Metallica sigue reinando
Negro. Todo. M¨¢s de 40.000 personas. Todas de negro. Casi todas con camisetas de sus grupos favoritos. Para¨ªso del tatuador. Fans de verdad. Entendidos. P¨²blico que asiste a un festival s¨®lo por los conciertos. Generosos. Entusiastas y conocedores. Para ellos se celebr¨® la primera edici¨®n de Sonisphere, una suerte de Monsters of Rock que el s¨¢bado recay¨® en el parque del F¨®rum con el concurso de Metallica como patriarcas del cartel. Actuaron a medianoche y satisficieron a la multitud. No fueron los Metallica de los mejores tiempos; pero, a falta de nuevos reyes, siguen aturdiendo con su repertorio.
Los ¨²nicos que pudieron hacerles algo de sombra fueron Slikpnot, una banda que antes daba miedo y ahora s¨®lo lo provocar¨ªa en un circo, y ante ni?os. Sus m¨¢scaras de cuero en plan Matanza de Texas ya no tienen al acabado r¨²stico de anta?o y m¨¢s que nunca parecen chistes. Como esa percusi¨®n que pretend¨ªa aportar fiereza al consistir en un bate de b¨¦isbol golpeando una tuber¨ªa met¨¢lica. Mucho ruido y alguna nuez, pero mucho menor de lo que la banda promete con esa actitud que quiere generar angustia. Era el ¨²ltimo concierto de su gira en Europa y dijeron sentirse contentos. No precisaron si por acabar ya de una vez.
Entre Slipknot y Metallica, unas notas ambientales. Dado que o estaban escondidos o que directamente no hab¨ªa urinarios masculinos -postes con cuatro rincones para la r¨¢pida micci¨®n-, casi cada pared recibi¨® su torrente. Nunca antes en ning¨²n festival se hab¨ªa visto tama?a proporci¨®n de aligeramientos fuera pista que en el Sonisphere. Y debe considerarse que la bebida nacional met¨¢lica es la cerveza. En consecuencia, el deporte nacional en algunas zonas del F¨®rum fue el s¨¢bado el vadeo de corrientes.
Metallica. Sonaron fuertes, convencidos, en¨¦rgicos, y poderosos. Slipknot les gan¨® la mano en la escenograf¨ªa, pero ellos fiaron todo a su propia imagen, por lo que apenas necesitan nada m¨¢s. Muchos parlamentos entre tema y tema recordaron que a partir de cierta edad hasta un m¨²sico de metal se comporta como un padre dando consejitos. Para presentar disco incluyeron cuatro de sus piezas, mientras que el resto del repertorio hizo parada y fonda en los cl¨¢sicos -Enter sadman, Nothing else matters, Masters of puppets, Blackened, Sad but true- y abord¨® una versi¨®n de Queen, Stone cold crazy.
Con todo, por lo visto en detalles inapreciables, pareci¨® que, tanto por potencia como por actitud, m¨¢s que ser un grupo en plena forma pareci¨® que Metallica lo que necesitaba era demostrar que lo sigue estando. Su calidad de grupo ic¨®nico ya pesa mucho. Tanto, que en la salida unos chavales jugaban con la banda en un Guitar hero. Reyes ya del videojuego, Metallica. A nada que alguien empuje...
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