"En Estados Unidos adoran el ¨¦xito; en Inglaterra lo odian"
Aunque sea por una sola vez, arrancar la conversaci¨®n con Isabel Fonseca aludiendo a su famoso marido viene justificado por razones de cortes¨ªa. La escritora y periodista neoyorquina nos recibe en el amplio y exquisito sal¨®n de su casa del norte de Londres con el gesto algo fatigado, la secuela de una "peque?a fiesta" familiar celebrada aqu¨ª la v¨ªspera con motivo del 60? cumplea?os de Martin Amis. La prensa brit¨¢nica ha dado cumplida cuenta de la efem¨¦ride, una excusa para imprimir otra vuelta de tuerca a este autor brit¨¢nico tan reconocido por su obra como cuestionado a ra¨ªz de sus controvertidas opiniones sobre el mundo de hoy. Fonseca integra la otra mitad de la pareja m¨¢s glamourosa de la ¨¦lite literaria londinense y, como tal, la publicaci¨®n en el mercado anglosaj¨®n de su novela V¨ªnculo (2008) -que edita Anagrama en Espa?a- le procuraba una atenci¨®n medi¨¢tica de la que disfrutan pocos autores de ficci¨®n primerizos. Una ventaja pero al tiempo un pesado equipaje.
"No tem¨ªa su influencia, porque es tan particular que no podr¨ªas emularlo aunque quisieras", dice de su marido, Martin Amis
"La escritura y la edici¨®n son dos actividades muy diferentes, casi opuestas. La primera es un acto privado, que haces por ti misma ajena a influencias, y lo otro se convierte en un acontecimiento p¨²blico en el que realmente no tienes la palabra", subraya distanci¨¢ndose de la presi¨®n que entra?a la invariable etiqueta de "la se?ora Amis". Colaboradora habitual de importantes publicaciones a ambos lados del Atl¨¢ntico, el nombre de Fonseca brilla por derecho propio gracias a un magn¨ªfico libro sobre los c¨®digos de la cultura roma (Enterradme de pie. La odisea de los gitanos, 1995, reeditado por Anagrama), traducido a una veintena de lenguas. Trece a?os mediaron entre aquel trabajo en la mejor tradici¨®n de la antropolog¨ªa de campo y su primera novela. "Por muy diferentes que parezcan, creo que mis dos libros son una continuidad, para m¨ª encarnan una ¨²nica voz", dice sobre ese tr¨¢nsito, si bien admite que la ficci¨®n "te expone y te exige m¨¢s a la hora de ganarte un lugar".
V¨ªnculo es la ¨¢cida y al tiempo humor¨ªstica disecci¨®n de una pareja de largo recorrido, de las ansiedades que acompa?an a la edad madura y al inevitable declive f¨ªsico, relatada con una pluma elegante y mordaz que revela la habilidad de la autora para el retrato humano. Al encarar ese trabajo, Fonseca no se sinti¨® intimidada por la talla literaria de su compa?ero "ni tampoco tem¨ªa su influencia, porque Amis es tan particular que no podr¨ªas emularlo aunque quisieras". Frente a la tentaci¨®n de comparaciones subraya que "el oficio de escribir no es competitivo, eso es una invenci¨®n de la prensa en general, porque en la realidad est¨¢s sola en tu habitaci¨®n y realmente no importa con qui¨¦n est¨¦s casada".
El t¨ªtulo en ingl¨¦s de su novela, Attachment, entra?a un doble significado que no resulta tan obvio en su traducci¨®n al espa?ol. Alude a los v¨ªnculos familiares, sentimentales y emocionales, pero tambi¨¦n a ese "archivo adjunto" tan habitual en el tr¨¢fico de mensajes por Internet, y que en el libro ejerce de desencadenante de la trama. Jean Hubbard es una americana que firma una columna sobre temas de salud, casada desde hace dos d¨¦cadas con un brillante creativo publicitario brit¨¢nico. Mientras su hija permanece al cuidado del domicilio familiar en Londres, la pareja ha emprendido un a?o sab¨¢tico en una isla del ?ndico, ed¨¦n paradisiaco y conjura de las rutinas habituales del trabajo y el matrimonio. La protagonista intercepta por error una carta dirigida a su marido que le conduce a una cuenta secreta de correo digital y a ese attachment que descoloca los pilares de su mundo: el mail regala las im¨¢genes pornogr¨¢ficas de una joven y sugiere una aventura extramarital de Mark.
En alg¨²n despacho editorial el personaje de Jean fue tildado de "poco feminista" (opini¨®n muy cuestionable cuando se avanza en la narraci¨®n), porque, en palabras de Fonseca, "quer¨ªan que fuera heroica, que se enfrentara a su marido" tras el desconcertante descubrimiento. En su lugar, la protagonista opta por suplantar la personalidad de Mark, iniciando su propia correspondencia sexual con esa amante que responde al nombre de Giovana. El tono tragic¨®mico de esos episodios constituye uno de los logros del libro.
