El diablo, probablemente
El two-hander (mano a mano) es casi un g¨¦nero (literario, teatral, cinematogr¨¢fico) en s¨ª mismo, no en vano los anglosajones lo bautizaron con ese nombre. Un g¨¦nero con reglas propias, inmutables. Un personaje, por lo general misterioso, quiere algo de otro. Buena parte del inter¨¦s de la trama (desde Zoo Story hasta La huella) radica en averiguar qu¨¦ es lo que quiere y c¨®mo va a conseguirlo. Al principio el di¨¢logo tiende a ser vivaz, casi en clave de comedia. El personaje que irrumpe tambi¨¦n tiene un t¨¦rmino que le define, como el clown y el augusto en el circo: the smiler with the knife under the cloak, el que sonr¨ªe mientras oculta un cuchillo bajo el abrigo. Poco a poco, la trama se oscurece y la inquietud avanza hasta alcanzar un punto sin retorno. Y luego hay una inversi¨®n de roles. El que pensabas que era de un modo es de otro, y viceversa. La pieza suele culminar en una nueva sorpresa. Sorpresas relativas, porque, de puro inmutables, las reglas permiten adivinar buena parte de los puntos de giro, como dir¨ªa un guionista. Cosm¨¦tica del enemigo (Cosmetique de l'ennemi, 2001), la novela de Am¨¦lie Nothomb, encaja plenamente en los paradigmas del g¨¦nero. Y en una subsecci¨®n un tantico frecuentada: la senda que comienza en William Wilson y El Horla y llega, pongamos, hasta El club de la lucha, de Palahniuk. Pero eso, aunque un poco molesto, quiz¨¢s sea lo de menos. La originalidad argumental cede paso a la creaci¨®n de personajes y a la brillantez del di¨¢logo, salpimentado de paradojas y vericuetos sorprendentes. Como los libros de Javier Tomeo, su t¨ªo ma?o (Amado monstruo, El castillo de la carta cifrada), Cosm¨¦tica del enemigo ped¨ªa a gritos una adaptaci¨®n teatral. Tras una gira por media Espa?a, la versi¨®n firmada y dirigida por Jos¨¦ Luis S¨¢iz ha llegado al Borr¨¢s barcelon¨¦s y a partir del 8 de octubre se ver¨¢ en Madrid, en el Fern¨¢n-G¨®mez. Situaci¨®n: dos tipos se encuentran en un aeropuerto. El augusto, J¨¦r?me Angust, tiene mucho de angustiado y lo interpreta Jos¨¦ Pedro Carri¨®n. El clown (o smiler) se llama Textor Texel. Ese extra?o nombre aliterante oculta (o revela) a un tejedor de tramas y corre a cargo de Jes¨²s Castej¨®n. La clave de la historia est¨¢ en su t¨ªtulo. Cosm¨¦tica alude, obviamente, a maquillaje, ocultaci¨®n, enga?o. Y Textor no para de hablar del Enemigo. El enemigo interior, aquel que "desde dentro, destruye todo lo que vale la pena. El que saca a la luz tu bajeza y la de tus amigos. El que, en un d¨ªa perfecto, encontrar¨¢ una excelente raz¨®n para que te tortures". O sea, lo que el se?or Freud defini¨® como Super Yo tir¨¢nico. Se?alemos tambi¨¦n que el Enemigo, en la Biblia, es uno de los nombres del diablo. Al principio, el parlanch¨ªn Textor parece una criatura de Francis Veber: el protagonista de L'emmerdeur, por ejemplo. Luego se calificar¨¢ de jansenista en su peor faceta: un elegido para la condenaci¨®n. Ah, es la mejor excusa para un psic¨®pata dionisiaco: hago lo que me rota porque me espera el fuego eterno. Textor (o TT) es la gran creaci¨®n de Nothomb: su ni?o bonito, nunca mejor dicho. Porque como todos los cr¨ªos perversos y sin barreras lo quiere todo, lo quiere ya, y acaba ocupando todo el espacio. El amo del texto es Textor, pero eso supone un problema para