Nuevas c¨¦lulas madre
Es comprensible que, tras el estrepitoso fraude del investigador coreano Hwang Woo-suk, que se invent¨® de arriba abajo la clonaci¨®n de los primeros embriones humanos, los cient¨ªficos y los medios est¨¦n manteniendo un perfil bajo al informar sobre los nuevos avances en medicina regenerativa. Pero hay una gran expectaci¨®n en el sector, y que la nueva esperanza tiene un nombre muy concreto: las c¨¦lulas iPS (induced pluripotent stem cells), o c¨¦lulas de pluripotencia inducida, descubiertas hace apenas tres a?os por el investigador japon¨¦s Shinya Yamanaka en la Universidad de Kioto. Espa?a, por una vez, no sale descolgada del pelot¨®n en la carrera.
El objetivo de la clonaci¨®n terap¨¦utica, tal vez la cuesti¨®n cient¨ªfica m¨¢s debatida del cambio de siglo, es la obtenci¨®n de c¨¦lulas madre gen¨¦ticamente id¨¦nticas a un adulto. Siguiendo en la estela de Yamanaka, los cient¨ªficos han hallado una forma asombrosamente simple de reprogramar simples c¨¦lulas de la piel o el pelo para que recuperen su estado primigenio. As¨ª se obtienen las c¨¦lulas iPS. Si la piel es de un paciente, las c¨¦lulas iPS son gen¨¦ticamente id¨¦nticas a ¨¦l. Y su implantaci¨®n funciona muy bien en modelos animales.
La revista Nature publica hoy cinco trabajos sobre las c¨¦lulas iPS, y tres de ellos son de laboratorios espa?oles. Uno de ellos es el de Juan Carlos Izpis¨²a en el Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona, que ya ha publicado en los ¨²ltimos a?os varios estudios importantes sobre estas c¨¦lulas. Los otros est¨¢n dirigidos por Mar¨ªa Blasco y Manuel Serrano en el Centro Nacional de Investigaciones Oncol¨®gicas (CNIO). Las c¨¦lulas iPS no s¨®lo avanzan hacia su uso en trasplantes, sino que tambi¨¦n abren una nueva v¨ªa en la investigaci¨®n del c¨¢ncer.
Esto no quiere decir que Espa?a se haya convertido en una potencia en medicina regenerativa. La delantera europea, como de costumbre, son el Reino Unido, Alemania, Holanda y Suiza, y m¨¢s adelante a¨²n figuran Estados Unidos, Canad¨¢, Jap¨®n y Singapur. Lo que significa es que Espa?a, por una vez, podr¨ªa colocarse en el grupo de cabeza. Lo que falta es dinero y apoyo. La industria farmac¨¦utica ya ha empezado a ofrecerlo, aunque a¨²n t¨ªmidamente. Ser¨ªa muy bueno que el sector p¨²blico -y tambi¨¦n el resto de la industria- siguiera el ejemplo. El futuro del pa¨ªs no es la construcci¨®n, sino la investigaci¨®n. Y estas oportunidades no son de oro pese a la crisis, sino precisamente por ella.
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