Leszek Kolakowski, el fil¨®sofo que tritur¨® el marxismo
Expulsado de su c¨¢tedra en Polonia, se instal¨® en Oxford
Leszek Kolakowski abandon¨® Polonia en 1968, no sin antes haberse doctorado por la Universidad de Varsovia, para recalar primero en la Universidad de Berkeley, en California, y, m¨¢s tarde, en Oxford. De ese mismo a?o de 1968 es su libro Hacia un marxismo humanista. Ensayos sobre la izquierda de hoy. Era entonces un pensador que batallaba todav¨ªa por rescatar las ideas de Karl Marx del fango en el que las hab¨ªa embarrado la historia.
Las autoridades de su pa¨ªs le hab¨ªan dado ya un buen coscorr¨®n un par de a?os antes por sus ideas reformistas, que formaban a la juventud "en unas ideas contrarias a la tendencia oficial del pa¨ªs": le expulsaron de su c¨¢tedra universitaria. El poder en que se hab¨ªa materializado el viejo sue?o igualitario del marxismo no se andaba con tonter¨ªas: quienes no estaban con ¨¦l, estaban contra ¨¦l.
Fue un pensador marxista que no dej¨® nunca de ser cat¨®lico
Se ocup¨® con un distante desprecio de la obra de Sartre y de Mao
Nacido en 1927 en Radom, y formado en Lodz, Leszek Kolakowski estuvo buena parte de los a?os cincuenta enredado en las categor¨ªas marxistas, peleando por definir qu¨¦ era el marxismo institucional, la simple racionalizaci¨®n de los imperativos del poder pol¨ªtico que terminan por eliminar la autonom¨ªa de la acci¨®n moral, y cu¨¢l era el real, ese pensamiento que al penetrar en la naturaleza social del hombre abre las puertas a un humanismo que nada tiene que ver con el puro ego¨ªsmo individualista.
En ¨¦sas se afanaba y, curiosamente, su pensamiento incorpor¨® elementos de la filosof¨ªa anal¨ªtica y positivista, acaso para salir de la asfixia que le produc¨ªan las f¨¦rreas exigencias del materialismo dial¨¦ctico oficial.
Kolakowski, que fue un fil¨®sofo marxista y que no dej¨® nunca de ser un pensador cat¨®lico, empez¨® ocup¨¢ndose precisamente de eso: de lo que pod¨ªan dar de s¨ª las ideas que proced¨ªan de la religi¨®n que abraz¨® desde ni?o.
Explor¨® tambi¨¦n las tendencias milenaristas de la filosof¨ªa medieval y, m¨¢s adelante, se ocup¨® de Spinoza, de Locke (de quien trat¨® cuando investigaba los fundamentos morales del liberalismo moderno), de Hume y de la filosof¨ªa anal¨ªtica hasta el C¨ªrculo de Viena, entre otras cuestiones.
Fueron, sin embargo, las 1.200 p¨¢ginas de Las principales corrientes del marxismo las que le dieron m¨¢s fama. La obra se public¨® en 1976 en tres vol¨²menes (Los precursores, La edad de oro, La crisis), escrita en polaco, y Kolakowski daba cuenta ah¨ª de la abrumadora sabidur¨ªa que hab¨ªa acumulado a prop¨®sito de la materia que trataba.
Esta vez, sin embargo, no lo gui¨® el af¨¢n de salvar las ideas del manifiesto fracaso pol¨ªtico en el que se hab¨ªan traducido sino que oper¨® con la extrema libertad del que puede tratar con autoridad los disparates de las modas (se ocup¨® con un distante desprecio de la Cr¨ªtica de la raz¨®n dial¨¦ctica, de Jean-Paul Sartre, o del marxismo campesino de Mao, por ejemplo) y machacar sin que le tiemble el pulso a quienes, desde Occidente, hab¨ªan pretendido justificar lo injustificable: el comunismo de los pa¨ªses del Este.
Analiz¨® con todo detalle las contribuciones de los fundadores y herederos inmediatos, supo ver la eficacia con que Karl Marx combin¨® la ilusi¨®n rom¨¢ntica con el determinismo hist¨®rico y recorri¨® con toda minuciosidad las ruinas a las que condujo una filosof¨ªa que sedujo a las mejores inteligencias del siglo XX. La suya -fina, brillante, heterodoxa, independiente- se apag¨® en un hospital de Oxford (donde se instal¨® tras su salida de Polonia) el viernes pasado. La noticia de su fallecimiento fue recibida por el portavoz del Parlamento polaco, Bronislaw Komorowski, con las siguientes palabras: "Hemos perdido a un hombre que hizo un importante servicio a la libertad y a la democracia de este pa¨ªs". A continuaci¨®n, todos los diputados polacos le honraron con un minuto de silencio.
De su brillante aportaci¨®n al conocimiento de lo que signific¨® (y pens¨®) el marxismo, queda una verdad que tiene ya la consistencia de un t¨®pico: que el marxismo pol¨ªtico fue sobre todo una religi¨®n secular.
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