"Hay que esforzarse por mantener la edad de las luces"
Ya no es ministro. Y se le nota relajado, sereno. Se aloja en un hotel al lado del Arco de Triunfo, muy cerca de la Sala Pleyel, una de las escalas de la gira europea de verano que va a llevar al m¨²sico brasile?o el 26 de julio a Madrid (Veranos de la Villa) y el d¨ªa 27 a Granada (Palacio de Congresos). Gilberto Gil baja a la recepci¨®n con una camisa de manga corta, bermudas y sandalias. Sus rastas recogidas en una coleta. Podr¨ªa ser un turista cualquiera pero es un artista valioso. Atiende con su proverbial cordialidad y se presta c¨®mplice a las sugerencias del fot¨®grafo. Ya no es el ministro de Cultura de Brasil.
"Ahora no tengo que vigilarme para evitar decir cosas que no debo", comenta riendo. "Aunque el mayor alivio fue dejar de pensar que formaba parte del Gobierno. Porque pensaba en ello veinticuatro horas. Incluso dormido". Confiesa que, pese a todo, disfrut¨®: "Me gustaron las discusiones que provocamos en Brasil para intentar una comprensi¨®n m¨¢s abierta de lo que es la cultura".
"El alma vieja es cada vez m¨¢s sabia y menos poderosa. Y eso da equilibrio"
"La m¨²sica me anima a vivir y me ofrece un di¨¢logo con la sociedad"
"En muchos aspectos los gobiernos trabajan en funci¨®n de la agenda del mundo capitalista. El Estado al servicio de los intereses privados. Algunos Gobiernos intentan equilibrar un poco eso, otros no, entregan completamente el Estado", asegura riendo. "El Gobierno de Lula, por sus compromisos m¨¢s sociales, ha tenido problemas por buscar ese equilibrio. Quisimos organizar una agencia reguladora del cine y fue un esc¨¢ndalo porque al sector no le gust¨® nada. Sin comprender que el inter¨¦s com¨²n es mayor que el particular".
Gilberto Passos Gil Moreira acaba de cumplir 67 a?os y no ha perdido la ilusi¨®n. "La m¨²sica me anima a vivir y me proporciona la posibilidad de un di¨¢logo con la sociedad. A trav¨¦s de ella me sit¨²o en el mundo. Es mi capital. Son cincuenta a?os casi de vida art¨ªstica, desde que empec¨¦ a tocar el acorde¨®n en los bailes de Salvador de Bah¨ªa", recuerda. "Envejecer es bueno desde el punto de vista del alma y complicado desde el punto de vista del cuerpo", dice riendo. "El alma vieja es cada vez m¨¢s sabia y menos poderosa. Y eso te da un equilibrio fant¨¢stico. El cuerpo tiene los problemas de la decadencia. Unos individuos se rebelan y otros, es mi caso, intentan adaptarse adoptando principios asc¨¦ticos: alimentaci¨®n, gimnasia, respiraci¨®n...".
En su gira europea de 2007, sus conciertos se pod¨ªan seguir en tiempo real desde su p¨¢gina web, y Gilberto Gil animaba al p¨²blico a sacar fotograf¨ªas y grabar con sus m¨®viles y c¨¢maras digitales. "Yo defiendo que el p¨²blico experimente y se apropie totalmente de las posibilidades que ofrecen las tecnolog¨ªas". ?Sin l¨ªmites? "Los l¨ªmites tendr¨¢n que ser establecidos tras un amplio debate democr¨¢tico. La regulaci¨®n de Internet le corresponde a la sociedad".
Una de sus mayores preocupaciones, como ministro de cultura, fue el software libre. Y ese complejo equilibrio entre una defensa razonable del derecho del autor sobre su obra y el acceso libre a esa obra como derecho a la cultura. El asunto le apasiona: "Todav¨ªa no sabemos hasta qu¨¦ punto los individuos van a abdicar de su derecho al uso pleno de esas tecnolog¨ªas y concederlo a las corporaciones".
Se pronuncia claramente contra las leyes que criminalizan al usuario que descarga archivos protegidos: "Est¨¢n en juego las libertades en una sociedad democr¨¢tica. Esas sanciones s¨®lo podr¨ªan tomarse en el caso de un gran consenso social", afirma Gilberto Gil, que, sorprendentemente, confiesa tener cierta dificultad con los gadgets y las m¨¢quinas. "Uso el ordenador para la correspondencia, para leer noticias. Leo EL PA?S y The New York Times todos los d¨ªas. Tambi¨¦n blogs, pero a¨²n conservo la curiosidad por la prensa cl¨¢sica".
Para el m¨²sico, la crisis tiene nombre: "?Capitalismo!", exclama. "La salida ser¨ªan mercados regulados en funci¨®n de los intereses p¨²blicos. Seguir como hasta ahora se me antoja dif¨ªcil. Quiz¨¢s pa¨ªses emergentes como Brasil, India o China, deber¨ªan proponerlo. Las personas no parecen darse cuenta de que la cosa es muy grave, pero me temo que lo es. Y no se dan cuenta porque se vive la fiesta del consumo y las facilidades t¨¦cnicas. Y olvidamos que traen unas posibilidades potenciales de sombras, tiran¨ªas, fundamentalismos, que ya andan rondando por ah¨ª. Tenemos que estar muy alertas", avisa. "Deber¨ªamos esforzarnos por mantener la edad de las luces. Porque estamos en un avi¨®n que cae y nadie sabe si encontrar¨¢ una pista en la que aterrizar suavemente o si va a impactar con el suelo de forma brutal".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.