Noticias desde Alemania
Aunque se publique m¨¢s informaci¨®n de lo que pasa en Ir¨¢n que en Alemania, es innegable que las noticias provenientes de nuestro socio centroeuropeo tienen mayor influencia sobre nuestra vida cotidiana. En concreto, dos noticias recientes, que han pasado casi desapercibidas, merecen mayor atenci¨®n: por un lado, la ley que elimina el d¨¦ficit presupuestario y por otro, la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Tratado de Lisboa.
En primer lugar, est¨¢ la norma constitucional que establece el objetivo del presupuesto equilibrado, con un techo de d¨¦ficit del 0,35% del producto interior bruto en el ciclo econ¨®mico. De hecho, en el horizonte 2020, significa que el endeudamiento del pa¨ªs no debe superar el 10% (frente al 60% europeo actual). Adem¨¢s, fija criterios restrictivos para los d¨¦ficits de sus autonom¨ªas (l?nder), con una invitaci¨®n de la se?ora Merkel a los socios europeos a adoptar criterios similares una vez superada la crisis. No se trata s¨®lo de que est¨¦ en campa?a, hostigada por sus euroesc¨¦pticos socios b¨¢varos de la CSU. Esta cultura de estabilidad est¨¢ profundamente arraigada en el alma de un pa¨ªs industrial y exportador, con un excedente de ahorro que debe canalizar en el exterior. Nuestra etapa de cigarra del boom inmobiliario no hubiera sido posible sin el euro como moneda ¨²nica y esta pol¨ªtica de hormiga germ¨¢nica.
Hemos dado pasos de gigante juntos. Ahora nos toca defender lo conseguido, afianzarlo tambi¨¦n juntos
Mientras tanto, su principal socio, el presidente Sarkozy, tras distinguir entre d¨¦ficits buenos y malos, propone un empr¨¦stito masivo para lanzar grandes programas. Es decir, m¨¢s deuda. Dos propuestas claramente divergentes en la cabecera del enganche que tira del carro de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria, cuando la prioridad es precisamente incrementar la coordinaci¨®n presupuestaria y fiscal entre sus miembros. Esta cuesti¨®n es central para el futuro: Barroso debe dar respuesta a la misma en el debate de investidura y Espa?a tendr¨¢ un papel central para encontrar una soluci¨®n coordinada desde la presidencia europea que le corresponde desde enero.
La segunda noticia es la Sentencia del Tribunal Constitucional Alem¨¢n sobre el Tratado de Lisboa. Aunque no lo parezca, guarda relaci¨®n con la primera: la historia demuestra que una Uni¨®n Monetaria no es duradera a largo plazo si no va acompa?ada por una Uni¨®n Pol¨ªtica. La Sentencia da luz verde al Tratado, declar¨¢ndolo constitucionalmente compatible con la Ley Fundamental alemana, en la l¨ªnea de la de 1993 sobre control democr¨¢tico en relaci¨®n con el Tratado de Maastricht, retomada por nuestro Tribunal Constitucional. Rechaza todas las acusaciones de desmantelamiento de Alemania, creaci¨®n de un superestado europeo, desmontaje de la democracia o militarizaci¨®n forzada.
No obstante, la sentencia examina en detalle la cuesti¨®n central del considerable y continuo crecimiento de la libertad de acci¨®n de la Uni¨®n, no s¨®lo por el Tratado de Lisboa, que hace que en algunos ¨¢mbitos act¨²e como un Estado federal mientras que sus mecanismos decisorios y de nombramientos siguen siendo los de una organizaci¨®n internacional basada en el principio de la igualdad entre Estados se?ores de sus poderes. Por ello, replantea la cuesti¨®n existencial del d¨¦ficit democr¨¢tico al se?alar las insuficiencias del sistema europeo frente a los de sus Estados miembros a la hora de establecer un gobierno parlamentario aunque sea ¨¦sta su vocaci¨®n.
Por ello, pone como condici¨®n para aprobar el Tratado al Parlamento Alem¨¢n, como titular de la soberan¨ªa de un Estado miembro, la aprobaci¨®n de una Ley que defina en cada caso de transferencia de competencias a la Uni¨®n en virtud del principio de atribuci¨®n contenido en el nuclear art¨ªculo 48.7 del Tratado. Parece complicado, pero significa que para que una competencia pase de la unanimidad a la mayor¨ªa en el Consejo, el Bundestag deba autorizar en cada caso a su ministro y no en virtud de una cl¨¢usula gen¨¦rica. En especial, en competencias incluidas en el Tratado de Lisboa de "particular importancia para la democracia, que requieren una interpretaci¨®n restrictiva para la transferencia de poderes soberanos como son las relativas al derecho penal y civil, monopolio militar del uso de la fuerza, decisiones b¨¢sicas sobre ingresos y gastos, pol¨ªtica social o cultural, medios de informaci¨®n o relaci¨®n con las comunidades religiosas".
Se ha criticado ya esta interpretaci¨®n como un freno a posteriores integraciones. De momento supone un refuerzo importante de poder para los Parlamentos nacionales (a los que invita a actuar en una l¨ªnea similar) frente a sus Gobiernos sin que el Parlamento Europeo pierda poder. Es indudable que esta cuesti¨®n tendr¨ªa parecida respuesta si se planteara en nuestro pa¨ªs tanto en las Cortes Generales como en el Tribunal Constitucional.
En v¨ªsperas de la celebraci¨®n del 20 aniversario de la unificaci¨®n alemana, no son malas noticias las que recibimos de all¨ª. Es innegable que representan la exigencia de un esfuerzo renovado en nuestro destino compartido, en esencia en torno a dos cuestiones fundamentales que decidimos poner en com¨²n entonces: la ciudadan¨ªa y la moneda como base de una nueva construcci¨®n pol¨ªtica controlada, que no definida, por sus Tribunales Constitucionales. En estos a?os hemos dado pasos de gigante juntos. Ahora nos toca defender lo conseguido y afianzarlo, tambi¨¦n juntos.
Enrique Bar¨®n Crespo es catedr¨¢tico Jean Monnet y ex presidente del Parlamento Europeo.
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