La pel¨ªcula que mat¨® al autor
Los allegados de Christian Poveda sostienen que la mara La 18 asesin¨® al fot¨®grafo porque dec¨ªan que ganaba dinero a sus espaldas con el documental sobre la pandilla
Era un hombre recto, un fotoperiodista a la vieja usanza. "Creo en el compromiso social que comporta mi trabajo", aseguraba. El fot¨®grafo francoespa?ol Christian Poveda fue asesinado en El Salvador de cuatro balazos en el rostro el pasado mi¨¦rcoles. Probablemente su rectitud y su inmenso amor a su profesi¨®n fueron inductores indirectos del crimen.
Porque Poveda hab¨ªa estado 30 a?os en decenas de conflictos. Hijo de exiliados espa?oles -que hoy viven jubilados en Alicante- y nacido en Argel hace 54 a?os (alto y fuerte, parec¨ªa mucho m¨¢s joven), Poveda se cri¨® en los suburbios de las grandes urbes francesas. "S¨¦ de lo que hablo cuando ilustro la delincuencia juvenil", recordaba. Como fot¨®grafo comenz¨® en el S¨¢hara Occidental a finales de los setenta, y desde ese momento no par¨®: Cuba, la primera guerra del Golfo, la guerra civil de El Salvador (que tras 13 a?os de combates caus¨® 75.000 muertos), los conflictos de L¨ªbano, Nicaragua, Guatemala... All¨¢ donde hubiera una noticia, all¨ª estaba ¨¦l. Public¨® en medios impresos de todo el mundo, y de paso realiz¨® una docena de documentales para televisi¨®n: sobre la decadencia de la lucha libre en Bulgaria, la lucha contra el sida en Par¨ªs, el ascenso de la ultraderecha en Europa... "Su pasi¨®n era su profesi¨®n", recuerda Anabel Mateo, que llev¨® la comunicaci¨®n, durante el pasado festival de San Sebasti¨¢n, de La vida loca, el documental de Poveda sobre las maras, las violentas pandillas salvadore?as. Su salto a la gran pantalla. El documental que ha acabado con su vida. "Tambi¨¦n le importaba comer bien y sus amigos. Cuando ha venido a Madrid este ¨²ltimo a?o, despu¨¦s de charlar, ped¨ªa que le dejaras Internet para comunicarse. Para ¨¦l, si eras su amigo, lo eras para siempre".
La mara exig¨ªa una buena parte de la venta del DVD pirata de 'La vida loca'
A trav¨¦s de Facebook, decenas de personas se han hecho eco de su fallecimiento. En Par¨ªs, el mexicano Emilio Maill¨¦ y la francesa Carole Solive, productores de La vida loca, recibieron juntos la mala noticia. "Christian era muy recto. Discut¨ªamos fuerte durante la producci¨®n. Hizo la pel¨ªcula que ten¨ªa en su cabeza. Nada le desvi¨® de su camino y ahora no podr¨¢ ver su estreno aqu¨ª, el 30 de septiembre", dice Maill¨¦. Seg¨²n Solive, "se sumergi¨® en esta lucha contra la violencia que devoraba el pa¨ªs y esperaba que el filme ayudara a futuras generaciones".
Poveda volvi¨® a El Salvador en 2003 a retratar a 130 integrantes de la mara La 18 -todos presos- por encargo de Par¨ªs Match. Convivi¨® con ellos durante meses y ¨¦se fue el germen de La vida loca. "Durante 16 meses establec¨ª un clima de confianza con los jefes de la mara La 18, sabiendo que era un proyecto a largo plazo", aseguraba Poveda en Donostia. D¨ªa a d¨ªa les sigui¨® con la c¨¢mara. Algunos murieron, otros acabaron en la c¨¢rcel. "En las maras entras con 12 a?os y a los 18, como mucho, o est¨¢s muerto o en prisi¨®n; son 30.000 pandilleros en un pa¨ªs de 5,5 millones de habitantes", comentaba el fot¨®grafo. "En realidad, son otra exportaci¨®n estadounidense". Las maras se crearon en los ochenta en los suburbios de Los ?ngeles (EE UU) entre los hijos de inmigrantes salvadore?os. Seg¨²n Poveda, "cuando acab¨® la guerra, EE UU empuj¨® a los salvadore?os a volver a su pa¨ªs, incluidos los delincuentes que estaban en prisi¨®n". Poveda se qued¨® enganchado a El Salvador. Por las maras y porque conoci¨® a su compa?era, la arquitecta Patricia Campos. "Est¨¢ destrozada", confirma Maill¨¦. "Pero ¨¦l siempre le dej¨® claro su compromiso con su labor".
Y ese pundonor le llev¨® el mi¨¦rcoles a Soyapango, a unos 25 kil¨®metros de la capital, San Salvador. "La vida loca s¨®lo tard¨® tres d¨ªas en llegar a los puestos de DVD piratas de la calle Arce, aqu¨ª en San Salvador, desde su emisi¨®n en Canal+ Espa?a". Habla Edgar Romero, otro fotoperiodista y coorganizador junto a Poveda del IV Festival de Fotograf¨ªa ESFOTO, que deb¨ªa de haberse inaugurado anteayer. "Se vend¨ªa a un d¨®lar la copia y la mara La 18 a?adi¨® un impuesto de tres d¨®lares m¨¢s". Hicieron correr el rumor de que Poveda se estaba beneficiando. "Fue a verles a negarlo, a defender tambi¨¦n lo suyo, porque era muy cuidadoso con los derechos de autor. Y a pedir que dejaran a un fot¨®grafo franc¨¦s de Elle que retratara este domingo [por hoy] a las chicas de la mara".
Su cad¨¢ver apareci¨® el mi¨¦rcoles en el poblado de El Rosario, cerca de Soyapango, junto a su camioneta todoterreno. El jefe de la Divisi¨®n de Investigaci¨®n de Homicidios (Diho), Marco Tulio Lima, asegura que poseen pruebas de que lleg¨® al lugar acompa?ado. "Hay huellas de un zapato de los utilizados por las maras. Una persona se baj¨® del asiento trasero por el lado derecho del veh¨ªculo".
El jefe policial confirm¨® la detenci¨®n por extorsi¨®n de El Puma, uno de los jefes de La 18, que la ma?ana del jueves se dedicaba a exigir "una renta" a la gente que se acercaba a las cercan¨ªas del lugar donde fue encontrado el cad¨¢ver. "No descartamos que tenga que ver con el asesinato". Tambi¨¦n dijo que Poveda frecuentaba la zona "en busca de im¨¢genes". Sin embargo, sus amigos rechazan esa teor¨ªa. Tanto Romero como Maill¨¦ comentan: "Fue a mediar, a aclarar las cosas". Romero recuerda: "Me dijo que sab¨ªa que la cosa estaba caliente. Pero ante todo estaba su ¨¦tica y su intento de salvar a futuras generaciones de salvadore?os". "?Sabes qu¨¦ es una locura?", comenta Maill¨¦. "Que acab¨® como otro personaje m¨¢s de su documental".
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