De la ilusi¨®n de Singapur al des¨¢nimo de Copenhague
Hace cuatro a?os, Madrid lleg¨® a la votaci¨®n final en condiciones mucho mejores, aunque cayera ante Londres, la favorita
Madrid perdi¨® hace cuatro a?os en la elecci¨®n de Singapur, pero ray¨® a gran altura. Incluso el error de uno de los dos miembros griegos fue decisivo para no llegar a una votaci¨®n final que se hubiera podido ganar. El batacazo mayor fue para Par¨ªs por el triunfo de Londres, a la que no s¨®lo favoreci¨® la astuta visita a los miembros del por entonces primer ministro, Tony Blair, a ¨²ltima hora para apuntalar el encanto del legendario atleta Sebastian Coe al frente de la candidatura. Antes, la diplomacia anglosajona ya hab¨ªa conseguido el elogio de la comisi¨®n de evaluaci¨®n -pese a tener un proyecto impreciso, como se demostr¨® despu¨¦s- una nota de "muy alta calidad", igual que la capital francesa, la principal favorita. Pero los miembros y la comisi¨®n "creyeron" en el poder de Londres y descartaron la suficiencia de Par¨ªs.
En 2005 se catalog¨® la candidatura como de "alta calidad". Hoy es de "calidad variable"
El informe no es vinculante, pero esta vez Madrid aparece a la cola del pelot¨®n
Madrid, pese a ir de tercera en discordia, estuvo a punto de dar la sorpresa con un proyecto ilusionante y magn¨ªfico, que de no ser por los gigantes pol¨ªticos en lucha le hubiera servido para ganar. Conviene recordar que derrot¨® a Mosc¨², la peor valorada desde el principio, y a Nueva York, que alberg¨® alguna esperanza al ser catalogada, como Madrid en el informe previo, con "alta calidad". Ahora, ha sido la ¨²nica despreciada con "calidad variable".
En 2005 se critic¨® la falta de plazas hoteleras, lo que ya pareci¨® una disculpa para compensar las carencias de Par¨ªs y Londres en otros apartados claves para el COI en comparaci¨®n con la estupenda oferta espa?ola. Pero los miembros recibieron un proyecto magn¨ªfico, pujante. Ahora, la sensaci¨®n es que se ha desinflado y est¨¢ mal vendido. La peor noticia.
Para Madrid, ganar a la primera (aunque hist¨®ricamente no fuera as¨ª, pero s¨ª en los tiempos m¨¢s modernos) hubiera sido una haza?a y se recordaba la cercan¨ªa de Barcelona 92. Pero la derrota, aun decepcionante, dej¨® las secuelas de que hab¨ªa base para volver a intentarlo. Se tard¨® mucho en decidir que merec¨ªa la pena, pero lo peor, aunque al final pese, no va a acabar siendo lo que se argument¨® desde el principio: el lastre de la rotaci¨®n de sedes por continentes para repetir una victoria europea. Lo m¨¢s da?ino puede ser no haber convencido al COI, una vez m¨¢s, pese a ir segundos "t¨¦cnicamente" hace un a?o. Ni a los miembros, ni a la comisi¨®n de evaluaci¨®n. Ni en las gestiones personales ni en las presentaciones ni siquiera en el informe escrito o audiovisual. El G-20 ol¨ªmpico no reparte ya sillas, hay que gan¨¢rselas.
Si se hizo bien para 2012 lo lamentable es que se haya desaprovechado lo bueno de entonces, y en cosas mucho menores se hayan puesto en bandeja argumentos al COI para que rote lo que quiera.
Nada hay perdido de antemano, no s¨®lo porque se pueden aclarar puntos confusos, sino porque no hay votantes m¨¢s manipulables que los miembros del COI, salvo excepciones. El informe no es vinculante. Pero si a Singapur el equipo de Madrid fue con la ilusi¨®n del que viene de atr¨¢s convencido de que puede ganar al sprint a cualquiera, grande o no, el de ahora llegar¨¢ a Copenhague, donde se decidir¨¢ todo el 2 de octubre, descolgado del pelot¨®n. Si se pierde, la sensaci¨®n de haber tirado por la borda otra oportunidad, por razones a¨²n m¨¢s nimias y errores propios, estar¨¢ presente.
Del equipo que cay¨® por corta cabeza en Singapur se pudo decir que no ten¨ªa el carisma brit¨¢nico, pero s¨ª estaba metido en donde se cuecen las tantas veces ins¨®litas decisiones del COI. Ahora, cuatro a?os despu¨¦s, no parece haber ocurrido nada parecido. La lecci¨®n sirvi¨® de poco.
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