La Vuelta se constipa
La lluvia y el fr¨ªo atenazan una prometedora etapa que gana el joven irland¨¦s Deignan
Andaba la Vuelta huyendo de los aguaceros y del fr¨ªo y acab¨® pill¨¢ndole el general invierno a la salida de Talavera de la Reina, camino de ?vila. Lluvia y fr¨ªo que anunciaban peligro en los descensos, es decir, peligro para el l¨ªder, es decir, amenaza de Samuel S¨¢nchez y la muchachada de Euskaltel en el pen¨²ltimo intento por derrocar a Alejandro Valverde antes de la contrarreloj de Toledo ma?ana. Fue imposible. La lluvia y el fr¨ªo, a estas alturas de la carrera, son dos enemigos demasiado poderosos para cualquier intento de alterar el orden. As¨ª que hecha la fuga, ¨¦sa que tanto agradece el Caisse d'?pargne, todo qued¨® a la espera del Alto Mediano, un puerto de segunda categor¨ªa muy corto, descarnado (una riada destroz¨® la zona hace unos a?os) y con cuatro kil¨®metros finales a modo de pared. Los ciclistas se retorc¨ªan, parec¨ªa que no andaban, algo as¨ª como las secuencias fotogr¨¢ficas del primer cine, entrecortadas. Un espect¨¢culo de dolor intenso y corto que por momentos parec¨ªa que pod¨ªa tirar alg¨²n ciclista al suelo incapaz de sobreponerse a la pendiente.
Fue un instante, especialmente para los 16 fugados. Cada cual sufr¨ªa como pod¨ªa. Por detr¨¢s tampoco pas¨® nada, m¨¢s que el dolor de piernas que supone siempre ascender esas peque?as paredes. Tan lejos de la meta, no sirven para ganar la etapa, ni para alterar el orden establecido, pero duelen igual y ponen ese tono ¨¦pico que el ciclismo no puede perder. El equipo del l¨ªder aceler¨® la marcha para evitar sorpresas. El Euskaltel intent¨® despu¨¦s poner su ritmo en busca de alguna emboscada, pero ni las subidas ni los descensos eran propicios para romper un plato.
Y todo transcurri¨® con normalidad. La fuga iba a prosperar en cuanto por detr¨¢s el pelot¨®n regularizase la situaci¨®n y decidiese tomarse un respiro, caminito de ?vila, donde esperaba un sirimiri, un poquito de pav¨¦s y una subida final. Estaba claro que las hostilidades entre los 16 escapados deb¨ªan producirse en el ¨²ltimo puerto. Atac¨® Gilbert, precipitadamente, y se fundi¨®. Despu¨¦s se sucedieron las escaramuzas, el juego de enga?os y realidades, hasta que Kreuziger y Deignan rompieron el grupito y se marcharon para ?vila con un golpe de pedal magn¨ªfico. El resto sucumbi¨® al instante. El juego acab¨® con un error descomunal de Kreuziger. O calcul¨® mal su ¨²ltimo ataque o ten¨ªa m¨¢s fuerza mental que f¨ªsica. Atac¨® al joven Deignan, un irland¨¦s curtido en Francia, y se fundi¨® como la manteca en la sart¨¦n. Deignan ni tuvo que sprintar. Le bast¨® con pasar por delante y saludar en la l¨ªnea de meta.
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