V¨ªctimas y acusados esperan juntos en los pasillos de la Ciudad Judicial
Las peque?as salas de testigos s¨®lo se abren si lo piden los afectados
En la Ciudad Judicial de Barcelona del siglo XXI se sigue incumpliendo la Ley de Enjuiciamiento Criminal del siglo XIX. V¨ªctimas, acusados y testigos aguardan juntos y revueltos en un inmenso pasillo mientras esperan entrar a juicio. Los juzgados de lo penal de las nuevas instalaciones disponen de unas peque?as salas de testigos con tres sillas, pero no se abren si no lo piden los afectados. O sea, pr¨¢cticamente nunca. Eso origina, por ejemplo, que agresores y agredidos, incluyendo los casos de violencia dom¨¦stica, aguarden en el mismo espacio el tiempo que haga falta hasta que se les llame.
En la primera planta de la Ciudad Judicial existe otra sala para 30 personas, con s¨®lo seis sillas, pero tampoco funciona. Como las salas de vistas de los juzgados de lo penal est¨¢n dispersas en tres plantas y no existe una para cada juzgado, como ocurr¨ªa antes, deber¨ªa haber un funcionario que ¨²nicamente se dedicara a comunicar a los testigos a qu¨¦ planta y qu¨¦ sala deben ir a testificar para que esa sala de espera pudiera ponerse en marcha. Y lo mismo sucede con otra gran sala para testigos protegidos que est¨¢ en la planta baja de la Ciudad Judicial, con capacidad para 90 personas.
"Los testigos que hayan de declarar en el juicio oral permanecer¨¢n, hasta que sean llamados a prestar sus declaraciones, en un local a prop¨®sito, sin comunicaci¨®n con los que ya hubiesen declarado, ni con otra persona", dice el art¨ªculo 704 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que data de 1882 y que sigue sin cumplirse, tal como a¨²n recuerda Jos¨¦ Mar¨ªa Mena, ex fiscal jefe de Catalu?a. "Las salas de testigos existen y si no se utilizan es porque no las abren los funcionarios de los juzgados", explica Francesc Gim¨¦nez Gusi, gerente de la Ciudad Judicial.
Con todo, se trata de una m¨¢s de las disfunciones judiciales que no ha solventado el nuevo equipamiento, que costar¨¢ 388 millones de euros.
Los tres equipos de videoconferencia que se utilizan para que declaren los testigos desde cualquier rinc¨®n de Espa?a sin necesidad de acudir a juicio son los que ya exist¨ªan. Son insuficientes y no funcionan siempre, lo que ya est¨¢ causando la suspensi¨®n de juicios.A la vista de la falta de equipos de videoconferencia y de su deficiente funcionamiento, los jueces de lo penal han prescindido de ese sistema, por lo que citan a los peritos y a los polic¨ªas a que acudan a juicio. En ocasiones tienen que recorrer centenares de kil¨®metros para declarar unos segundos y ratificarse en el informe que hicieron en su d¨ªa, pero es la manera de asegurar su presencia que, en caso de no producirse, podr¨ªa provocar la suspensi¨®n de la vista o el riesgo de nulidad.
"Es posible que haya que instalar equipos de videoconferencia en todas las salas, pero hasta ahora no se ha suspendido ning¨²n juicio por no tenerlos disponibles", explica Gim¨¦nez Gusi. Los jueces de lo penal lo niegan.
M¨¢s all¨¢ del uso de la tecnolog¨ªa, otra cr¨ªtica a la nueva Ciudad Judicial es la falta de espacio y la sensaci¨®n de apretujamiento en muchas dependencias. Los juzgados de guardia, por ejemplo, son mucho m¨¢s reducidos que los que se hicieron en 1992 en el paseo de Llu¨ªs Companys. Apenas ha transcurrido un mes de las nuevas dependencias y los jueces de instrucci¨®n ya reclaman a la Generalitat una "remodelaci¨®n integral" de esa zona, en la que, por ejemplo, no existe ni una ventana exterior. Y no son s¨®lo unas dependencias reservadas a jueces y abogados, sino que cualquier ciudadano ha de ira all¨ª si quiere presentar una denuncia.
"?Qu¨¦ quiere decir remodelaci¨®n integral? Se estudiar¨¢ el coste y los presupuestos de lo que se reclama", explica Gim¨¦nez Gusi, quien reconoce la falta de espacio en esa zona y en las dependencias de los juzgados de instrucci¨®n. Se han colocado ocho en cada planta, tambi¨¦n en un enorme pasillo y espacios abiertos. En la parte central el nivel de ruido es tan elevado que ya se est¨¢n haciendo mediciones por si se superan los l¨ªmites permitidos. La situaci¨®n es especialmente acuciante en la zona central, donde confluyen los mostradores de atenci¨®n al p¨²blico y se agolpan ciudadanos, abogados y procuradores preguntando por su caso, normalmente a un solo funcionario.
Gim¨¦nez Gusi reconoce que entre las 10 y las 12 horas el nivel de ruido es muy elevado y que se est¨¢n estudiando diversas soluciones. Entre ellas, prohibir el uso del tel¨¦fono m¨®vil. Esos espacios abiertos generan tambi¨¦n un problema de seguridad en la custodia de los expedientes, de manera que quedan en las mesas de los funcionarios al alcance de cualquiera si el juzgado est¨¢ de guardia. Y como cada d¨ªa entran cinco, se ha optado por destinar un vigilante de seguridad en esos casos que se ha de ocupar de dos plantas. Ya circula la leyenda en la Ciudad Judicial que un grupo de delincuentes se pase¨® por unos juzgados hace unos d¨ªas cuando estaban vac¨ªos, pero las c¨¢maras de seguridad no lo han podido confirmar.
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