?Y si la izquierda ha muerto?
Un mal resultado en las pasadas elecciones europeas dio pie a muchas preguntas sobre el desconcierto de la izquierda, las preguntas existenciales ag¨®nicas son parte de la naturaleza misma de la izquierda. No as¨ª la derecha, ya gane o pierda nadie se pregunta por su presente o futuro pues descansa sobre la certeza absoluta de que existe y existir¨¢; a¨²n m¨¢s, de que la derecha es la expresi¨®n de la realidad. La derecha es "la gente normal", "apol¨ªtica" y cree en el Derecho Natural. La derecha descansa en la metaf¨ªsica, la izquierda teme ser una contingencia hist¨®rica.
Creo que hay motivos para preguntarse esta vez por la izquierda. El secretario del Partido Socialista Espa?ol afirm¨® que la izquierda hab¨ªa perdido las elecciones por incomparecencia. En ese caso, ?d¨®nde estaba? ?De viaje? Pero desde entonces no ha reaparecido para decir "aqu¨ª estoy de vuelta". ?Y si se ha muerto?
Estamos dentro de una crisis que est¨¢ transformando la econom¨ªa mundial y nuestras vidas
Las generaciones j¨®venes est¨¢n atrapadas en una bolsa de irrealidad
Hace unos meses escrib¨ªa aqu¨ª que, muerto el comunismo, a lo que exist¨ªa habr¨ªa que dejar de llamarle capitalismo, pues el capitalismo como ideolog¨ªa antag¨®nica a aqu¨¦l tambi¨¦n pereci¨® y lo existente pas¨® a ser otra cosa. ?Y si resulta que la izquierda tambi¨¦n est¨¢ muerta? ?Y si nos hallamos en un estadio nuevo en el que la dial¨¦ctica entre izquierda y derecha ya no es real, es una fantas¨ªa? Al cabo, estamos dentro de una crisis que est¨¢ transformando la econom¨ªa mundial y nuestras vidas.
El pasado va dentro de nosotros, pero el siglo XX se cerr¨® completamente con Gorbachov, un siglo que llev¨® a cabo el programa nacido en Europa en el XVIII y el XIX. La "globalizaci¨®n", siendo la continuaci¨®n de lo anterior, es un periodo nuevo de nuestra civilizaci¨®n. Quiz¨¢ sea ahora cuando alumbre algo nuevo el malestar expresado en las cr¨ªticas a la modernidad desde el siglo XIX, sea desde el integrismo cat¨®lico, desde las artes o desde la escuela cr¨ªtica de la raz¨®n de Frankfurt. Nietzsche escribi¨® para este tiempo. Izquierda y derecha no son m¨®nadas atemporales, son creaci¨®n social en un lugar, Europa, y un tiempo concreto, pongamos que la Revoluci¨®n Francesa. Y son relativas una a otra. Durante el siglo XIX y parte del XX Europa hizo un gran esfuerzo ideol¨®gico para ocupar el espacio desalojado por la religi¨®n con ideolog¨ªas que ten¨ªan que abarcarlo todo, desde la moral y la vida ¨ªntima, hasta la gesti¨®n del Estado y la econom¨ªa. Pero derecha e izquierda se asentaron sobre la din¨¢mica de la vida social, el conflicto entre inercia y fuerza, entre estatismo y movimiento, entre mantener el estado de cosas o cambiarlo. Entre realidad y deseo. Esa din¨¢mica existir¨¢ siempre, pero en cada lugar y en cada momento adopta lenguajes, ideolog¨ªas, programas distintos.Creo que no tiene mucho sentido seguir escudri?ando nuestro alrededor en busca de una izquierda reconocible bajo el aspecto de socialdemocracia, revoluci¨®n o cualquier otra forma hist¨®rica. Aunque me parece que es inevitable, necesitamos referencias, figuras, para reconocernos e identificarnos.
