Locales del Raval venden tarjetas de m¨®vil prepago sin pedir identificaci¨®n
La pr¨¢ctica, usual en tiendas del centro, vulnera una ley aprobada tras el 11-M
En los atentados del 11-M, los terroristas aprovecharon la opacidad de las tarjetas prepago para activar las bombas en los trenes. Para evitar que algo as¨ª volviera a ocurrir, el Gobierno central aprob¨® una ley que exige a las compa?¨ªas identificar a quienes compren una de esas tarjetas de m¨®vil. Y as¨ª lo hacen: en las distribuidoras oficiales, no hay forma de comprar una tarjeta sin mostrar el DNI u otro documento. Ese requisito, sin embargo, no se exige en decenas de comercios de telefon¨ªa y locutorios del Raval de Barcelona.
"Puedes comprar sin problema. No necesitas nada. La pones [la tarjeta] en el m¨®vil y ya est¨¢. Puedes hablar". Lo explica sin tapujos el propietario de una movil house paquistan¨ª en la calle de Corders, en el Casc Antic. "Tengo tarjetas Movistar, Vodafone, Orange. Todas 15 euros, 12 de saldo", dice. La escena se repite, poco m¨¢s o menos, en locales similares del barrio. En ninguno de ellos se solicita DNI, pasaporte o tarjeta de extranjero.
La venta irregular impide controlar en qu¨¦ manos acaban las tarjetas
Las operadoras sospechan que los comercios ofrecen chips antiguos
La ley sobre conservaci¨®n de datos de las comunicaciones electr¨®nicas se aprob¨® a finales de 2007. Desde entonces, las operadoras est¨¢n obligadas a identificar a los clientes que adquieren una tarjeta prepago. Esos datos sirven para que, en caso de un delito grave, la polic¨ªa puedalocalizar el origen de la llamada. As¨ª se evita la impunidad. "El comprador debe ser identificado en el momento de la venta", precisa un portavoz del Ministerio del Interior. Las tarjetas, adem¨¢s, se venden junto con un librito y un n¨²mero de tel¨¦fono al que hay que llamar para facilitar los datos. Si no se da ese paso, la tarjeta no se activa. Las que se venden en el Raval, sin embargo, s¨ª funcionan. Se puede llamar a cualquier sitio, incluso al n¨²mero de atenci¨®n al cliente. "No sabemos c¨®mo les llegan, pero hay sanciones previstas por esos comportamientos", recuerda el portavoz de Interior.
Vodafone, que con Movistar y Orange es una de las tres operadoras de telefon¨ªa con mayor implantaci¨®n en Espa?a, tiene una hip¨®tesis para explicar esta pr¨¢ctica. "Seguramente, los vendedores est¨¢n aprovechando el stock que a¨²n queda de tarjetas antiguas. ?sas, a diferencia de las de ahora, no requieren que el cliente las active para que la red las reconozca y funcionen", detalla un portavoz. Seg¨²n esa tesis, el problema terminar¨¢ en cuanto se extingan las tarjetas antiguas.
El agujero en materia de seguridad, sin embargo, es evidente. Algunos comercios est¨¢n poniendo en circulaci¨®n, a¨²n hoy, tarjetas prepago. Y no hay forma de saber en manos de qui¨¦n acaban: cualquier persona puede hacerse con una. "Hemos hecho esfuerzos por recoger masivamente las tarjetas antiguas", justifica el portavoz de Vodafone. La Secretar¨ªa de Estado de Telecomunicaciones, en cambio, cree que "si hay alguna denuncia, las operadoras tendr¨¢n que responder, porque es su responsabilidad".
En los peque?os locutorios del Raval, ese debate resulta ajeno. Los comerciantes se limitan a asegurarse la venta. "Todas mismo precio: 15 euros, 12 saldo. Compra y hablas".
Datos bajo control
Unos 15 millones de clientes de telefon¨ªa m¨®vil en Espa?a que usan tarjetas prepago a¨²n no se han identificado. Deber¨¢n hacerlo antes de noviembre. Si no, se arriesgan a perder la l¨ªnea y el n¨²mero de m¨®vil, tal como prev¨¦ la ley. Las operadoras tendr¨¢n que anular o desactivar las tarjetas que no est¨¦n identificadas a partir de esa fecha.
Desde hace dos a?os, adem¨¢s, las compa?¨ªas est¨¢n obligadas a retener los datos del cliente para que, llegado el momento y por orden judicial, la polic¨ªa pueda utilizarlos al investigar un delito grave. En especial, las actividades terroristas. Los datos almacenados sirven para conocer el origen de la llamada (desde qu¨¦ m¨®vil se hizo) y encontrar, en su caso, al autor. En ning¨²n caso, seg¨²n la ley, se almacena el contenido de las conversaciones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.