Si el material literario de V¨ªnculo no corresponde tan s¨®lo a la imaginaci¨®n de la escritora es una cuesti¨®n que suscitan los rasgos autobiogr¨¢ficos de su criatura ficticia. Jean est¨¢ a punto de cumplir los 46 a?os, los mismos que tiene Fonseca, ambas son naturales de Nueva York, comparten direcci¨®n en el barrio londinense de Candem y en alg¨²n momento pusieron tierra de por medio para irse a otro lugar. (Fonseca y Amis vivieron en Uruguay entre enero de 2004 y septiembre de 2006). "Por supuesto que estaba interesada en escribir sobre las preocupaciones de una mujer de mi edad y creo que, como en toda la escritura, eso implica la proyecci¨®n de las propias ansiedades. No digo que escribir sea una terapia, pero es una forma de desarrollar ideas deshilvanadas", tercia Fonseca. Ni busc¨® ni evit¨® los paralelismos. Precisa, sin embargo, que su "esp¨ªritu" es muy diferente del de la ingenua Jean y que en general reh¨²ye identificarse con sus personajes, como tampoco pretende que lo haga el lector, porque "lo importante es que trate de desentra?ar lo que el escritor quiere decir".
La curiosidad por establecer concomitancias entre las dos mujeres (la real y la novelesca), y por extensi¨®n de sus respectivos maridos, nace de la fascinaci¨®n que la pareja Fonseca-Amis ejerce en el Reino Unido desde que cruzaran sus caminos hace ya tres lustros. Su relaci¨®n se convirti¨® en la comidilla del mundillo literario londinense cuando el otrora enfant terrible de las letras inglesas rompiera con su primera mujer, la acad¨¦mica americana Antonia Phillips, con quien ten¨ªa dos hijos peque?os. Tambi¨¦n acab¨® plantando a su agente literaria, Pat Kavanagh, esposa del entonces amigo Julian Barnes. Los dos escritores no volvieron a hablarse. Al igual que hicieran las cr¨®nicas de la ¨¦poca al relatar aquella doble ruptura, en tiempos m¨¢s recientes se ha vuelto a sugerir la influencia de Isabel Fonseca -por su condici¨®n de jud¨ªa americana- en el escoramiento de Amis hacia posiciones muy controvertidas sobre el peligro isl¨¢mico o el sesgo antiamericano entre sus conciudadanos. Inquirida al respecto, elude todo comentario sobre las opiniones de Amis, aunque confirma sin problemas las suyas propias que detectan un estado de ¨¢nimo contrario a Israel en cierto sector del progresismo brit¨¢nico ("empec¨¦ a pensar as¨ª cuando vine a vivir a este pa¨ªs"). Su apostilla sobre tanta controversia, no obstante, sugiere una lectura de diferente calado: "En Estados Unidos adoran el ¨¦xito; aqu¨ª lo odian".
Lleva media vida instalada en las islas brit¨¢nicas, desde que aquella joven guapa, culta y rica recalara en la Universidad de Oxford, tras graduarse en Columbia, para estudiar filosof¨ªa, pol¨ªticas y econ¨®micas. Nacida y criada en un universo art¨ªstico y privilegiado, es la peque?a de los cuatro hijos del gran escultor uruguayo Gonzalo Fonseca y la pintora americana Elizabeth Kaplan, adem¨¢s de nieta por parte materna de un magnate de los zumos. "Lo mejor de crecer en aquel entorno fue la noci¨®n de que pod¨ªas ganarte la vida haciendo lo que te gustaba", rememora de su ni?ez y juventud en Nueva York. Sobre la mesa de caf¨¦ reposa el cat¨¢logo que el IVAM dedic¨® en 2003 a su hermano Caio Fonseca, cuyas obras exhiben grandes museos como el Metropolitan o el Whitney. Las pinturas del artista y las del otro hermano, Bruno (fallecido de sida en 1994), acaparan las paredes del sal¨®n, tambi¨¦n forrado de estanter¨ªas de libros y con el toque delicioso de una m¨¢quina de mill¨®n antigua.
Isabel es la ¨²nica que no sigui¨® los pasos art¨ªsticos de sus padres (su hermana Quina es dise?adora), a pesar de la propia admisi¨®n de poseer "mejor ojo" que ese "o¨ªdo" tan esencial, a su entender, en un buen escritor. ?Por qu¨¦ se decant¨® entonces por la senda literaria? "Me eligi¨®, no lo eleg¨ª yo, se cruz¨® en mi camino". Fonseca enlaz¨® los tiempos de Oxford con una sucesi¨®n de trabajos en la editorial Bloomsbury, las colaboraciones con varios medios brit¨¢nicos y su apreciada labor en el suplemento literario de The Times. En 1991 se embarcaba en un recorrido de cuatro a?os por los pa¨ªses de la Europa ex comunista, de convivencia con sus comunidades gitanas, que se tradujo en el ¨¦xito internacional de Enterradme de pie. Durante los a?os sucesivos, sigui¨® escribiendo en numerosas publicaciones, particip¨® en un libro homenaje a su hermano Bruno y tuvo dos hijas con Amis. La salida de un nuevo libro se dilat¨® hasta 2008.
