La vida verbal de la fotograf¨ªa
Con La lluvia antes de caer Jonathan Coe (Birmingham, 1961) abandona el registro sat¨ªrico de sus novelas anteriores (El club de los canallas, El c¨ªrculo cerrado), lo que ha supuesto una sorpresa para sus lectores, sorpresa que el propio escritor ha atenuado aclarando que ten¨ªa la historia desde hac¨ªa m¨¢s de veinte a?os, pero s¨®lo ahora se ve¨ªa capaz de escribirla. Desde este punto de vista podr¨ªa decirse que han sido las otras novelas, por tanto, las que le han llevado a un registro distinto al que inicialmente pretend¨ªa. Sea como sea, Coe ha salido m¨¢s que airoso de esta nueva exploraci¨®n narrativa.
No se sabe qu¨¦ admirar m¨¢s en esta novela, si la sutil eminencia del estilo evocativo, esa intimidad susurrada que parece que llega de otro mundo, o la t¨¢cita defensa de la palabra frente a la imagen. La narraci¨®n es la escucha del contenido de unas cintas. En ellas una voz ya muerta describe veinte fotograf¨ªas (que incluye alguna postal), para transmitir as¨ª la historia de su familia, cabe decir su experiencia de la vida, a una muchacha ciega, pariente lejana, casi una desconocida. La grabaci¨®n acoge la inserci¨®n de pausas, la emoci¨®n del instante, la fluctuaci¨®n de la memoria, y acaso el vacilante punto de vista, con sus equ¨ªvocos y parcialidad. La mujer, Rosamond, ha vivido al margen de las convenciones, aunque sin estridencia, y de igual modo ha decidido morir, despu¨¦s de ordenar su legado. Imogen, la chica ciega, viene a representar la zona oculta de la trama familiar, la fatalidad de la que nadie es culpable, aunque todos sean hipot¨¦ticos responsables. Al elegir ese medio se dir¨ªa que la mujer logra as¨ª expresar una forma posible de contacto a trav¨¦s de la voz viva. La historia de la familia es la historia de las mujeres, madres e hijas que se traspasan sus debilidades y frustraciones, a la vez que se ocultan sus querencias. Rosamond, sin embargo, no ha tenido descendencia, y la destinataria natural de las cintas, la ciega Imogen, no sabr¨¢ que fueron grabadas para ella.
La lluvia antes de caer
Jonathan Coe
Traducci¨®n de Javier Lacruz
Anagrama. Barcelona, 2009
256 p¨¢ginas. 18 euros
El procedimiento es mucho m¨¢s que la elecci¨®n de una eficaz estructura. Cada fotograf¨ªa concentra una ¨¦poca, un episodio significativo, una estimulaci¨®n de los recuerdos. Aparecen a modo de cap¨ªtulos, donde el blanco que los separa sugiere el tr¨¢nsito de la reflexi¨®n de una fotograf¨ªa a otra. En su testamento, Rosamond dispone que, si no se localiza a la ciega Imogen, entonces sus sobrinos nietos Gill y David pueden escuchar las cintas. Gill y sus hijas ser¨¢n los oyentes de ese testimonio dirigido a un fantasma en vida al que ellos sustituyen, y, como el lector, se entremeten en una historia ajena de la que, no obstante, participan para dar as¨ª sentido a la evocaci¨®n de la anciana.
La lluvia antes de caer explora, m¨¢s con serenidad que con melancol¨ªa, la zona no atendida de los afectos, el hartazgo que impone la presi¨®n familiar, la importancia del temperamento, los escr¨²pulos cuando son una forma de cobard¨ªa. Resulta conmovedor y extraordinario dejarse llevar por esa radiante voz que vivifica las fotograf¨ªas, que extrae un mundo de cada imagen, capaz de restaurar la distinta luz y la atm¨®sfera moral -adem¨¢s de los objetos, la indumentaria, la arquitectura- del largo periodo que comienza en los a?os cuarenta y termina en la actualidad. Pero a¨²n es m¨¢s admirable, si cabe, la aparente ingravidez con que aborda los temas familiares m¨¢s espinosos (el maltrato que a los tres a?os dej¨® ciega a Imogen) y la conciencia de la dificultad de transmitir correctamente un mundo ya desaparecido: "Qu¨¦ dif¨ªcil es contarte todo esto en el orden adecuado. Como siempre, se supone que te estoy describiendo una foto, y en cambio te lo he contado todo sin orden ni concierto. Pero, a lo mejor, es que no hay un orden exacto. Quiz¨¢s el caos y el azar son el orden natural de las cosas". La valoraci¨®n aqu¨ª de la expresi¨®n literaria, enfrentada a la imagen, adquiere en la novela una sugerencia ejemplar, especialmente ahora que la tiran¨ªa de la imagen desplaza, restringe o anula la potencialidad de la palabra. De ah¨ª la sagacidad del pretexto narrativo (describir fotograf¨ªas a una ciega, que ser¨¢n escuchadas por videntes), un recurso apenas enfatizado que establece (sin olvidar al lector, que tambi¨¦n es un oyente) una relaci¨®n fuertemente discordante entre la imagen y su interpretaci¨®n. "Una foto", se dice al principio, "s¨®lo puede captar un momento entre millones de momentos de la vida de una persona"; la palabra, en cambio, despliega la historia que conserva la memoria, suscitada por la contemplaci¨®n de una casa, de un grupo familiar o una roulotte. Por lo dem¨¢s, la voz de la anciana Rosamond posee por momentos un tono de eleg¨ªa cl¨¢sico, esa remembranza envolvente poco habitual en la actual novel¨ªstica. Seguramente la mejor manera de disfrutar La lluvia antes de caer sea leerla en voz alta.
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