Obama se acerca a la reforma sanitaria
"No soy el primer presidente que afronta esta causa, pero ser¨¦ el ¨²ltimo", advierte - El Congreso reacciona positivamente a la defensa del plan estrella del mandatario
En una emotiva y robusta defensa de sus ideas para transformar el pa¨ªs, Barack Obama ha apelado al imperativo hist¨®rico de Estados Unidos de prestar atenci¨®n m¨¦dica a todos sus ciudadanos y ha puesto bastante m¨¢s cerca de la meta su objetivo de aprobar una ley para la reforma del sistema sanitario. La reacci¨®n dominante a su esperado discurso ante el pleno de ambas c¨¢maras del Congreso fue positiva, y el vicepresidente, Joe Biden, predijo ayer que la legislaci¨®n ser¨¢ firmada antes de las celebraciones del D¨ªa de Acci¨®n de Gracias, a finales de noviembre.
La pr¨®xima semana, el presidente del decisivo comit¨¦ de Finanzas del Senado, Max Baucus, dar¨¢ a conocer, con o sin apoyo de la oposici¨®n republicana, el proyecto de ley que puede llegar a ser el definitivo. Se trata de un texto que, como el discurso de Obama, busca el consenso en el centro, ignorando los deseos de la izquierda de darle al Estado el papel central en la atenci¨®n sanitaria y desoyendo las presiones de la derecha para ampliar el terreno de los seguros privados o dejar las cosas como est¨¢n.
Esto ¨²ltimo ha sido lo que, ante las gigantescas dificultades, ha acabado ocurriendo cada vez que se ha intentado esta misma batalla. No parece que vaya a suceder esta vez. "No soy el primer presidente que afronta esta causa", record¨® Obama, "pero estoy decidido a ser el ¨²ltimo". "El mantenimiento del estatus quo no es posible, no esta vez".
Muchos detalles del proceso legislativo quedan a¨²n por resolver. La lucha pol¨ªtica dentro del Partido Dem¨®crata tampoco se puede dar por terminada. Mucho menos se ha eliminado el rechazo de los republicanos, que no han cambiado de posici¨®n tras la sesi¨®n extraordinaria del mi¨¦rcoles por la noche en el Capitolio. Pero la intervenci¨®n del presidente, que detall¨® los principales aspectos de su propuesta y advirti¨® apasionadamente sobre su urgencia, ha conseguido resituar el debate en un terreno en el que se hace visible un final feliz.
En primer lugar, porque Obama elev¨® la discusi¨®n a la categor¨ªa que realmente tiene, la de la responsabilidad moral de la sociedad con los 47 millones de norteamericanos sin cobertura sanitaria y con otros muchos millones que sufren las condiciones abusivas de las compa?¨ªas de seguros. "Somos la ¨²nica democracia avanzada sobre la Tierra, la ¨²nica naci¨®n rica que permite ese trato para millones de sus ciudadanos", record¨® Obama.
En segundo lugar, el discurso sirvi¨® para desmentir algunos de los bulos desatados durante el verano por los enemigos de la reforma -el m¨¢s escandaloso, respaldado por Sarah Palin, era el del consejo de funcionarios que deb¨ªa decidir cu¨¢ndo se pon¨ªa fin a la vida de los ancianos enfermos- y para dejar claro qu¨¦ piensa el presidente en esta materia, esencialmente que no tiene intenci¨®n de socializar la medicina.
Una mayor¨ªa de norteamericanos, aparentemente, le ha cre¨ªdo. El n¨²mero de personas que respaldan la reforma subi¨® del 53% al 67%, seg¨²n un sondeo hecho por la cadena CNN entre quienes siguieron el discurso por televisi¨®n, aunque estas cifras deben de ser matizadas por el hecho de que hab¨ªa un predominio de votantes dem¨®cratas ante las pantallas.
La principal asociaci¨®n de m¨¦dicos y el grupo mayoritario entre las enfermeras respaldaron tambi¨¦n al presidente. Un portavoz del colectivo de las aseguradoras declar¨® que este plan deja espacio para trabajar junto al Gobierno. Otros muchos comentaristas y expertos elogian la intervenci¨®n de Obama, aunque detectan algunas lagunas y contradicciones, particularmente en lo que se refiere a la financiaci¨®n del plan.
