El p¨²blico bizcoch¨®n perdon¨® a El Cid
El p¨²blico de Bilbao demostr¨® ayer no tener ni la m¨¢s repajolera idea de toros. No sabe c¨®mo debe reaccionar un p¨²blico de afuste o siquiera normal. A la muerte del cuarto toro, segundo de El Cid, tuvo que fabricar una pitada monumental. Una pitada equivalente a las siguientes palabras: "usted se ha dejado escapar un buen toro y nosotros se lo hacemos saber con esta m¨²sica de viento".
El franc¨¦s Castella en su primero no pas¨® de lo discreto. En su segundo fueron meritorias las series con la mano derecha. Contabilizamos cuatro series donde predomin¨® la vibraci¨®n en la ejecutoria. Ahora bien, por alargar la faena no alcanz¨® el ¨¦xito deseado. Se propuso encender la tarde como se enciende un ¨¢rbol de navidad, pero fall¨® alg¨²n fusible. Debe saber, y lo sabe, que los toros no se dejan matar cuando se les ha molido a muletazos. M¨¢s algo falla. Quiero decir, si esos derechazos vibrantes hubieran estados trufados de hondura y cargada la suerte de manera adensada, los toros piden la muerte casi como un favor.
Imbro / Cid, Castella, Perera
Toros de Fuente Imbro: De buena presencia, juego desigual (entre nobleza y mansedumbre), falta de fuerza en general.
El Cid: estocada (ovaci¨®n); estocada defectuosa (silencio).
Sebasti¨¢n Castella: -aviso-, estocada (aplausos); tres pinchazos -aviso-, estocada y descabello (aplausos).
Miguel ?ngel Perera: -aviso- pinchazo hondo (petici¨®n de oreja y vuelta al ruedo); media estocada y descabello (aplausos).
Plaza de Toros de Vista Alegre. 18 de agosto. Cuarta de feria. Cerca de tres cuartos de entrada.
El respetable bilba¨ªno tiene vocaci¨®n aplaudidora. Aplaude todo lo que se mueve
El primer toro de Miguel ?ngel Perera fue nobil¨ªsimo, aunque carente de fuerza. La faena con la mano derecha pudo ser de las buenas si no fuera por la falta de fuerza del animal. Todo estaba muy bien trazado, pero, pero, pero, con el cuidado de que no perdiera las manos el animal. ?Desde cu¨¢ndo un torero tiene que ser la ni?era de un toro? Desde aquella vez que los p¨²blicos concedieron orejas a faenas hechas a toros inv¨¢lidos, como el de ayer.
De ah¨ª que el presidente de Vista Alegre, Mat¨ªas Gonz¨¢lez, ejerciendo con buen criterio no concederle la oreja de ese toro a Perera, pese a que el p¨²blico bizcoch¨®n la ped¨ªa con insistencia. Prueba de ese buen criterio presidencial es que el toro se fue al desolladero con un s¨®lo pinchazo. Ver para creer. Esos son los toros que jalean los palmeros de las figuras, esos criticastros que escriben para las madres de los toreros, adem¨¢s de cobrar a tonta el elegio. ?sta expresi¨®n la he sacado de unas palabras dichas en su d¨ªa por el torero Ignacio S¨¢nchez Mej¨ªas, aquel diestro, cu?ado de Joselito, El Gallo, a quien Federico Garc¨ªa Lorca escribi¨® a su muerte en la plaza de Manzanares un poema antol¨®gico.
El p¨²blico bilba¨ªno tiene vocaci¨®n aplaudidora. Aplaude a todo aquello que se mueve. Empieza por palmear a los alguacilillos y, si se tercia, a los muleros y hasta alg¨²n servidor de la limpieza. Ovaciona a aquellos picadores que pican poco, sin saber que picando lo adecuado los toros rodar¨ªan por los suelos como vulgares peonzas. M¨¢s reserva sus delicadas manos, hasta romperlas si fuera preciso, para las figuras de la torer¨ªa andante, da igual si lo mostrar tiene valor alguno o si es puro fraude.
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