Carri¨®n, un primer actor cuyo personaje acaba teniendo poca tela que cortar. Escasas reacciones disponibles en la primera parte: las que van del "pero qu¨¦ co?azo es usted" a "pero qu¨¦ cabr¨®n es usted". En la segunda le queda, desde luego, la lucha para desasirse de la telara?a, donde hace gala de sus mejores talentos, y el momentazo de la revelaci¨®n final, del reconocimiento, donde, en mi opini¨®n, muestra una cierta e innecesaria afectaci¨®n. En plata: Cosm¨¦tica es una volea servida para Jes¨²s Castej¨®n. Servida pero conquistada l¨ªnea a l¨ªnea, ojo. Castej¨®n se ha lanzado al cuello de su primer protagonista absoluto, y lo sirve con su ampl¨ªsima panoplia de recursos. Autoridad esc¨¦nica, convicci¨®n, gracia a raudales. Dicci¨®n di¨¢fana y gestualidad controlada, sin un solo estrambote. Lo mejor (del texto y del espect¨¢culo) es 1) el tr¨¢nsito, estupendamente modulado, del inicial tono de comedia a la instalaci¨®n en el horror; 2) la avasalladora presencia de TT, un monstruo perfecto que Anouilh o Vitrac no hubieran desde?ado firmar, y 3) la desoladora ausencia de Isabelle, la v¨ªctima. Nothomb (y Castej¨®n y Carri¨®n) nos hacen ver esa falta, ese agujero negro, esa terrible historia de violaci¨®n y asesinato. En pocas obras logra dibujarse un personaje invisible con tanta claridad y tanta potencia emocional. Sobra, a mi modo de ver, una frase peligrosamente justificatoria: "Matamos siempre lo que amamos", dice TT, citando una de las mayores chorradas de Wilde. Seg¨²n ese axioma, Hitler orden¨® el Holocausto porque amaba a los jud¨ªos. Y quienes acaban con sus parejas las adoraban un mont¨®n. TT no necesita ese clich¨¦ baboso. Cierro con dos preguntas, una para los que ya conocen texto y espect¨¢culo, y la otra para el adaptador. Primera: ?ustedes se tragan que Angust no haya visto antes a TT y que se lo encuentre por primera vez en ese aeropuerto, despu¨¦s de todo lo que ha pasado y lo que pasar¨¢? Segunda: el final. Ya me imagino que el remate de la novela tiene dif¨ªcil traducci¨®n esc¨¦nica, pero Cosm¨¦tica es una funci¨®n sobre la culpa y el castigo. No hay redenci¨®n posible. No s¨®lo por la pauta jansenista, es que la l¨®gica de este tipo de narraciones lo impide. TT ha venido al mundo, dig¨¢moslo as¨ª, para revelar una enfermedad y curarla de la manera m¨¢s radical posible. No hay curaci¨®n confesional. Puede haberla durante un ratito, pero, desenga?¨¦monos, se desvanecer¨¢ a la ma?ana siguiente o, peor, a la noche siguiente. Angust s¨®lo podr¨ªa decir lo que le hace decir el se?or S¨¢iz en el caso de necesitar urgentemente un taxi. Hay tiempo, sugiero, de corregir ese final, de ser fiel al texto y a Am¨¦lie Nothomb, que no s¨¦ si se sentir¨ªa muy feliz con esa propuesta. A fin de cuentas, si el adaptador lo ha llevado en esa direcci¨®n bien puede girar otra vez el volante y restituirle al texto su sentido original.
Jes¨²s Castej¨®n se ha lanzado al cuello de su primer protagonista absoluto, y lo sirve con su ampl¨ªsima panoplia de recursos
Cosm¨¦tica del enemigo, de Am¨¦lie Nothomb. Direcci¨®n: Jos¨¦ Luis S¨¢iz. Int¨¦rpretes: Jes¨²s Castej¨®n, Jos¨¦ Pedro Carri¨®n. Teatro Borr¨¢s. Barcelona. Hasta el 27 de septiembre. Teatro Fern¨¢n-G¨®mez. Madrid. Del 8 de octubre al 1 de noviembre.
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