GA Cohen, fil¨®sofo marxista con rigor anal¨ªtico
El fil¨®sofo GA (Jerry) Cohen falleci¨® el 5 de agosto en Oxford (Reino Unido), a los 68 a?os. Le gustaba decir que, aunque el hecho de haber sido educado para creer algo no es raz¨®n para creerlo, no podemos ignorar que el accidente del nacimiento explica, en buena parte, lo que uno profesa.
Qu¨¦ suerte tuvo el marxismo de que Gerald Allan (GA) naciera, el 14 de abril de 1941, en Montreal, en un hogar jud¨ªo militante del Partido Comunista de Canad¨¢. Durante su juventud, mientras estudiaba filosof¨ªa en la Universidad de McGill, se afili¨® a varias organizaciones comunistas, pero las pugnas internas, la invasi¨®n por la URSS de Hungr¨ªa (1956) y Checoslovaquia (1968), y sus viajes personales a la Europa del Este en los a?os sesenta acabaron con su pro sovietismo.
No obstante, no tuvo un desencanto a la Glucksman, sino que sigui¨® creyendo que los valores socialistas, la igualdad y la comunidad, merec¨ªan lealtad. A pensar mejor esos ideales dedic¨® toda su vida. En 1961 se fue a Oxford a estudiar con Isaiah Berlin y, tras un per¨ªodo de 20 a?os como profesor de filosof¨ªa en el University College de Londres, volvi¨® en 1985 para ocupar la posici¨®n de Chichele Professor en el All Souls College de Oxford, hasta que se retir¨® en la primavera de 2008.
Dos fases en su carrera
Su carrera se divide claramente en dos fases. La primera estuvo dominada por su inter¨¦s en la filosof¨ªa de la historia de Marx y culmin¨® con la publicaci¨®n de La teor¨ªa de la historia de Karl Marx: una defensa, en 1978. La defensa en cuesti¨®n no consist¨ªa en probar que el materialismo marxista es veraz, sino que puede ser reconstruido prescindiendo del holismo metodol¨®gico y la dial¨¦ctica que los m¨¢s apegados al Manifiesto Comunista hab¨ªan entronizado como elementos esenciales del marxismo. Cohen pas¨® a Marx por el tamiz de la filosof¨ªa de la ciencia y la teor¨ªa social, y el resultado fue que la lucha de clases no era el motor de la historia sino que, si acaso, lo eran las fuerzas productivas.
En un contexto dominado por la interpretaci¨®n de Althusser de las ideas marxistas, la lectura de Cohen fue casi considerada una herej¨ªa positivista de no haber sido por el respaldo que tuvieron sus ideas en una comunidad anglosajona poco dada al oscurantismo. Junto con otros acad¨¦micos como John Elster, Adam Przewosrki o Philippe van Parijs, form¨® el "marxismo anal¨ªtico" y, en los ochenta, se dedicaron a destilar las ideas de Marx de cuestiones ideol¨®gicas. Se hac¨ªan llamar El Grupo de Septiembre.
Desde los noventa, abandon¨® la ex¨¦gesis marxiana. La revoluci¨®n que nos ten¨ªa que conducir a una sociedad igualitaria no llegaba. Se dio cuenta de que la igualdad y la comunidad no definen un estado de cosas inevitable, sino que son valores que hay que apoyar con buenas razones y articular con principios. Mientras Margaret Tatcher hac¨ªa lo posible para enterrar el socialismo, ¨¦l lo defendi¨® desde su c¨¢tedra sin caer en una socialdemocracia descafeinada.
Algunos dir¨¢n que el lugar para cambiar las cosas no es el p¨²lpito, sino la calle. Pero Cohen pensaba que lo mejor que puede hacer un intelectual es hacer pensar al resto. No es falta de compromiso, sino modestia. Las obras de esta segunda etapa han contribuido enormemente al debate sobre la justicia con distintos argumentos, dirigidos a mostrar que podemos vivir en una sociedad m¨¢s igualitaria, porque, como ¨¦l dec¨ªa, no hace falta ser capitalista para ir en contra del socialismo, basta con pensar que el socialismo no es posible.
Jahel Queralt Lange es profesor de Derecho en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.
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