A ESCALA HUMANA
Perderse por la campi?a v¨¦neta en los alrededores de Vicenza permite ir en busca de la serena belleza de las villas renacentistas proyectadas por el arquitecto Andrea Palladio
En la era pre Internet -a principios de la d¨¦cada de los ochenta- no era nada f¨¢cil para un aficionado a la arquitectura ir en busca de las villas de Andrea Palladio (1508-1580) desperdigadas por la regi¨®n del V¨¦neto. Por supuesto sus obras mayores, institucionales, no presentaban ninguna dificultad de localizaci¨®n: las iglesias de San Giorgio e Il Redentore, en Venecia, o el Palazzo della Ragione (Bas¨ªlica) y el Chiericati, en Vicenza, donde ejerci¨® su arte con mayor asiduidad, estaban perfectamente se?alizadas. Pero las villas rurales que construy¨® para la rica y refinad¨ªsima burgues¨ªa local eran bastante menos conocidas. Joseph Losey hab¨ªa hecho mucho por su divulgaci¨®n con su pel¨ªcula Don Giovanni, al situar la casa del seductor sevillano en la Villa Almerico Capra (1566), m¨¢s conocida como La Rotonda, a la que se llega dando un paseo desde el centro de Vicenza (paseo que no omitir¨¢ una visita a la Villa Valmarana, con frescos de Ti¨¦polo). Pero para proseguir el itinerario palladiano hac¨ªa falta dirigirse a la oficina de turismo, donde te facilitaban unas hojas ciclostiladas con mapas trazados a mano para dar con esplendores como Villa Trissino, Villa Barbaro o Villa Emo en la campi?a vicentina. Faltaban a¨²n unos cuantos a?os para que la Unesco incluyera en su cat¨¢logo de Patrimonio de la Humanidad 24 de esas casas. Y por si no bastara, ahora mismo hay en CaixaForum de Barcelona (hasta el 6 de septiembre; del 6 de octubre al 17 de enero podr¨¢ verse en Madrid) una espl¨¦ndida exposici¨®n dedicada al arquitecto con maquetas de sus obras. De modo que hoy fabricarse un itinerario para descubrir este legado resulta pan comido, y m¨¢s con navegador en el coche.
Joseph Losey populariz¨® sus casas con su filme 'Don Giovanni'
En un momento en que la arquitectura contempor¨¢nea ha adquirido un car¨¢cter tot¨¦mico que la ha alejado de la escala humana, realizar este viaje es un retorno al oficio, a la amplia formaci¨®n t¨¦cnica y art¨ªstica que demanda para adaptar la obra a las exigencias del cliente y por ende a la sociedad a la que sirve. Nacido en Padua el 30 de noviembre de 1508, Andrea Palladio, que por entonces se llamaba Andrea di Pietro della Gondola, empez¨® a trabajar en una cantera de su ciudad natal a los 13 a?os. Picaba piedra: as¨ª se relacionaba con la materia de la que habr¨ªa de servirse como artista en el futuro. En 1524 entr¨® en el taller de Giovanni da Porlezza y Girolamo Pittoni, los maestros de Pedemuro, en Vicenza, y all¨ª comenz¨® su amplia formaci¨®n intelectual que tuvo un momento culminante cuando, en 1538, conoci¨® al conde Giangiorgio Trissino, escritor, poseedor de una de las m¨¢s c¨¦lebres bibliotecas del Renacimiento y mecenas de Miguel ?ngel, Benvenuto Cellini o Pietro Bembo. Con Trissino, Palladio viaj¨® a Roma para conocer la arquitectura all'antica (a la antigua) que hab¨ªa de servir de modelo para ennoblecer Vicenza. En 1554 public¨® el libro La antig¨¹edad de Roma, trabajo previo a su obra te¨®rica fundamental, Los cuatro libros de la arquitectura, aparecidos en 1570. Por cierto, fue el propio Trissino quien en 1545 bautiz¨® al arquitecto con el seud¨®nimo de Palladio, en honor de Palas Atenea, diosa protectora de las artes.
Las villas, construidas para los ricos propietarios rurales, son conmovedores ejemplos de equilibrio entre el palacio rural y la factor¨ªa agr¨ªcola. Palladio incorpora junto a las plantas nobles las barchesse, alas laterales destinadas a los trabajos del campo, de manera que no interfieran en el ambiente de los propietarios, dedicados a la explotaci¨®n de la finca tanto como al cultivo de las artes. Frontones y sombreadas loggie (porches) ennoblecen estas construcciones a la medida del hombre, integradas en la suavidad del paisaje v¨¦neto. Visitarlas es reconciliarse con la escala humana.
A las citadas villas Barbaro, en Moser (provincia de Treviso), y Chiericati, en Vancimuglio di Grumolo delle Abadesse (Vicenza) habr¨ªa que a?adir como m¨ªnimo la de Emo (Vedelago) y Zeno (Cessalto), as¨ª como la Villa Foscari, llamada La Malcontenta, junto al canal del Brenta. Pero ya se ha dicho, con los medios actuales, cada uno puede fabricarse el itinerario a medida. Lo disfrutar¨¢.
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