Barcelona aleja el fantasma de la sequ¨ªa
La desalinizadora de El Prat aliviar¨¢ la carga sobre los pantanos catalanes
La desalinizadora de El Prat de Llobregat (Barcelona) abri¨® ayer el grifo y empez¨® a potabilizar agua procedente del Mediterr¨¢neo. Hace un a?o -hasta que las abundantes lluvias de mayo pusieron fin a la situaci¨®n- la sequ¨ªa azotaba Catalu?a y puso al ¨¢rea metropolitana de Barcelona, donde se concentra la mayor parte de la poblaci¨®n, al borde de las restricciones. Ayer, en un acto lleno de referencias a aquel periodo, las autoridades celebraron el fin de los problemas para el abastecimiento de agua al ¨¢rea de Barcelona: "La desalinizadora resuelve la garant¨ªa de suministro del sistema hidr¨¢ulico que abastece Barcelona", proclam¨® la ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa. "Se aleja el fantasma de la sequ¨ªa", le acompa?¨® el presidente de la Generalitat, Jos¨¦ Montilla.
La desalinizadora de El Prat aumenta en el 25% los recursos h¨ªdricos del ¨¢rea de Barcelona: las necesidades de los 4,5 millones de habitantes que abastecer¨¢ suponen 360 hect¨®metros c¨²bicos anuales, y la aportaci¨®n de la nueva planta es de 60 hect¨®metros c¨²bicos al a?o. La desalinizadora ha costado 230 millones de euros, el 75% pagados con fondos de la Uni¨®n Europea.
Habr¨¢ m¨¢s agua, y ser¨¢ de mejor calidad, olor y sabor. La desalinizaci¨®n se realiza por ¨®smosis inversa: el agua se capta a 30 metros de profundidad y se trata hasta que queda pura, sin residuos ni nutrientes. El ¨²ltimo estadio de la desalinizaci¨®n a?ade los minerales necesarios, y el agua resultante viaja hasta el dep¨®sito que abastece Barcelona. El proceso es caro: producir un metro c¨²bico de agua desalada cuesta 0,60 euros, y el agua que actualmente cobra la Generalitat vale 0,32 euros. Ello repercutir¨¢ en los consumidores, aunque de forma paulatina, sin sobresaltos.
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