Alerta en Bruselas al detectarse la infiltraci¨®n de esp¨ªas
El espionaje a Solana impulsa a la UEa reforzar las redes de seguridad
Bruselas, capital de Europa y sede de la OTAN, anfitriona de 285 embajadas y de 5.000 diplom¨¢ticos, auscultada diariamente por m¨¢s de mil periodistas, hogar de exiliados y de emigrantes, conjuga todos los tiempos del verbo espiar. Javier Solana, coordinador de la pol¨ªtica exterior de la Uni¨®n Europea, un d¨ªa en contacto con Barack Obama y al siguiente con Dmitri Medvedev, el hombre que coordina la negociaci¨®n con Ir¨¢n y dirige los esfuerzos diplom¨¢ticos europeos en Oriente Pr¨®ximo, ha sido la ¨²ltima gran v¨ªctima del fen¨®meno. "Yo he sido sometido a espionaje durante varios meses, sin saberlo, por una potencia no europea", confiesa. El incidente ha llevado a estrechar las medidas de seguridad en el Consejo de la UE, alarmado tras detectar potenciales fugas de informaci¨®n al poco de que la Comisi¨®n Europea alertara a sus funcionarios sobre los esp¨ªas que asedian al Ejecutivo comunitario, entre los que no debe descartarse a la "atractiva becaria rubia de piernas largas".
El port¨¢til del jefe de la diplomacia de la Uni¨®n fue sometido a espionaje
Una investigaci¨®n revela relajaci¨®n en los protocolos de seguridad
Javier Solana sorprendi¨® con su revelaci¨®n hace unos d¨ªas a un selecto auditorio en Madrid, ante el que se puso como ejemplo personal de un nuevo fen¨®meno de dimensiones imposibles de determinar en el universo sin fronteras ni l¨ªmites del ciberespacio. "Si Solana puede ser espiado", concluy¨® alg¨²n presente, "cualquiera lo podemos ser". Exactamente.
Fuentes de su entorno apuntan que lo espiado fue el ordenador port¨¢til del tambi¨¦n secretario general del Consejo de la UE, bajo cuya responsabilidad circulan millares de documentos e informaciones de la m¨¢xima confidencialidad. Un ordenador de trabajo de rutina y, en principio, no portador de grandes secretos. Solana not¨® hace un par de meses, seg¨²n las fuentes, algunas irregularidades en el aparato, lo que llev¨® a los responsables de seguridad a descubrir el pirateo. "Potencia no europea" crea un reducido campo de especulaci¨®n, con Israel y Estados Unidos, ambos con sonados antecedentes de espionaje en los asuntos europeos, como principales sospechosos. Un comunicante descarta Israel y con un gesto da verosimilitud a la tesis trasatl¨¢ntica.
"No es s¨®lo Solana", apunta otra fuente conocedora de los entretelas del Consejo, el edificio en que los Gobiernos de la Uni¨®n tienen parte de sus dependencias y donde se cruzan todos los intereses nacionales. "Ha habido otros casos". Descubiertos tambi¨¦n fortuitamente. Alguien recibi¨® un correo electr¨®nico y cuando llam¨® al expedidor para hacerle notar que faltaba el prometido documento adjunto, el te¨®rico remitente neg¨® haber enviado tal mensaje. Alguien hab¨ªa entrado en su ordenador.
Estos incidentes han activado todas las alarmas en el Consejo, donde las pesquisas han demostrado relajaci¨®n en los protocolos de seguridad. "Una investigaci¨®n reciente ha revelado que en varias ocasiones informaciones clasificadas [esto es, secretas] de la UE han sido tratadas y conservadas en ordenadores de la oficina conectados a Internet. Es un problema grave", escribe Pierre de Boissieu, secretario general adjunto del Consejo, en una circular fechada el pasado d¨ªa 26 dirigida a todos los funcionarios. "Estos casos, aunque poco numerosos, da?an la reputaci¨®n profesional del Secretario General del Consejo, que debe custodiar de manera segura informaciones clasificadas, al igual que las de otras instituciones europeas, de los Estados miembros, de pa¨ªses terceros y de organizaciones internacionales".
En el Consejo se trabaja con diversos niveles de protecci¨®n, con la m¨¢s baja -e insuficiente, por lo que se ve, para hacer frente a los intereses de los esp¨ªas? aplicada a los ordenadores de uso rutinario. Hay tambi¨¦n ordenadores fuera de red para leer documentos cifrados como existen redes fuera de Internet para trabajar con informaciones muy sensibles relativas a operaciones militares, pol¨ªticas exterior y de seguridad o documentos del Consejo. "Son canales protegidos y blindados que no han sido tocados", asegura una fuente.
La alerta en el Consejo sigue a la que recientemente puso en tensi¨®n a la Comisi¨®n. Una nota interna redactada por el jefe de seguridad advert¨ªa a los funcionarios del Ejecutivo comunitario: "La amenaza de espionaje sobre la Comisi¨®n crece cada d¨ªa". Y se explayaba: "Diversos pa¨ªses, gente que busca informaci¨®n, lobistas, periodistas, agencias privadas y terceras partes buscan informaci¨®n confidencial y clasificada de la Comisi¨®n". En los "repetidos intentos de hacerse con informaci¨®n de la Comisi¨®n" los esp¨ªas hab¨ªan utilizado variados camuflajes: "Un caso fue el de un becario; otro, de un funcionario de un pa¨ªs en comisi¨®n de servicios, y otro de un t¨¦cnico en tecnolog¨ªa de la informaci¨®n".
