El calvario de Camps
Volvemos de vacaciones. Nos han sabido a poco: eso es lo habitual. Renuentes, pesarosos, deseamos m¨¢s pr¨®rroga, mayor reparaci¨®n. Por ejemplo, para quienes nos fuimos algo averiados, f¨ªsicamente dolidos, el reposo nos ha resultado insuficiente. El regreso nos hace ver que a¨²n nos falta fuelle, que no nos hemos aliviado. Eso hace que ya a?oremos la pasada estaci¨®n, la del tiempo perezoso, aquellos d¨ªas de lectura que tanto placer nos procuraban. En dichos momentos, uno se sent¨ªa olvidado, sin empe?os laborales, sin apremios, sin aprietos. Ah, el descanso, pensamos. Es verdad: el trabajo es una condena b¨ªblica; pero, claro, felices los condenados que podemos lamentarnos... Decimos eso e inmediatamente nos corregimos: nuestras vacaciones ya no son como las del veraneo de anta?o, cuando las buenas familias emprend¨ªan un tour inacabable de bellos destinos. Ahora, para la mayor¨ªa, la holganza empieza tarde y acaba demasiado pronto. Incluso para los poderosos. ?O no?
Leo en este peri¨®dico una cr¨®nica firmada por Miguel Olivares. El titular reza as¨ª: "Camps toma unas vacaciones pero todav¨ªa acusa el calvario de G¨¹rtel". ?Vacaciones? ?O sea que el President ha descansado o est¨¢ descansando? Expresado en estos t¨¦rminos, la primera parte del titular suena a comentario rosa, a noticia algo fr¨ªvola de la prensa cardiaca: por ejemplo, los famosos del couch¨¦ siempre est¨¢n descansando... Indudablemente, el redactor no ten¨ªa dicha intenci¨®n, la de comparar al President con los ociosos del coraz¨®n. Por el contrario, hemos de interpretar esa referencia a las vacaciones como el reposo a que todo ciudadano tiene derecho tras una temporada de trabajo. Tambi¨¦n Camps ha podido permit¨ªrselo, hemos de concluir. Pues si es as¨ª, d¨¦mosle la bienvenida condicional: oiga, deje de holgar y deje de reprochar a los dem¨¢s lo que usted no hace exactamente bien.
Es que ha pasado todo un calvario, dir¨¢n. Precisamente en el titular del reportaje que firma Miguel Olivares se habla del caso G¨¹rtel como un calvario. O sea, Camps veranea despu¨¦s del v¨ªa crucis. Ah, ?pero ha acabado ese suplicio? Sin duda, el redactor se permite la met¨¢fora de la pasi¨®n de Cristo porque es pertinente en el entorno piadoso del President. ?Padece dicho calvario por estar incompleto el proceso judicial, a la espera del pronunciamiento del Tribunal Supremo? ?O acusa ese suplicio por lo sabido y lo difundido, por las amistades conocidas, esas de las que dicen que quiere un huevo? La verdad, no me gustar¨ªa estar en la piel del President, esperando el desenlace de un proceso a¨²n incierto o rezando para as¨ª evitar nuevas revelaciones, nuevas intimidades.
?Habr¨¢ al final una epifan¨ªa? Por supuesto, es tentador convocar elecciones anticipadas. Los resultados positivos, incluso muy positivos, siempre podr¨ªan presentarse como la redenci¨®n. Si las ganara, ya no habr¨ªa amiguitos del alma: de esos de los que Dios ha de librarle. ?O habr¨¢ al final un retiro forzoso, una lenta consunci¨®n? Viendo la obstinada conducta de Camps, no lo creo. Hay, s¨ª, inercia ejecutiva: ?y qu¨¦ es esto?, ?unas vacaciones o un calvario. Quiz¨¢, la suma de ambos. Y, si es as¨ª, ?a qui¨¦n lee? ?A Stieg Larson? Creo, m¨¢s bien, que a Kempis y a Maquiavelo, que mucho ayudan a sobrellevar el suplicio del gobernante. Pero ya hablaremos a la vuelta, cuando Mariano Rajoy lo invista. O a la segunda vuelta, cuando ¨¦l mismo se repare tras severas disciplinas.
http://justoserna.wordpress.com
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