Unasur: m¨ªnimo necesario
La cumbre que reuni¨® el viernes en Bariloche a los altos mandatarios de los pa¨ªses que integran Unasur termin¨®, tras unas siete horas de tensa reuni¨®n, con un comunicado que respeta la soberan¨ªa de Colombia para autorizar el uso a EE UU de siete bases de su territorio en el combate contra el narcotr¨¢fico, pero advierte que ese tipo de acuerdos afecta a la seguridad de la regi¨®n entera y que la presencia de tropas de pa¨ªses extranjeros no puede amenazar "la soberan¨ªa e integridad de ninguna naci¨®n suramericana".
Es una declaraci¨®n de m¨ªnimos que, sin embargo, significa una victoria del di¨¢logo frente a la din¨¢mica de hechos consumados: en Bariloche se discuti¨® abiertamente sobre un tema de alto voltaje pol¨ªtico y militar. El encuentro se inici¨® en un clima explosivo, en el que Venezuela amenazaba con romper relaciones con Colombia, y termin¨® con esa declaraci¨®n que emplaza, adem¨¢s, al Consejo Suramericano de Defensa (CSD), que depende de Unasur, a estudiar nuevas medidas de confianza mutua y a analizar un documento sobre el uso en la zona de bases militares.
El encuentro aplaza la discusi¨®n sobre la efectividad de la propia Unasur, que bajo liderazgo brasile?o quiere convertirse en la instancia donde se resuelvan los problemas regionales. El presidente Lula se jugaba mucho en esta cita, donde el debate sobre el uso de las bases colombianas impidi¨® que se abordaran otros temas, como el conflicto entre Per¨², Chile y Bolivia por la salida al mar de este ¨²ltimo pa¨ªs, el crecimiento de los arsenales militares o el debate sobre los l¨ªmites del desarrollo de la Amazonia.
Estos problemas justifican que exista una organizaci¨®n supranacional que procure abordarlos con eficacia a trav¨¦s del di¨¢logo. Por eso los encargos hechos al CSD deben traducirse en iniciativas reales que eviten, as¨ª, que Unasur sea otro in¨²til mastodonte burocr¨¢tico.
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