A la Luna con 72K
El d¨ªa 21 se cumplen 40 a?os de la llegada del hombre a la Luna - A los astronautas Armstrong , Aldrin y Collins se les consider¨® los Crist¨®bal Col¨®n del siglo XX, todos ellos se lanzaron a la aventura con una m¨ªnima informaci¨®n, comparada con la que hoy lleva encima cualquier persona
La foto de ah¨ª arriba contiene 33.484 kilobytes de datos, 465 veces m¨¢s datos que los ordenadores de la nave Apollo 11: 72K de memoria ROM.
En la madrugada del 21 de julio se cumplir¨¢n los 40 a?os de la llegada del hombre a la Luna, a bordo del Apollo 11. Como dijo Armstrong, "un peque?o paso para el hombre, pero un gran paso a la humanidad". Veamos la herencia que dej¨® aquella gesta.
Siempre que se habla de los beneficios pr¨¢cticos de la exploraci¨®n espacial se ponen como ejemplo materiales como el velcro y el tefl¨®n. Es una leyenda urbana m¨¢s. Ninguno de los dos materiales se invent¨® para atender a necesidades del viaje a la Luna, aunque s¨ª es cierto que la NASA hizo -y sigue haciendo- uso extensivo de ambos.
Los verdaderos beneficios de los programas espaciales son mucho m¨¢s sutiles, como los enormes avances en comunicaciones, telemetr¨ªa, miniaturizaci¨®n electr¨®nica y t¨¦cnicas criog¨¦nicas, por citar s¨®lo unos pocos.
Cuando la NASA empez¨® su plan para poner hombres en el espacio, las comunicaciones globales eran casi una utop¨ªa, limitadas al servicio que pudieran prestar los pocos cables submarinos existentes. Era una ¨¦poca en que la m¨¢xima inmediatez la ofrec¨ªan los teletipos, en los que las noticias urgentes se anunciaban con repetidos timbrazos.
Hubo que poner a punto una red de comunicaciones de alcance mundial que permitiese estar en contacto con astronautas primero a 200 kil¨®metros de altura, y despu¨¦s, a 400.000.
Se utilizaron no s¨®lo estaciones terrestres, sino tambi¨¦n buques anclados en las zonas en las que no pod¨ªa obtenerse cobertura por otros medios. Las antenas que siguieron el desembarco en la Luna -en California, Australia y Madrid- siguen operativas hoy en d¨ªa.Las comunicaciones con la Luna, incluidas las im¨¢genes de televisi¨®n que llegaron desde all¨ª eran en formato anal¨®gico, el ¨²nico disponible en la ¨¦poca. Pero para otras misiones -concretamente, los Mariner a Marte- ya se estaban experimentando t¨¦cnicas digitales. De alguna forma, nuestras c¨¢maras fotogr¨¢ficas y de v¨ªdeo trazan su origen a los programas espaciales.
Las naves lunares llevaban a bordo un par de ordenadores de navegaci¨®n. Comparados con los actuales PC resultan penosamente primitivos: apenas 4 Kbytes de memoria RAM (no megas ni gigas) y 72 Kbytes de ROM.
Los ordenadores no ten¨ªan pantalla; tan s¨®lo un display como el de una calculadora y un teclado de 19 teclas. M¨¢s o menos, como un tel¨¦fono m¨®vil. Tampoco utilizaban disquetes (no exist¨ªan) ni, menos a¨²n, disco duro. Cada Apollo llevaba el programa para toda la misi¨®n escrito y pregrabado en n¨²cleos de ferrita desde antes del despegue. Gracias a eso, la segunda misi¨®n a la Luna, el Apollo 12, pudo soportar el impacto de dos rayos durante el despegue sin que se borrase ni un bit de su memoria.
Aun hoy resulta incre¨ªble lo que pod¨ªa conseguirse con un hardware tan elemental. Durante la fase de aterrizaje se encargaba de integrar los datos del radar altim¨¦trico, controlar el impulso del motor principal y de los 16 motores de estabilizaci¨®n, mantener las antenas continuamente orientadas hacia la Tierra y calcular la trayectoria para regresar a la nave nodriza en caso de emergencia. Todo a la vez y con s¨®lo 32 K. Recu¨¦rdelo la pr¨®xima vez que se queje de que su PC va lento y tiene que ampliarlo.
El programa espacial -y algunos proyectos militares- fueron la fuerza motriz en el desarrollo de la microelectr¨®nica. El cohete lanzador med¨ªa 110 metros de altura, pero su cerebro era un anillo de apenas un metro de altura, situado en su parte superior, justo antes de la c¨¢psula propiamente dicha. El resto, pura fuerza bruta: miles y miles de litros de combustible y motores tan potentes que nunca se han vuelto a construir otros iguales. La excelencia en la miniaturizaci¨®n electr¨®nica se cita frecuentemente como una de las razones -pero no la ¨²nica- que hicieron que Estados Unidos ganase la carrera hacia la Luna.
La mejor herencia del programa Apollo fue el desarrollo de modernas t¨¦cnicas de gesti¨®n. Enfrentados con el problema de coordinar el trabajo de miles de contratistas distribuidos por todo el pa¨ªs, respetando especificaciones y plazos muy estrictos, la NASA se vio obligada a explorar un territorio poco conocido fuera de los ambientes militares, el de los sistemas de planificaci¨®n y control de producci¨®n, que s¨®lo hab¨ªan sido usados en programas de misiles bal¨ªsticos como el Polaris y el Minuteman. Esas t¨¦cnicas, que hoy se utilizan en millares de empresas industriales nacieron a la sombra del programa lunar.
S¨®lo ocho a?os
Pero quiz¨¢ hay una ¨²ltima lecci¨®n del Apollo. Cuando Kennedy embarc¨® al pa¨ªs en la carrera, solamente dos astronautas hab¨ªan volado por el espacio: un ruso y un americano -este ¨²ltimo, apenas 15 minutos y aprovechando un cohete t¨¢ctico de tama?o mediano-.
La NASA no contaba con proyecto previo, ni infraestructura ni naves adecuadas y apenas un pu?ado de especialistas que empezaban a aprender de sus propios errores. Nadie sab¨ªa c¨®mo resolver los problemas de supervivencia fuera de la Tierra. Ni c¨®mo dirigir una c¨¢psula por el espacio. Ni mucho menos c¨®mo enviar algo hasta la Luna y traerlo de regreso. Era, en resumen, la mayor empresa industrial del siglo XX, despu¨¦s del Proyecto Manhattan.
Armstrong pis¨® la Luna s¨®lo ocho a?os despu¨¦s de que Kennedy lanzase su reto. Hoy, 40 a?os despu¨¦s, repetir una gesta as¨ª resulta impensable.
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"Elegimos ir a la Luna..."
Elvis no ha muerto y el hombre nunca pis¨® la Luna. Son dos de las grandes leyendas urbanas de la historia moderna. Aparte de las teor¨ªas que rechazan la llegada al planeta (se pueden ver en YouTube), prolifera la documentaci¨®n seria y cient¨ªfica. Adem¨¢s de las p¨¢ginas de la NASA, para celebrar el aniversario ha nacido Wechoosethemoon.com, primeras palabras de un discurso de John Kennedy en 1962: "Elegimos ir a la Luna...". Esta web recrea el viaje en tiempo real:
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