En la sala de prensa cay¨® como una bomba que a tan honorable cuerpo se le metiera en el mismo saco que lobistas, esp¨ªas o a turbios agentes de cualquier laya. "No estamos s¨®lo pensando en los periodistas", coment¨® una portavoz, tratando de quitar hierro al caso refugi¨¢ndose en el estereotipo. "Podr¨ªa ser la atractiva becaria rubia de piernas largas".
La Comisi¨®n hace propuestas legislativas, que Estados y grupos de inter¨¦s ans¨ªan conocer con antelaci¨®n para poder influir sobre ellas, vigila tambi¨¦n por el cumplimiento de los tratados y puede imponer gravosas sanciones a quienes violen las normas, mientras que en el Consejo los Gobiernos libran intensas batallas con fuertes intereses nacionales en juego. En el inmediato futuro la tr¨ªada formada por Comisi¨®n, Consejo y Parlamento Europea espera ver reforzados poderes y competencias.
La Uni¨®n y la OTAN son s¨®lo las m¨¢s visibles de las decenas de organismos internacionales que convierten a Bruselas en un polo de alta densidad de informaci¨®n, avaramente codiciada, a la misma altura que Washington y Ginebra, seg¨²n Kristof Clerix, periodistas de la revista mensual belga de pol¨ªtica internacional MO y autor de Los servicios secretos extranjeros en B¨¦lgica. ?Impunidad total?. Esa pl¨¦tora de organismos internacionales constituyen la primera de las cuatro patas del banco en que se sientan todos los esp¨ªas. Las otras tres son las compa?¨ªas de alta tecnolog¨ªa, de armamento o relacionadas con la energ¨ªa que tienen su asiento en el pa¨ªs; las redes terroristas, que en la peque?a B¨¦lgica se camuflan camale¨®nicamente, y las tupidas redes de emigrantes y exiliados de todo el mundo.
"B¨¦lgica es un im¨¢n para los servicios de informaci¨®n extranjeros" dice Clerix, sentado en el mismo caf¨¦ del centro de Bruselas en el que en otras ocasiones se ha citado con agentes de la Seguridad belga. "?Qu¨¦ hace un esp¨ªa?", se pregunta. "Obtener informaci¨®n sin que se note. Por lo tanto, buscar un disfraz". Y establece el experto en servicios secretos la relaci¨®n de disfraces ideales en que se pueden embutir quienes no pueden revelar su verdadero trabajo: diplom¨¢ticos (hay 5.000 en Bruselas, con 55.000 personas m¨¢s en funciones ancilares y estatuto especial), periodistas, m¨¢s de mil; lobistas (entre 15.000 y 20.000); traductores e int¨¦rpretes, aunque Clerix reconoce que no sabe de ning¨²n caso confirmado en este gremio, y estudiantes. "Con los objetivos claros y la cobertura ideal, no hace falta m¨¢s", apunta el experto. ?Y la polic¨ªa belga? "La polic¨ªa belga s¨®lo act¨²a cuando hay delito. Y los servicios de inteligencia belgas no tienen ni gente, ni tecnolog¨ªa, ni marco legal para actuar. Como me dijo uno una vez: 'Aqu¨ª estamos todav¨ªa con el arco y la flecha?". Qu¨¦ m¨¢s pueden desear Gobiernos y esp¨ªas en el siglo de la cibertecnolog¨ªa. Solana, touch¨¦.
Agentes y periodistas
A los diplom¨¢ticos belgas, en pleno enjambre de esp¨ªas, se les advierte en la escuela diplom¨¢tica de que han de tener mucho cuidado con quienes se presentan como tales de otros pa¨ªses y se les hace notar la importancia del equilibrio entre prudencia y transparencia al tratar con extra?os. V. C., periodista en la capital belga, ha venido explotando de modo natural esa pareja de virtudes desde que un d¨ªa le llam¨® un agregado de la embajada rusa en Bruselas, interesado por una informaci¨®n que hab¨ªa publicado sobre la OTAN. Concertada la cita para conocerse, la ocasi¨®n sirvi¨® para establecer un contacto que habr¨ªa de seguir en el tiempo.
Hab¨ªa un algo de singular en el modo de hacer los contactos. El ruso siempre llamaba desde una cabina y aunque dio un tel¨¦fono m¨®vil pidi¨® al corresponsal que en caso de llamar nunca se identificara. Por razones inexplicadas, el diplom¨¢tico siempre dejaba su m¨®vil en el despacho a la hora de las citas. Quiz¨¢ para evitar ser controlado por redes electr¨®nicas. En las conversaciones se mezclaban literatura, detalles de vida familiar y vacaciones con cuestiones profesionales que el corresponsal limitaba a lo que hab¨ªa publicado, lo que para su sorpresa ocasionalmente extra?aba al diplom¨¢tico. ?Acaso no le¨ªa los peri¨®dicos?
Al partir, el diplom¨¢tico se despidi¨® con una botella de co?ac de lujo y un relevo que no est¨¢ peleado con su m¨®vil y que ha intentado sutilmente ir un poco m¨¢s all¨¢. "?No te interesar¨ªa colaborar en alguna revista de alg¨²n think tank ruso?", pregunt¨® un d¨ªa a V. C. Dinero en el horizonte. "De ninguna manera", le respondi¨® el corresponsal. Dice V. C. que su contertulio se presenta a veces con peticiones tan abruptas como inesperadas. Como cuando pregunt¨® si se pod¨ªa enterar de c¨®mo es psicol¨®gicamente Barack Obama. Con vistas a la cumbre entre Casa Blanca y Kremlin. No se han vuelto a ver.
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