Un camino hacia la democracia
Conoc¨ª personalmente a Joaqu¨ªn Ruiz-Gim¨¦nez en la primavera de 1956 cuando, escasas semanas despu¨¦s de ser destituido por Franco como ministro de Educaci¨®n, se reincorpor¨® a sus tareas docentes en la Universidad de Salamanca. All¨ª es donde comenc¨¦ yo enseguida a colaborar con ¨¦l, luego (en 1960) en la Universidad de Madrid como ayudante de su c¨¢tedra de Filosof¨ªa del Derecho. Desde entonces —?hace ya m¨¢s de 50 a?os!— le he tratado como maestro y amigo, tambi¨¦n formando parte del grupo inicial que durante casi quince a?os publicamos Cuadernos para el Di¨¢logo.
Ahora, en estos tristes momentos, me consuela poderle evocar en la imagen, en la realidad de un hombre que ha ido siempre a m¨¢s, que supo ir siempre a mejor, a mucho mejor en su trayectoria vital, p¨²blica y privada.
Fue as¨ª, con generosidad, con respeto a la conciencia de los dem¨¢s, como hubo de influir en tantos espa?oles a lo largo de todo ese incitante y complicado tiempo nuestro, en el que se fueron acrecentando las v¨ªas de discrepancia y de oposici¨®n para la transici¨®n de la dictadura a la democracia.
Destacar¨ªa en esa trayectoria como ideas-fuerza de su criterio y personalidad los, entre otros, tres componentes fundamentales. El primero, de principio a final, su cristianismo, religiosidad y espiritualidad, vivida y sentida por ¨¦l cada vez en mayor lejan¨ªa de lo que implicaba el nacional-catolicismo y m¨¢s cercana a lo que supuso despu¨¦s el Papa Juan XXIII y el concilio Vaticano II. En ese tiempo se inscribir¨ªan sus propuestas de apertura como ministro de Educaci¨®n, apoyando la reinserci¨®n de algunos intelectuales del exilio y de las protestas de j¨®venes dem¨®cratas que dar¨ªan lugar a la denominada generaci¨®n del 56.
De ah¨ª deriva —en segundo lugar— su gran tarea, su presencia e influencia cultural, pol¨ªtica y social a trav¨¦s de la revista y los libros del grupo editorial Cuadernos para el Di¨¢logo, publicados desde 1963 hasta 1976. All¨ª, en sus p¨¢ginas y en sus actividades colaterales, esta buena parte de la cultura plural y de las posiciones pol¨ªticas democr¨¢ticas que, en interrelaci¨®n, tambi¨¦n habr¨ªan de coadyuvar en ese personal "camino hacia la democracia" de Joaqu¨ªn Ruiz-Gim¨¦nez.
Y asimismo, con esos mismos valores y caracteres, hay que entender su labor como profesor en la universidad, apoyando en todo momento a quienes, entonces j¨®venes, intentaban en medio de grandes dificultades la renovaci¨®n de la filosof¨ªa jur¨ªdica espa?ola: la cr¨ªtica del derecho natural teol¨®gico y teocr¨¢tico, la recepci¨®n de direcciones nuevas de pensamiento, su traslaci¨®n al campo de la filosof¨ªa y la realidad pol¨ªtica democr¨¢tica.
Joaqu¨ªn Ruiz-Gim¨¦nez ha sido ante todo un hombre de principios, de convicciones fuertes, un cristiano cada vez m¨¢s kantiano, que respetaba muy seria y sinceramente la conciencia. Pero tambi¨¦n era un hombre realista, que siempre asum¨ªa las propias responsabilidades y ten¨ªa muy en cuenta las repercusiones sociales, las consecuencias de los hechos y los pensamientos. Y revelar¨ªa dos secretos en esta hora final: uno, le habr¨ªa encantando ser un gran dramaturgo; otro, era negado para cualquier tipo de m¨²sica (me temo que incluso la celestial).
El¨ªas D¨ªaz es catedr¨¢tico em¨¦rito de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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