El estilo Correa
Las conversaciones grabadas incorporadas al sumario del caso G¨¹rtel han ofrecido, desde el primer momento, un material antropol¨®gico de primer orden. La ¨²ltima que ha saltado a la luz revela que la organizaci¨®n de Francisco Correa convocaba, para agasajar a los alcaldes con los que iba a trabajar, enormes fiestas que llegaban incluso a convertirse en bacanales. Cerraba locales, contrataba prostitutas de lujo, y a vivir que son dos d¨ªas. En la grabaci¨®n, Correa reproduce unas palabras del alcalde de La Nuc¨ªa que, como explica, muestran lo bien que lo pas¨®: "... y es verdad que las t¨ªas eran muy guarrindongas... las de Valencia... las del restaurante...". Las empresas de la trama G¨¹rtel pretend¨ªan levantar en La Nuc¨ªa, Alicante, casi 4.000 viviendas y un campo de golf. Por lo que se ve, el primer paso lo hab¨ªan dado ya: tener contento al alcalde. Informaci¨®n antropol¨®gica de primer orden.
Si existen teor¨ªas que sostienen que el hombre es un lobo entre lobos, lo que muestran las grabaciones del caso Correa es m¨¢s bien lo contrario: que es un ser servicial, siempre dispuesto a arreglarlo todo, bromista, amigo de sus amigos, generoso. Si hay dinero de por medio ("una pastuqui importante"), como ocurre en la f¨®rmula 1, Correa procura ser claro desde el principio: hay pelas para todos. No hay por qu¨¦ extra?arse de que a un tipo as¨ª se lo elija como testigo de la propia boda.
El equipo de Correa, sus socios, el ambiente en el que trabajaban, esa voluntad de modernidad con tantos nombres en ingl¨¦s para principiantes (Forever Young, Orange Market, Special Events...), su cercan¨ªa al poder al que serv¨ªan como eficaces cortesanos y, en fin, el estilo. Porque hay un estilo Correa que forma parte ya del patrimonio de los espa?oles y cuya quintaesencia ha quedado resumida en la imagen de la caminata del l¨ªder de la trama con su esposa durante la boda de la hija de Aznar, con El Escorial al fondo. He ah¨ª la soltura de un hombre de mundo. Un hombre que ha sabido ir tan lejos que hoy podr¨ªa sostenerle la mirada a Berlusconi sin pesta?ear. Si el italiano presume de velinas, Correa tiene sus llamadas guarrindongas.
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