Memoria
La tragedia de Dani Jarque nos hiere a todos. Tengamos presente, sin embargo, que a quien destroza es a su familia y a sus amigos personales. A los dem¨¢s el dolor se nos convertir¨¢ pronto en una emotiva bandera. A ellos, no. A ellos les doler¨¢ de por vida.
?Qu¨¦ har¨¢ la otra familia de Jarque, la que se une bajo la bandera blanquiazul? Recordaremos. Y, cuando muramos nosotros, otros seguir¨¢n recordando. No tenemos el don de la buena fortuna, pero s¨ª el de la memoria. Esencialmente, somos eso, memoria.
El Espanyol no se alimenta de triunfos y temporadas gloriosas. M¨¢s bien al contrario. En los ¨²ltimos 50 a?os, los que he cumplido, hemos ganado dos copas, dos momentos dulces. Frente a eso, una monta?a de angustias: dos finales de la UEFA perdidas en los penaltis, cuatro descensos, varias agon¨ªas de final de temporada, la demolici¨®n de Sarri¨¤, el exilio en Montju?c. Y otro agosto negro, el de 1995, cuando muri¨® Fernando Lara, vicepresidente y alma empresarial del club.
No nos olvidamos de las desgracias. Quiz¨¢ por eso, pese a todo, el Espanyol sobrevive. La familia se ha forjado en la adversidad y el haber salido juntos de tantos apuros nos une m¨¢s que cualquier t¨ªtulo. De ah¨ª que fuera dif¨ªcil, el pasado d¨ªa 2, contener las l¨¢grimas al descubrir el nuevo estadio: era como llegar a la playa tras un naufragio y evocar a los que hab¨ªan desaparecido, a los que ya no estaban para gozar del gran momento. Ten¨ªamos casa de nuevo y empez¨¢bamos una nueva vida, con m¨¢s socios y m¨¢s esperanzas que nunca. Ten¨ªamos un capit¨¢n reci¨¦n estrenado en el que nos reconoc¨ªamos.
No s¨¦ si el nuevo estadio llevar¨¢ el nombre del capit¨¢n muerto. No s¨¦ si se le dedicar¨¢ un monumento, una tribuna o una simple placa. Eso no es lo m¨¢s importante. Nunca lo ha sido en esta familia de memoriosos. Desde ?ngel Rodr¨ªguez, los hermanos De la Riva, Ricardo Zamora y Juli¨¢n Arcas hasta hoy, nadie ha quedado en el olvido.
Vista desde fuera, acaso la muerte de Jarque se convierta en un simple pasaje amargo o en otra de las desgracias espanyolistas. Desde dentro no se ver¨¢ as¨ª. Pasar¨¢ el dolor y quedar¨¢ la imagen de un rostro joven y sonriente unido a un nuevo estadio y una nueva ¨¦poca. Quedar¨¢ en el Espanyol como un mito fundacional. Y quedar¨¢ su historia, que seguir¨¢ cont¨¢ndose como se cuentan la del Indio Abd¨®n Porte, la del Gran Torino desaparecido en Superga, la del accidente del Manchester, la de Gigi Meroni. Jarque fue el capit¨¢n que inaugur¨® el estadio de los sue?os y muri¨® d¨ªas despu¨¦s, solo, en una habitaci¨®n de hotel, mientras hablaba por tel¨¦fono con su mujer encinta.
Somos el Espanyol, nunca olvidamos nada. Pero algo as¨ª... ?Qui¨¦n podr¨ªa olvidar algo as¨ª?
Enric Gonz¨¢lez es el socio n¨²mero 3.696 del Espanyol.
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