Leocadio Machado, toda una vida para la radio
Leocadio Machado, nacido en Tenerife hace 86 a?os y muerto ahora, el 2 de julio, junto al mar de Alicante, proven¨ªa de una familia de tradici¨®n intelectual. Pero a ¨¦l no le dio por las aulas, sino por la escritura, como a sus m¨¢s preclaros antepasados. Y sobre todo por la radio.
Cuando la radio espa?ola era distracci¨®n, entretenimiento, evocaci¨®n o ba¨²l de emociones, sobra decir que porque la informaci¨®n y la libre opini¨®n no preponderaban en ella, este ser intuitivo le tomaba el pulso al invento en Radio Nacional de Espa?a y extra¨ªa de los sonidos tanta fuerza que con el solo nombre de Mar¨ªa, ni una palabra m¨¢s, logr¨® hacer de un programa de radio una obra de arte que en los a?os sesenta obtuvo el reconocimiento del prestigioso Premio Italia.
Aqu¨ª consigui¨® otros galardones, casi todos los que con la radio tuvieran que ver, y algunos varias veces, como el Ondas, pero no era f¨¢cil entonces que desde fuera premiaran a un espa?ol. ?ste era, adem¨¢s, un espa?ol en la radio oficial. Pero alguien que no ignoraba los precedentes de una po¨¦tica sonora que se hab¨ªa producido en Europa, en Alemania especialmente, con la fuerza de la dramaturgia radiof¨®nica que un Bertolt Brecht o un D¨¹rrenmat, por ejemplo, cultivaran con acierto. Imaginaba los sonidos, so?aba con ellos, desentra?aba la propia m¨²sica de la radio. Y le pon¨ªa palabra, la palabra de un narrador de la ¨¦poca, la l¨ªrica que resist¨ªan las ondas.
No s¨®lo dirigi¨® durante mucho tiempo los programas dram¨¢ticos de RNE, como lo hizo m¨¢s tarde en TVE, sino que sus programas especiales, muchas veces itinerantes en una radio por lo general quietista, fueron alardes de experimentaciones.
Lleg¨® a ser jefe, pues, pero m¨¢s un jefe en los estudios de radio que en los despachos. Ten¨ªa tan buen ojo como generosidad para reconocer a lo lejos la capacidad de los buenos profesionales, para descubrir voces, para detectar talento en los guiones. Un hombre as¨ª estaba llamado a dirigir un proyecto de radio elaborada que fuera en s¨ª misma un producto cultural. Y a pesar de las limitaciones de la dictadura, lo consigui¨® a su manera con brillantez.
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