Se seguir¨¢ hablando de derecha e izquierda, pues aunque el tiempo hist¨®rico ha cambiado nuestras mentes necesitan saberse en un lado u otro. No nos basta afrontar cada dilema de modo particular y tomar posici¨®n en cada ocasi¨®n, necesitamos la doctrina y el grupo, pero no debi¨¦ramos exigir que esa tal izquierda se adapte a nuestra memoria generacional.
Creo que esa exigencia se le hace a la izquierda que hoy gobierna en Espa?a. Las pol¨ªticas concretas de ese gobierno son mejores o peores, discutibles, mejorables, pero son un fruto de este tiempo; confrontarlas con las pol¨ªticas del pasado no ilumina nada.
Bastantes de los males que le atribuimos a las izquierdas existentes son en realidad nuestras limitaciones. La izquierda est¨¢ descalabrada en Europa porque los europeos no pretenden cambiar lo que hay, quieren detener el tiempo o volver a un pasado que les permiti¨® veranear en Marbella, Mallorca, Canc¨²n, T¨²nez, Eslovenia... Queremos organizaciones sindicales y pol¨ªticas que nos garanticen que la vida va a ser como era antes, que nuestros puestos de trabajo no van a ser ocupados por inmigrantes a bajo precio, que nuestros productos no tengan que competir con las importaciones de otros productos fabricados con dumping... Menos los especuladores y la gran empresa, todos estamos afectados en nuestros intereses, nos est¨¢ resultando muy dif¨ªcil competir por los recursos y a?oramos los marcos nacionales, pero nuestras muy comprensibles reclamaciones no son necesariamente de izquierdas.
Ya que necesitamos ficciones sociales seguramente sea necesario actualizar la izquierda a nuestro tiempo. Tendr¨ªa que ser desde cada sociedad, convergiendo en una izquierda global. Pero una ficci¨®n, un argumento literario, se construye con uno o varios conflictos y con protagonistas. Los conflictos no es tan dif¨ªcil localizarlos, pues igual que hay una izquierda que se imagina izquierda, tambi¨¦n hay una derecha que se imagina derecha, y es muy activa. La derecha, con su ideolog¨ªa heredada, en la que finge creer, y su lista de intereses a defender, dibuja en hueco el programa de la izquierda.
En Espa?a, de trazar un programa de izquierdas se encarga esta derecha nacionalista, ultraconservadora, antisocial, autoritaria y defensora de privilegios heredados. Pero si la izquierda fuese meramente la respuesta al programa de la derecha se reducir¨ªa a una organizaci¨®n gremial de afectados por la derecha; si renace tendr¨¢ que hacerlo desde la gran tradici¨®n europea del Humanismo, pero abri¨¦ndose tambi¨¦n a las corrientes humanizadoras que nacen en este nuestro mundo abierto.
Pues la melancol¨ªa, la imaginaci¨®n de otra vida mejor y la cr¨ªtica y el deseo de cambiar lo que parece injusto anidan en seres humanos de cualquier parte, no s¨®lo en Europa.
Lo que no est¨¢ tan claro es qui¨¦nes son los, las, protagonistas del argumento, d¨®nde est¨¢ el sujeto de la izquierda.
Los intelectuales que no se han pasado a la derecha est¨¢n todav¨ªa perdidos buscando con su linterna, veremos si alumbran algo nuevo. Los trabajadores asalariados, representados por los sindicatos, l¨®gicamente no pueden crear otro horizonte que no sea asegurar sus trabajos en peligro.
Y las generaciones j¨®venes, que son los int¨¦rpretes del esp¨ªritu de su ¨¦poca, est¨¢n atrapadas en una bolsa de irrealidad. Al negarles a los j¨®venes hacerse adultos, mediante su reducci¨®n a peterpanes consumidores y neg¨¢ndoles un trabajo con perspectiva que les permita integrarse socialmente en el continuo de generaciones, los hemos encerrado en un limbo, un perpetuo presente sin futuro. Si Europa no tiene m¨¢s izquierda es porque los europeos no la quieren.
Suso de Toro es escritor.
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