Tom¨¢s y los 'Teletubbies'
El mismo "l¨ªder de opini¨®n" que a?os atr¨¢s abander¨® la lucha contra los toros de cart¨®n de Osborne, s¨ªmbolos terriblemente agresivos de Espa?a y del machismo que se ergu¨ªan sobre los cerros (lucha sin cuartel, coronada, como se sabe, por un ¨¦xito sin paliativos), ahora la ha tomado con los toros de verdad, y cuando Jos¨¦ Tom¨¢s viene a La Monumental para jugarse la vida y al mismo tiempo intentar dibujar algo de arte en el aire, el l¨ªder lo acusa de venir a Catalu?a a "provocar", y lo que es peor, le acusa de "minoritario". El tremendo anatema se viene a sumar a la labor incesante, y desinteresada aunque bien pag¨¢, de otros nacionalistas para suprimir de nuestras vidas cuanto suene a imaginario espa?ol, desde la lengua castellana en el colegio ("recordeu: al pati, tamb¨¦ en catal¨¤!") o en Francfort, hasta la tauromaquia. En esto ¨²ltimo su voz viene a sumarse a los dengues y melindres de unos exaltados defensores de los animales que desfilan por los alrededores de la plaza sacudiendo pancartas que exigen: "Jos¨¦ Tom¨¢s: ?Suic¨ªdate!", y con unos espesos funcionarios municipales que simulan creer que la vida en Barcelona es un programa de los Teletubbies. La necedad hace extra?os (y poco suculentos) compa?eros de cama.
Por los toros, se?ora m¨ªa, usted no se angustie: se van a acabar porque son el ¨²nico y peligroso espect¨¢culo del mundo en que la representaci¨®n se funde con la realidad: un atavismo que sobrevive desde el fondo de los siglos y no el habitual suced¨¢neo. Por eso son cada a?o m¨¢s "minoritarios" y por eso y por todo lo dicho alg¨²n funcionario m¨¢s o menos risue?o pondr¨¢ el tamponazo de "prohibido". Pero el otro d¨ªa, todav¨ªa, ese Jos¨¦ Tom¨¢s se plant¨® ante uno, y luego otro, y luego otro toro, y dijo sobre la vida algo que ni yo, ni mucho menos usted, es capaz de decir, y demostr¨® de manera irrefutable que un hombre es algo m¨¢s que un teletubbie.
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