El presidente dijo que costar¨¢ 900.000 millones de d¨®lares en 10 a?os y que no aportar¨¢ ni un c¨¦ntimo al d¨¦ficit nacional puesto que todo ser¨¢ financiado con recursos procedentes del ahorro generado por la correcci¨®n del despilfarro. Pese a sus enormes carencias, Estados Unidos dedica a la atenci¨®n sanitaria casi el doble que cualquier pa¨ªs occidental.
Esa preocupaci¨®n, el coste del plan, era ayer uno de los principales argumentos de los republicanos para rechazar el proyecto de la Casa Blanca. "Las matem¨¢ticas no cuadran", dijo el senador John McCain. "He visto muy poco en este plan que contribuya a reducir gastos. No podemos dejar otro bill¨®n de d¨®lares de deuda a las siguientes generaciones". El segundo motivo de oposici¨®n republicana es el exceso de intervenci¨®n por parte del Estado. "Es mucho Gobierno, el mismo producto vendido por otro vendedor", manifest¨® el l¨ªder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell.
La estrella de la noche entre la oposici¨®n fue, no obstante, el representante por Carolina del Sur Joe Wilson, quien, violando un protocolo largamente respetado, interrumpi¨® la alocuci¨®n del presidente con el grito de "?mentiroso!". Ayer pidi¨® p¨²blicamente disculpas por lo que ¨¦l mismo calific¨® como "falta de civismo".
Pese al clima de pasi¨®n que ha dominado desde el primer d¨ªa este debate y que rein¨® el mi¨¦rcoles en el hemiciclo, Obama trat¨® de trazar puentes con la oposici¨®n. Hizo suyas dos propuestas defendidas hasta ahora por los republicanos, entre ellas una del propio McCain, y se ofreci¨® a incorporar todo aquello que pueda servir para mejorar la reforma. Pero parece haber asumido que no va a encontrar mucha colaboraci¨®n y que tendr¨¢ que sacar adelante su proyecto s¨®lo con los votos dem¨®cratas. "Voy a estar abierto a otras ideas, pero no voy a perder el tiempo", advirti¨®, "con los que han hecho el c¨¢lculo de que la mejor pol¨ªtica para ellos es matar este plan".
Despu¨¦s de este discurso puede hablarse ya, en efecto, de un plan Obama para la reforma sanitaria. Estos son algunos de sus principales ingredientes:
- Cobertura universal. S¨®lo quedar¨¢n fuera del sistema los inmigrantes ilegales, que se calcula que son unos 12 millones del total de 47 sin cobertura actualmente. Los j¨®venes y los trabajadores aut¨®nomos estar¨¢n obligados a tener seguro.
- Participaci¨®n del Estado. El Gobierno promover¨¢ una opci¨®n p¨²blica para garantizar la cobertura universal, pero s¨®lo como ¨²ltima soluci¨®n para aquellos que no puedan acceder al seguro privado. El seguro p¨²blico tendr¨¢ que ser, adem¨¢s, autosuficiente; no podr¨¢ concluir sus ejercicios con d¨¦ficit que no pueda cubrir con sus propios clientes. Por supuesto, nadie estar¨¢ obligado acogerse a esta opci¨®n. Se calcula que no m¨¢s de un 5% de norteamericanos lo har¨ªa.
- Control sobre las aseguradoras. El principal objetivo del plan es mejorar el sistema de seguro privado, aumentando la competencia y sometiendo a las compa?¨ªas a un serio escrutinio para que no puedan rechazar pacientes por condiciones m¨¦dicas pre existentes ni darles de baja cuando tienen una enfermedad grave.
- Respeto a las condiciones actuales. Nadie estar¨¢ obligado a cambiar su seguro actual, ni de compa?¨ªa ni de m¨¦dico.
- Nadie se quedar¨¢ sin seguro por perder el trabajo. Un grupo de aseguradoras subvencionada por el Estado se encargar¨¢ de dar cobertura a los trabajadores que queden desprotegidos cuando son despedidos.
- Atenci¨®n a los jubilados. Obama asegur¨® que no se reducir¨¢ en lo m¨¢s m¨ªnimo el actual programa de cobertura p¨²blica a los pensionistas (Medicare) para pagar la opci¨®n p¨²blica, desmintiendo lo que era uno de los principales motivos de angustia entre los mayores.
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