Europa pierde peso militar
El estancamiento de los gastos en defensa la descuelga de las otras potencias
Julio ha sido hasta ahora un mes dur¨ªsimo para las tropas brit¨¢nicas desplegadas en Afganist¨¢n. La muerte de 19 soldados en tres semanas, la mayor¨ªa a causa de la explosi¨®n de artefactos, ha impulsado en Londres un furioso debate sobre si las tropas del Reino Unido cuentan con equipamiento a la altura de la situaci¨®n. La imagen del general Richard Dannatt volando por Afganist¨¢n en un helic¨®ptero estadounidense -"me habr¨ªa desplazado en uno brit¨¢nico, si hubiese habido uno disponible", dijo el militar- elev¨® la pol¨¦mica al m¨¢ximo grado. El propio Gordon Brown tuvo que intervenir para calmar las aguas.
M¨¢s all¨¢ de las escaramuzas pol¨ªticas sobre el n¨²mero de helic¨®pteros y blindados brit¨¢nicos disponibles en la provincia afgana de Helmand, el debate en el Reino Unido -junto con Francia, la mayor potencia militar europea- plantea una trascendental pregunta pol¨ªtica a todo el continente: ?en qu¨¦ estado se hallan los m¨²sculos de Europa? ?Acompa?an de manera adecuada su ambici¨®n de potencia global? Las estad¨ªsticas sobre gasto militar ofrecen una respuesta clara: mientras todas las grandes potencias mundiales han aumentado a ritmos de v¨¦rtigo su inversi¨®n en la ¨²ltima d¨¦cada, Europa gasta hoy lo mismo que hace 10 a?os. Comparativamente, la fuerza militar europea se est¨¢ erosionando a gran velocidad.
Los datos son contundentes. China aument¨® su gasto militar un 194% entre 1999 y 2008, en t¨¦rminos reales. Rusia, un 173%. Estados Unidos, un 66%. India, un 44%. Frente a esas cifras, en el mismo periodo, Francia increment¨® su gasto un 3%; Italia, un 0,4%; Alemania retrocedi¨® un 11%. El Reino Unido avanz¨® un 20%, debido a su alta implicaci¨®n en las guerras de Irak y Afganist¨¢n. El continente, en su conjunto, registr¨® un avance del 5%. Los datos son del prestigioso Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI). Seg¨²n ellos, China se convirti¨® en 2008, por primera vez, en el segundo inversor militar del mundo.
"El gasto militar es impulsado por tres factores b¨¢sicos", comenta en conversaci¨®n telef¨®nica Samuel Perlo-Freeman, investigador del departamento de gasto militar del SIPRI. "Estar involucrado en conflictos armados, como EE UU; tener ambiciones de potencia militar global, como China o Rusia; o gozar de un crecimiento econ¨®mico elevado, que facilite el aumento del gasto militar. Europa no es empujada por ninguno de los tres. Los pa¨ªses europeos han priorizado objetivos por los que no consideran necesario o ¨²til desarrollar su poder militar".
As¨ª, la capacidad de influencia europea a escala global queda siempre m¨¢s dependiente del llamado soft power que brota del poder¨ªo econ¨®mico y comercial, de la seducci¨®n cultural, del atractivo de su particular mezcla entre libre mercado y protecci¨®n social. Para muchos, eso es positivo. Al respecto, hay opiniones de todo color. Pero los hechos hablan de duros competidores en un mundo menos noble de lo que ambicionan los partidarios del soft power. Un mundo en el que el hard power no cuenta mucho menos que cuando Stalin, preguntado por las relaciones con la Iglesia cat¨®lica, dijo ir¨®nicamente: "?El Papa..? ?Cu¨¢ntas divisiones tiene el Papa?".
"Europa se ha descolgado del ritmo de crecimiento de los dem¨¢s. Esto es fuente de preocupaci¨®n", observa desde Francia Yves Boyer, director adjunto de la Fundaci¨®n para la Investigaci¨®n Estrat¨¦gica francesa. "Si queremos evitar una Europa condenada a la decadencia, los Gobiernos tienen que dotarla de medios en los sectores industriales, culturales, diplom¨¢ticos, pero tambi¨¦n militares. Aunque sea en contra de las opiniones p¨²blicas, los Gobiernos tienen el derecho de actuar en el inter¨¦s estrat¨¦gico de un pa¨ªs".
La tendencia, sin embargo, muestra un estancamiento absoluto en la ¨²ltima d¨¦cada, y las proyecciones para los pr¨®ximos presupuestos no la invierten. La crisis econ¨®mica global reduce m¨¢s a¨²n el margen de maniobra.
"Pese al frenazo de las inversiones que perjudica la disponibilidad de materiales", prosigue Boyer, "Europa goza todav¨ªa de ventajas comparativas en cuanto a savoir faire. Pero incluso el savoir faire necesita medios para mantenerse en el tiempo, y la espiral actual puede ser peligrosa".
Para hacerse una idea de las magnitudes, las cinco principales potencias militares europeas -Francia, Reino Unido, Alemania, Italia y Espa?a- con una poblaci¨®n equivalente a la de EE UU y un PIB conjunto poco inferior, suman un gasto militar que representa el 40% del estadounidense.
Pese al espectacular crecimiento, China, y m¨¢s a¨²n India y Brasil, quedan todav¨ªa lejos en t¨¦rminos absolutos de Europa como bloque. Pero hay matices: si el gasto se calculara a paridad de poder adquisitivo, el peso relativo de la inversi¨®n china o india subir¨ªa mucho. Un mismo mill¨®n de d¨®lares en distintas manos compra la misma fracci¨®n de un cazabombardero, pero paga muchos m¨¢s salarios de soldados chinos que de europeos.
Por otra parte, es evidente que la suma del gasto militar europeo sigue siendo m¨¢s una realidad aritm¨¦tica que pol¨ªtica. Pese a que el ascenso de Sarkozy -su acercamiento a la OTAN y a EE UU- facilite el camino para el desarrollo de una defensa com¨²n europea, la realidad es que no hay avances significativos en la materia. El esfuerzo militar europeo permanece pulverizado en muchos fragmentos, mientras realidades nacionales cohesionadas y cada vez m¨¢s armadas surgen en el horizonte.
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