. "Y si un d¨ªa no vuelven, ?ad¨®nde voy yo? Nadie te llama para decirte que los tienen detenidos en tal lugar. Eventualmente, todos acaban en Evin, pero hasta que llegan all¨ª, ?qu¨¦ pasa con ellos? Es una angustia que s¨®lo quienes la han pasado saben lo que significa".
J. es uno de ellos. Este joven de 25 a?os sal¨ªa de su trabajo en la plaza de Vanak el d¨ªa siguiente a las elecciones cuando se encontr¨® con una sentada organizada por los partidarios de Mir Hosein Musav¨ª. La sorpresa de tan inusual imagen hizo tal vez que se demorara m¨¢s de lo debido en su camino hacia el taxi colectivo en el que iba a trasladarse a su clase de un idioma extranjero. Dos personas, que ¨¦l identific¨® como basiy¨ªs, le detuvieron. De nada sirvieron sus protestas, esos milicianos voluntarios que han jurado dar su vida en defensa de la Rep¨²blica Isl¨¢mica juzgaron sospechosa su presencia all¨ª, le esposaron y le taparon los ojos. Eran poco m¨¢s de las tres de la tarde.
La Campa?a confirma que no es un hecho aislado sino la norma. "Seg¨²n nuestra informaci¨®n, muchos ha sido detenidos por agentes de paisano en sus casas o en otros lugares, no en las protestas, y trasladados en veh¨ªculos sin identificaci¨®n, lo que produce una gran ansiedad a sus familiares sobre qui¨¦n es responsable de su seguridad", afirma en su web. Esa organizaci¨®n tambi¨¦n muestra su preocupaci¨®n por la ausencia de ¨®rdenes de detenci¨®n y la falta de informaci¨®n sobre el paradero de los detenidos a sus familias.
"No s¨¦ ad¨®nde me llevaron", prosigue J., "era una oficina donde hab¨ªa un ordenador. Me estuvieron haciendo preguntas. Les dije d¨®nde trabajaba, que todos los d¨ªas sal¨ªa a la misma hora, que dos veces por semana iba a clase y que por eso cruzaba la zona de la sentada en ese momento". Le cost¨® convencerles. "Al principio parec¨ªa que no me cre¨ªan. Repet¨ªan las preguntas una y otra vez, hasta que finalmente me dijeron que ten¨ªan mi ficha en el ordenador, que sab¨ªan que dec¨ªa la verdad, pero que hab¨ªa habido un error", relata con el miedo a¨²n metido en el cuerpo. Volvieron a taparle los ojos, lo montaron en un coche y lo soltaron en el puente de Hemmat, a unos 300 metros de donde le hab¨ªan cogido, mientras farfullaban una confusa disculpa. Era medianoche. "No, no me golpearon", afirma. No obstante, las nueve horas de incertidumbre le han dejado una huella dif¨ªcil de borrar.
"El hecho de que se les mantenga incomunicados [incrementa] el riesgo de tortura, lo que puede dar lugar a confesiones forzadas que apoyen la tesis oficial sobre las manifestaciones", advierte Aaron Rhodes, un portavoz de la Campa?a. El hijo de D. H. a¨²n no ha vuelto a casa.
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