Clientelismo digital

El Congreso de los Diputados convalid¨® ayer el decreto ley que regula la Televisi¨®n Digital Terrestre de pago, aprobado en un Consejo de Ministros extraordinario -dedicado a la crisis econ¨®mica- que se celebr¨® el pasado mes de agosto. El debate en el Parlamento permiti¨® constatar los aspectos m¨¢s negativos del desprop¨®sito promovido por el ministro de Industria, Miguel Sebasti¨¢n, quien, a trav¨¦s de un procedimiento excepcional, introduce m¨¢s desorden en un sector, el audiovisual, necesitado de una ley global, y olvida el perjuicio que la medida causa en los consumidores. Incluso los grupos que votaron a favor de convalidar la medida -CiU y ERC- criticaron la utilizaci¨®n del decreto ley, un recurso reservado a situaciones de urgencia. La TDT de pago es un elemento que debe dinamizar nuestro modelo de televisi¨®n y colocar a Espa?a entre los pa¨ªses que disponen de tecnolog¨ªa audiovisual avanzada. Pero para ello es necesario criterio, seriedad y rigor, aspectos que, en este caso, han brillado por su ausencia.

Ante la inexorabilidad del plazo fijado por el Gobierno para el apag¨®n anal¨®gico, los ciudadanos se han visto forzados a adquirir millones de sintonizadores de TDT que ahora deber¨¢n adaptar a la nueva modalidad de pago. El perjuicio econ¨®mico que han padecido no es consecuencia de ning¨²n avance tecnol¨®gico que haya dejado obsoletos los equipos, sino de una decisi¨®n del Gobierno que, sobre la marcha, ha decidido cambiar las reglas de juego. El porqu¨¦ de ese cambio, as¨ª como las razones de la urgencia, es algo que el Gobierno ni ha explicado ni puede explicar sin dejar al descubierto los motivos espurios que le han movido.

El Gobierno tuvo que escuchar ayer de los grupos de oposici¨®n los mismos argumentos que avanz¨® en su d¨ªa el Consejo de Estado en contra de la regulaci¨®n de la TDT de pago por decreto ley. Improvisar una normativa cuando se est¨¢ negociando una ley general para el sector audiovisual es privar a todos -partidos pol¨ªticos, operadores y ciudadanos- de la posibilidad de defender sus leg¨ªtimos intereses. La TDT de pago abre importantes expectativas de desarrollo que desbordan con mucho el reducido marco del f¨²tbol y las retransmisiones deportivas. Tambi¨¦n en esto se ha equivocado el Gobierno, incapaz de ver m¨¢s all¨¢ de sus necesidades, o de las de sus allegados.

En un alarde de desverg¨¹enza, ignorancia o ambas cosas, Sebasti¨¢n proclam¨® ayer: "Se ha resuelto una asignatura pendiente, que era la liberalizaci¨®n de la televisi¨®n de pago. Se ha terminado con 20 a?os de monopolio". Esto lo dice el ministro de un pa¨ªs en el que, desde hace a?os, hay cuatro millones de abonados a no menos de 10 empresas de televisi¨®n diferentes que ofrecen sus contenidos de pago a trav¨¦s de sat¨¦lite, cable o banda ancha. Son datos de la Comisi¨®n del Mercado de las Telecomunicaciones, un organismo que entiende de asuntos que dependen del departamento que dirige el propio Sebasti¨¢n.