Sebastian y el mentor diab¨®lico
Narrativa. Bucarest, Rumania, a?os treinta: el pa¨ªs hab¨ªa engordado hasta el doble de su tama?o con los territorios de Besarabia, Bucovina y Transilvania, los despojos del imperio austroh¨²ngaro y ruso incorporados al territorio nacional; la capital de aquella Romania Mare (Gran Rumania) bull¨ªa de una vida intelectual nunca vista, pero marcada por la euforia patri¨®tica y por los temores a su propia debilidad y a un futuro incierto y que se tem¨ªa tr¨¢gico, temor que la Historia confirmar¨ªa muy pronto.
En ese clima de exaltaci¨®n nacionalista el antisemitismo tom¨® los pueblos, las calles de la capital, entr¨® en la universidad, y los estudiantes de etnia jud¨ªa eran peri¨®dicamente expulsados y golpeados por sus condisc¨ªpulos de estirpe m¨¢s "sana" o "pura".
Desde hace dos mil a?os
Mihail Sebastian
Pr¨®logo de Norman Manea
Traducci¨®n de Joaqu¨ªn Garrig¨®s
Aletheia. Valencia, 2009
250 p¨¢ginas. 20 euros
En 1934 Mihail Sebastian (Brila, 1907-Bucarest 1945) public¨® Desde hace dos mil a?os, novela en forma de dietario donde alterna las entradas descriptivas de tales pogromos con las reflexiones sobre su triple condici¨®n de intelectual, de jud¨ªo y de ciudadano "danubiano" o rumano, y vindica esa herencia inc¨®moda, compleja e irrenunciable. El libro es tambi¨¦n el relato de su fascinaci¨®n por Nae Ionescu, encarnado en la novela en el personaje de Ghita Blidaru.
Es muy sugestiva la figura de este sujeto f¨¢ustico, probablemente el intelectual m¨¢s influyente de aquellas v¨ªsperas de Apocalipsis. Empez¨® como un intelectual splengleriano, y su personalidad robusta, magn¨¦tica, carism¨¢tica, fascinaba y seduc¨ªa a la joven, brillante y condenada generaci¨®n de entreguerras: Emil Cioran, Mircea Eliade, Eugene Ionesco; cada uno de ellos, representante de una actitud y una convicci¨®n intelectual, aparece, bajo un alias transparente -y revelado, adem¨¢s, por el pr¨®logo de Norman Manea-, como personaje de Desde hace dos mil a?os.
El joven Sebastian asisti¨® deslumbrado, intrigado e inquieto a la deriva de su mentor hacia el fascismo de la Legi¨®n del Arc¨¢ngel San Miguel o Guardia de Hierro. Cuando Sebastian decidi¨® escribir este libro en el que repiensa su vivencia de la condici¨®n jud¨ªa, el sufrimiento y peregrinaje "desde hace dos mil a?os", el papel del individuo en la c¨¢rcel de la colectividad, le pidi¨® a Ionescu un pr¨®logo. El profesor le escribi¨® una prefata que rezumaba antisemitismo y repulsi¨®n hacia el autor mismo:
"Iosef Hechter", le interpela, llam¨¢ndole por su verdadero nombre jud¨ªo en vez de por su alias literario, "el mes¨ªas ya vino y t¨² no lo conociste (...) porque la soberbia te puso escamas en los ojos... Iosef Hechter, ?no sientes c¨®mo se apoderan de ti el fr¨ªo y las tinieblas?".
Ese prefacio a Sebastian le hel¨® el coraz¨®n, por supuesto, pero llevado de un impulso raro, a medio camino entre la sumisi¨®n, el masoquismo y una idea m¨¢s alta y m¨¢s sutil del desd¨¦n, lo acept¨®. Y el libro, que ahora llega a nuestras manos con pr¨®logo de Norman Manea, se public¨® entonces con el alegato racista de Ionescu. Se levant¨® un esc¨¢ndalo literario fenomenal. A los intelectuales jud¨ªos les irritaba la comprensi¨®n casi compasiva que el autor parec¨ªa manifestar hacia los matones de la sangre pura, y a los antisemitas los argumentos del insolente hebreo les parecieron provocaciones de un sujeto que s¨®lo merec¨ªa desaparecer.
Hemos rastreado en el c¨¦lebre Diario de Sebastian sus observaciones sobre los movimientos ulteriores del profesor. Conspir¨® activamente en pro de un golpe de Estado. Visit¨® la Alemania nazi, se jact¨® de haber conocido a Hitler. A ra¨ªz del asesinato del primer ministro del Gobierno rumano Armand Calinescu por unos miembros de la Guardia de Hierro en 1939, el rey Carol desencaden¨® una represalia contundente sobre la organizaci¨®n fascista. Al cabo de unas horas, 250 de sus cuadros dirigentes hab¨ªan sido fusilados. Los cad¨¢veres de los asesinos del primer ministro se exhibieron en la calle bajo un cartel que rezaba: "De ahora en adelante ¨¦ste ser¨¢ el destino de los traidores a la patria". Y Ionescu muri¨® tambi¨¦n, supuestamente de ataque al coraz¨®n, y seg¨²n algunas fuentes envenenado por los servicios secretos.
Un a?o despu¨¦s, la excitaci¨®n intelectual y la atm¨®sfera pol¨ªtica que hab¨ªa generado en torno a s¨ª parec¨ªa algo remoto y un poco absurdo. Sebastian relata en el Diario una conversaci¨®n con otros intelectuales sobre el difunto mentor: ellos opinan que "no era m¨¢s que un poste de taberna, un embaucador, un farsante y un 'cacique". ?l, por su parte, hab¨ªa llegado a la conclusi¨®n, s¨®lo a medias humor¨ªstica, de que "Nae Ionescu era el demonio".
Con esta novela queda publicada en Espa?a la mayor parte de la obra de Mihail Sebastian: el mencionado Diario 1935-1944, (Destino y C¨ªrculo de Lectores) que es, como predijo Eliade desde Lisboa, su "obra maestra", p¨®stuma y secreta hasta su casi milagrosa recuperaci¨®n y un documento sin parang¨®n sobre aquellos a?os; y las deliciosas novelas Mujeres (Impedimenta), El accidente (Destino) y La ciudad de las acacias (Pre-Textos), que son otros tantos estudios de caracteres femeninos y de las angustias existenciales de los protagonistas masculinos, trasuntos del autor. S¨®lo quedan por traducir las obras de teatro y C¨®mo me convert¨ª en Hooligan, que es su r¨¦plica al esc¨¢ndalo que levant¨® Desde hace dos mil a?os.
Sebastian pudo eludir los campos de exterminio, los trenes de la muerte, los linchamientos y las matanzas que redujeron a la comunidad jud¨ªa rumana a la mitad, y asisti¨® a la "liberaci¨®n" del pa¨ªs por los rusos... s¨®lo para morir atropellado por un cami¨®n del ej¨¦rcito liberador en 1945. La vida no es como la literatura, no se preocupa de poner algo de l¨®gica en la distribuci¨®n de pesos, castigos y recompensas.
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