Los dos Portugal, cara a cara
El socialista Jos¨¦ S¨®crates y la conservadora Manuela Ferreira Leite, rivales en las elecciones del d¨ªa 27, representan las visiones pol¨ªticas opuestas del pa¨ªs
"Son tan parecidos como los polos opuestos de una bater¨ªa", opina la revista Visao en un amplio reportaje sobre los dos principales candidatos de las elecciones legislativas portuguesas del 27 de este mes. El abismo entre el socialista Jos¨¦ S¨®crates (actual primer ministro) y la conservadora Manuela Ferreira Leite, l¨ªder de la oposici¨®n, es m¨¢s profundo que los 17 a?os de diferencia entre ambos. ?l acaba de cumplir 52 a?os; ella tendr¨¢ 69 en diciembre. En esta primera fase de la campa?a cada uno en su papel se dedica a acentuar aquello que les separa.
?l va de colega; ella, de se?ora decimon¨®nica. ?l habla de un Portugal moderno, abierto y tolerante; ella, de la familia y el matrimonio como pilares de la sociedad. ?l cultiva un buen aspecto f¨ªsico compatible con el atractivo de la madurez; ella no parece angustiada por la imagen, para desconsuelo de sus asesores. Los caricaturistas lo tienen f¨¢cil: el progre y la facha.
?l habla de aborto y matrimonio gay; ella, de la familia como pilar social
En la pr¨¢ctica, sobre todo en pol¨ªtica econ¨®mica, las discrepancias menguan, pero estamos en campa?a y hay que marcar territorio. Uno de los dos ser¨¢ el pr¨®ximo jefe de Gobierno. Ning¨²n otro candidato tiene posibilidades de hacerles sombra, a pesar de que hay tres (Jer¨®nimo de Sousa, del Partido Comunista; Francisco Lou?¨¢, del Bloco de Esquerda, y Paulo Portas, del Partido Popular) que obtendr¨¢n un caudal de votos nada despreciable que tendr¨¢ su importancia en negociaciones poselectorales. Pero estos comicios son cosa de dos, todo el mundo lo sabe, y los favoritos se dedican a plantear la contienda en estos t¨¦rminos.
Jos¨¦ S¨®crates Carvalho Pinto de Sousa, candidato del Partido Socialista (PS), y Manuela Ferreira Leite, del Partido Social Dem¨®crata (PSD), tienen or¨ªgenes, formaci¨®n y trayectoria tan distintas como distante es su visi¨®n del mundo. ?l tuvo un t¨ªo-bisabuelo republicano, ella tuvo un bisabuelo ministro de la monarqu¨ªa. Ni en f¨²tbol se ponen de acuerdo: ¨¦l es del Benfica; ella, del Sporting. El primer ministro defiende el matrimonio homosexual y el aborto; la candidata de la oposici¨®n entiende la familia como base de procreaci¨®n. Hay que hurgar para encontrar puntos en com¨²n, divorciados los dos, extremadamente sensibles a las cr¨ªticas, y con radical aversi¨®n a los medios de comunicaci¨®n.
Despu¨¦s de la fracasada revoluci¨®n de abril de 1974, el PS y el PSD se han repartido sucesivamente el poder. Hasta hoy. Nunca sus l¨ªderes hab¨ªan estado tan distanciados, a pesar de que Ferreira Leite es la primera mujer que dirige un partido en Portugal y aspira a la jefatura del Gobierno. La se?ora pertenece al sector m¨¢s conservador del PSD, af¨ªn al presidente de la Rep¨²blica, An¨ªbal Cavaco Silva. S¨®crates, por su parte, representa el reformismo socialdem¨®crata vestido de modernizador. Con una personalidad m¨¢s agresiva y carism¨¢tica que la de su adversaria.
En los debates de precampa?a, el primer ministro se ha fogueado con rivales correosos como el derechista Paulo Portas, del Partido Popular, o el izquierdista Lou?¨¢. La principal candidata de la oposici¨®n afronta una semana intensa, que concluir¨¢ el s¨¢bado, v¨ªspera del comienzo oficial de la campa?a, con un cara a cara con Jos¨¦ S¨®crates, en el debate m¨¢s esperado. Ferreira Leite tuvo el lunes algo m¨¢s que un desliz en Madeira, del que sus rivales han sacado punta. Arropada por el presidente regional, Alberto Jo?o Jardim, un caudillo de su mismo partido que gobierna la isla desde hace 30 a?os, la candidata del PSD declar¨® que en Madeira no hay asfixia democr¨¢tica, y que s¨ª la hay en el continente. Y a?adi¨® que periodistas, empresarios y miembros de la sociedad civil portuguesa sufren alg¨²n tipo de chantaje. El Gobierno de Madeira est¨¢ acusado de autoritario y falta de transparencia, y su presidente regional se caracteriza por despreciar a sus adversarios pol¨ªticos.
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