V¨ªnculo surgi¨® de la idea de escribir un relato corto sobre el robo de identidad que, finalmente desarrollada en novela, se erige en una reflexi¨®n sobre cu¨¢n enigm¨¢ticos pueden resultar entre s¨ª los miembros de una pareja, aunque se trate de un matrimonio aparentemente s¨®lido. La aparici¨®n de Giovana fuerza a la protagonista a mirar con otros ojos no s¨®lo a su marido, sino a s¨ª misma. A las decisiones del pasado que moldearon su vida, a las inseguridades con el propio cuerpo ya maduro, porque el ideal de la juventud y belleza femenina, sentencia Fonseca, est¨¢ sobrevalorado "de una forma insana". Los intercambios internautas sumergen a Jean en el lado m¨¢s obsceno de Internet, en el descubrimiento de la recompensa solitaria de la pornograf¨ªa o en la experiencia tan mortificante como placentera de una noche de sexo salvaje.
Toda fantas¨ªa se desvanece cuando el personaje debe encarar los resultados inciertos de unos an¨¢lisis m¨¦dicos y la enfermedad de su padre. Fonseca coincide en que el paso del tiempo, c¨®mo encaramos el hecho de envejecer, es una de las cuestiones principales en el trasfondo del libro. El relato destila un sentimiento de nostalgia, la necesidad de "revisitar los valores de juventud", en palabras de la autora, cuando la protagonista regresa a su Nueva York natal. Si Fonseca comparte esa morri?a no lo confiesa exactamente durante la entrevista, aunque s¨ª manifiesta contundente: "No quiero vivir siempre en el Reino Unido". Lo explica en un ingl¨¦s que no ha perdido su marcado acento americano a lo largo de todos estos a?os. Puntea la conversaci¨®n con algunas expresiones y palabras en espa?ol, la lengua paterna que dice no dominar como desear¨ªa.
Apenas lo practica desde la etapa vivida en Uruguay, dos a?os y medio durante los cuales se entrevist¨® con allegados de los desaparecidos bajo la dictadura militar para escribir un libro con el que en su momento no se atrevi¨®. Una parte de su familia sufri¨® la represi¨®n, y se sent¨ªa demasiado implicada: "Es un pa¨ªs tan peque?o que todo el mundo se conoce y tiene una relaci¨®n personal con los dos lados del drama". Ahora est¨¢ decidida a regresar al tema con una nueva obra de ficci¨®n en la que est¨¢ trabajando sobre la amistad de dos mujeres en aquella dura d¨¦cada de los setenta. No quiere revelar m¨¢s detalles porque entonces "la historia muere contigo".
Su rinc¨®n de escritora est¨¢ en el ¨²ltimo piso de la casa familiar, "el lugar m¨¢s lejano que puedo conseguir" del estudio de Martin Amis, ubicado en una caba?a del jard¨ªn. Fonseca define la convivencia de los dos escritores como "una soledad compartida", una suerte de apoyo mutuo cuando cada uno est¨¢ encerrado en su propio universo. "Volcarte en un libro es tan absorbente que acabas viviendo con esa otra gente que es ahora tu verdadera familia, y quienes te rodean tienen que pagar un precio. Intento proteger de ello a mis hijos, pero no puedo imaginarme estar casada con una persona que saliera de la oficina a las siete de la tarde... Martin entiende mejor que nadie que, adem¨¢s de esposa y madre, soy escritora". Sobre su debut en la novela explica que no dio a leer V¨ªnculo a su marido hasta despu¨¦s de terminarla, "y tampoco fue la primera persona". Cuando a?ade enigm¨¢ticamente que "quer¨ªa que le gustara, pero ?qui¨¦n sabe?", se impone preguntarle si realmente desconoce el veredicto de Martin Amis: "Bueno, no es una persona que desvele f¨¢cilmente sus sentimientos, pero me dio muy buenas notas porque es un lector muy inteligente".
V¨ªnculo. Isabel Fonseca. Traducci¨®n de Eva Almaz¨¢n. Anagrama. Barcelona, 2009. 392 p¨¢ginas. 19,50 euros. En catal¨¢n: Vincle. Traducci¨®n: Joan Punt¨ª. Emp¨²ries. Barcelona, 2009. 320 p¨¢ginas. 19,50 euros. Enterradme de pie. Isabel Fonseca. Traduci¨®n de Jos¨¦ Manuel ?lvarez Fl¨®rez. Anagrama. Barcelona, 2009. 392 p¨¢ginas. 19,50 euros.
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